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María del Cielo GalindoExalumna del Máster en Estudios Feministas y de Género

“Expuse mi Trabajo de Fin de Máster en quechua para honrar a mi pueblo”

La EHU ha reconocido por primera vez un Trabajo Fin de Máster escrito en quechua, una reivindicación social y cultural liderada por la boliviana María del Cielo Galindo

“Expuse mi Trabajo de Fin de Máster en quechua para honrar a mi pueblo”NTM

La historia de María del Cielo Galindo refleja la lucha de mujeres indígenas por preservar su lengua y sus raíces. Galindo es licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en Bolivia, su país natal. Allí intentó presentar el Trabajo de Fin de Grado en quechua, pero el jurado no sabía el idioma y le rechazaron la propuesta.

En la EHU ha estudiado el Máster en Estudios Feministas y de Género, y su tutora del Trabajo de Fin de Máster, Izaro Gorostidi, le propuso hacer y presentar el trabajo en quechua, su lengua materna. Este reconocimiento allana el camino para que las lenguas minoritarias encuentren su espacio en el ámbito académico y en la sociedad. Desde Bolivia, María del Cielo nos atiende a través de una videollamada para contarnos su experiencia.

¿Qué le trajo a Euskal Herria?

Hice mi licenciatura enfocada en la participación política de las mujeres indígenas de mi comunidad. Sentía que necesitaba profundizar más, pero no tenía tiempo ni recursos para hacer un máster en Bolivia. Busqué opciones de becas y encontré la de Fundación Carolina, que ofrecía un máster en Estudios Feministas y de Género en la EHU. Me postulé y me dieron la beca.

Intentó defender su trabajo en quechua en Bolivia y no le dejaron. ¿Cómo lo vivió?

Quería hacer mi tesis en quechua, mi idioma nativo. Era una forma de honrar la lucha de mi abuela y de otras mujeres indígenas, y hacer memoria. Si no valoramos nuestra lengua, nadie más lo hará. Pero en la universidad de Bolivia me dijeron que por cuestiones logísticas no se podía. Luego empecé otro máster en Bolivia, en una entidad plurinacional, donde pensé que sí lo aceptarían, pero solo me permitieron hacerlo con un apartado, con traducción al castellano. Fue realmente frustrante.

Todo lo contrario que en Euskal Herria, donde sí se le permitió usar su lengua materna.

Sí. Le conté la situación a Izaro, mi tutora, y me propuso hablar con la directora para ver si me permitían exponer mi trabajo en quechua. Me pareció increíble que me dijera que sí. Me sentí completamente realizada.

“He sentido más respeto por mi lengua materna en Euskal Herria que en mi propio país, que dice ser plurinacional”

¿Cómo valora lo sucedido?

Es muy triste. Teóricamente Bolivia es un estado plurinacional que valora las lenguas indígenas, pero en los hechos no hay apoyo real. Argumentan que es complicado porque pocos conocen los idiomas indígenas. En Bolivia se ha avanzado algo con el aimara, sobre todo en universidades públicas, pero con el quechua y otros idiomas es muy difícil. El quechua tiene más apertura en Perú y otros países, pero en Bolivia está muy limitado. Es paradójico que en mi país, que reconoce 36 lenguas, no me dejen usar la mía, y en un país extranjero, sí me den el espacio para hacerlo.

¿Pensó en abandonar la idea de defender su tesis en quechua?

La verdad es que sí. Cuando en Bolivia me rechazaron dos veces pensé que sería imposible. Pero en el fondo siempre tuve la idea de que si en un lugar me negaban, habría otro que valorara las lenguas minoritarias. No pensé que en Euskal Herria me fueran a aceptar, pero cuando me lo propusieron, dije que sí. Fue cuestión de seguir insistiendo.

¿Qué ha supuesto Izaro para ti?

Izaro es una persona muy especial. Conectamos desde el primer momento porque ella también tiene una historia similar con su lengua, el euskera. Me contó que su abuela aprendió castellano a los 17 años, y yo le conté que con mi abuela solo hablo quechua. Ella hizo un doctorado en euskera, y hubo mucha identificación entre nosotras. Su acompañamiento fue fundamental, no solo como tutora, sino como alguien que respetó la cultura de mi pueblo y estuvo dispuesta a aprender.

Mª del Cielo Galindo durante la defensa de su Trabajo de Fin de Máster.

¿Cómo fue hacer el trabajo en quechua y traducirlo luego al castellano?

En quechua me expreso mucho mejor. Escribirlo en castellano me costó más; traducirlo fue todo un desafío. Mi hermano me ayudó a poner el texto en formato académico. Fue un trabajo colectivo.

¿Qué le dijeron sus familiares?

Estaban muy felices, especialmente mis abuelos. En mi defensa de grado no pudieron estar, pero esta vez grabé la defensa en quechua y se la mostré. Fue muy emotivo. Valoraron que nuestra lengua estuviera presente en un espacio académico. Además, soy la primera persona de mi familia que va a la universidad y hace un máster, y eso les llena de orgullo.

¿Se siente más valorada aquí que en Bolivia?

Desde el punto de vista lingüístico, sí. En Euskal Herria hay un abrazo real a las lenguas autóctonas. En mi comunidad también me siento cómoda porque todos hablamos quechua. Pero fuera de ella, en la ciudad, el quechua está mal visto, se asocia con algo negativo. En cambio, si hablas inglés o francés te admiran.

“En Euskal Herria hay un abrazo real a las lenguas autóctonas. En Bolivia están mal vistas, se asocian con algo negativo.En cambio, si hablas inglés o francés te admiran”

¿Qué mensaje le daría a quienes sienten que su lengua no se valora lo suficiente?

Les diría que no se rindan. Existe un colonialismo muy fuerte que hace que lo indígena esté mal visto. Desde pequeña he visto a compañeros negar su lengua. Es fundamental reconocer y valorar nuestras raíces, porque sin la lucha de nuestros ancestros no estaríamos aquí. Preservar la lengua es hacer memoria, es honrar la historia y la resistencia de nuestros pueblos.

¿Cuáles son sus planes de futuro?

Estoy en Bolivia porque una condición de Fundación Carolina es volver para compartir lo aprendido. El panorama es complicado, con una crisis económica y social, y discursos conservadores que resurgen. Me gustaría seguir investigando para no retroceder en derechos. Y busco financiación para hacer un doctorado y trabajo para sostenerme, que no es fácil para jóvenes sin contactos.

¿Piensa volver a Euskal Herria?

Sí, me encantaría regresar. Estoy viendo becas de doctorado en Euskal Herria, aunque por temas migratorios es complicado. Pero volveré, porque allí me sentí identificada con la valorización de lo autóctono, y con la gente que conocí.