“Tenemos un nuevo proyecto que salvará a muchos comercios sin relevo de su cierre”
Arabadendak no tiene dudas de que el relevo generacional es el “problema número 1 en el establecimiento. Ante este oscuro panorama, alumbrará este año un plan de choque
La federación de Asociaciones de Comerciantes locales, de Servicios y de Hostelería de Álava, Arabadendak, con 852 socios, agrupa a 13 agrupaciones alavesas: desde la AFPA (fotógrafos profesionales), Asala (Asesorías) y Artisau (Artesanos) a la de Zona Gorbea.
¿En qué momento se encuentra Arabadendak?
Tenemos muchas tareas que realizar, lo cual es de agradecer, y mucha ilusión también. Creemos que hemos acertado con una serie de proyectos que se repiten cada año porque son bien valorados y dan buenos resultados. Alguno de ellos, concretamente, tiene mucha proyección.
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, hemos hecho un proyecto ad hoc para intentar solucionar el problema de relevo generacional, porque es el número 1 en el establecimiento, hoy en día. Es muy interesante, no te puedo adelantar mucho más, porque está en proceso, pero tiene buenas expectativas pese a lo negro que está el futuro y creemos que podemos intervenir para salvar a muchos establecimientos de su cierre total. Es darle continuidad a esos establecimientos, que siendo rentables, no tienen un relevo natural, sin nadie que se vaya a quedar con el negocio. Es intervenir de manera muy directa y proactiva. Va mucho más allá de hacer un mapeo.
¿Ese proyecto sería para este 2025?
Sí, el desarrollo inicial sería en 2025 y luego seguiría otros dos o tres años, pero creo que sería para quedarse de forma continuada porque este problema será cada año más latente por esa edad de las personas tras los establecimientos. Aparte, seguimos visibilizando los comercios de cercanía, con los carteles Principios para recuperar los principios.
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Estado del sector
¿Cómo está el ánimo de los comerciantes adheridos a Arabadendak? ¿Sigue habiendo fuga de clientes o se ha detenido?
Es cierto que los comerciantes y el personal autónomo, en general, es luchador por naturaleza. Y es verdad que no están en su mejor momento, pero no se quedan de brazos cruzados. Desde hace tres o cuatro años se apuntan a la digitalización, lo que parecía un tabú por su edad. La pandemia también nos ha puesto en esa situación de darle una vuelta a la forma que tienen de vender y de relacionarse. Un ejemplo, es el paso que han dado al estar presentes por WhatsApp o Instagram, para abrir su clientela y sumarse al nuevo carro. Cada vez hay más comercios adaptados a la multicanalidad. Pero sí que hay una fuga de clientes, sobre todo, si hablamos de las edades más tempranas. Los jóvenes no tienen esa fidelidad al comercio de cercanía, porque exclusivamente miran el coste, cuando empiezan a comprar. Por eso, llevamos dos años con el proyecto Educación en valores para consumir en local y hemos hecho unas 23 charlas en ikastolas para 1º y 2º ESO, porque es cuando empiezan a tener su primera paga.
Al igual que se ha hecho con sectores estratégicos, como el cine o el vino, se tendrían que aplicar medidas fiscales concretas al comercio
¿Cree que tras la pandemia se ha aprendido lo importante que es el pequeño comercio?
Sí, ha puesto en valor lo que suponía. De hecho, ha habido comercios que se mantuvieron abiertos, pese a que en ese momento no se conociera el alcance de lo que iba a suponer el coronavirus y eso ha redundado en fidelizar al cliente, en valorar lo que aporta y su seguridad para nuestras calles. Cuando pudimos salir a la calle, y vimos los que estaban cerrados y sus luces apagadas, nos dimos cuenta de lo que suponía.
¿Hay alguna zona de Vitoria que esté peor en ventas?
Llama especialmente la atención lo que está ocurriendo en la milla de oro, porque es donde debería de haber más comercio y donde destacara más su calidad y diferenciación de producto, y se está volviendo muy estándar. Llama la atención que ni siquiera aquí funcionan esas franquicias que abundan en todas las ciudades. Y esto tiene que ver mucho con las medidas que se toman a nivel público, como que pase el tranvía por la zona más importante a nivel comercial, como la de General Álava, que ha afectado muchísimo. Es bastante incómodo pasear por una zona que debería ser la de mayor afluencia comercial.
¿Qué problemas tienen en la actualidad sus socios?
Los hábitos de consumo, porque las formas de comprar están diversificándose muchísimo, con lo cual tenemos esa fuga del consumidor de la que hablábamos antes y el tema de la fiscalidad tampoco es muy favorable.
¿En qué sentido?
El comercio es un sector muy estratégico. Representa un Producto Interior Bruto (PIB) que casi llega al 12% de la economía de Álava, pero no se está tomando en serio el cierre de estos establecimientos. De forma estratégica, como se ha hecho con otros sectores, como el cine o el vino, se le tendrían que aplicar medidas fiscales concretas, como reducción de impuestos. Hay subvenciones para que no se cierren negocios, pero creemos que son muy tímidas.
En un futuro, creo que el comercio será más mediano. Madrid y Barcelona ya distribuyen el espacio de la tienda de forma diferente
Peticiones a las instituciones
¿Qué le pide a las instituciones para que puedan ayudar a los minoristas?
Creemos que el alcance que puede hacer la administración, tiene mayor recorrido porque no han asumido la relevancia del comercio en la economía alavesa. Y tiene que dejar de repetir los mismos proyectos y apuestas presupuestarias de forma recurrente, cuando hemos visto que ha cambiado mucho el sector y la forma de consumir. Se tiene que poner las pilas para lanzar nuevas ideas y si no las tienen, porque muchas veces es una cuestión de desconocimiento, que escuchen al sector.
Y hacer un reparto de los fondos por los proyectos que funcionan. Por ejemplo, si ahora mismo el problema del comercio es que tienen una reducción de ventas, vamos a atacar por ahí, con tarjetas que bonifiquen una segunda venta. Y urbanísticamente, ni siquiera tenemos una zona que se pueda delimitar visualmente como una zona comercial y eso afecta a si voy o no a comprar. En Donostia y en Bilbao se distinguen perfectamente por sus aceras más anchas, por tener más luces, más bancos... Son calles atractivas para comprar. También ha habido una apertura indiscriminada de centros comerciales, muy cerca de la población que van en contra del pequeño comercio, y eso también son decisiones políticas que se toman.
¿Hay alguna iniciativa que hagan en otras ciudades que se podría hacer aquí también para impulsar las pequeñas tiendas?
Hay muchas. Por ejemplo, en Madrid desde el Departamento de Promoción Económica se ha hecho la campaña Todo está en Madrid, que ha emanado desde la escucha activa desde las asociaciones comerciales y por eso son buenas.
¿Y en qué consiste?
Le dijeron los comerciantes que en Madrid otra cosa no, pero señales hay un montón. Así que en todo el centro, en la parte trasera de la señalética, se ha puesto el lema de la campaña junto a un código QR que si se activa, geolocaliza el comercio local que hay a tu alrededor. También se ha puesto en las marquesinas. Y aparte, dan el dinero por proyectos, si son buenos, que suelen estar orientados a la venta, no por asociaciones. En Bizkaia dan 10.000 euros para asumir los gastos de coger un local y 5.000 por emprender. Aquí, la ayuda por locales vacíos es de 500 euros máximo y siempre que esté en zonas concretas, cuando hay miles vacíos por la ciudad.
Es mejor una acción que repercuta a todo el mundo. Esas medidas tan tímidas no hacen más que tirar el dinero público. Tienen que ser más ambiciosos para que retorne en éxito y beneficie al pequeño comercio. El proyecto NIRE Azkoitia viene de nuestra confederación y funciona muy bien. Es un market place con ofertas flash (que caducan continuamente) y tiene una cantidad de visitas increíbles, bonos de descuento de fidelización... También da noticias y ofrece taquillas refrigerantes.
Objetivos
¿Cuáles son los objetivos de la asociación a corto y medio plazo?
Sobre todo, intervenir en los foros más importantes porque Arabadendak, como federación, está empezando a ser reconocida, especialmente, a nivel autonómico y estatal. Creemos que en nuestra propia población es donde menos nos reconoce y por eso, tenemos que pelear con Ayuntamiento y Diputación para que ese reconocimiento llegue desde las administraciones más cercanas. Otro reto es darnos a conocer a pie de calle, para que el que tenga cualquier problema a nivel técnico, sepa que tiene una oficina abierta. Muchos de ellos se ven atados de pies y manos cuando se lanza una ayuda y no van a una asesoría por si, al final, el pago que tienen que hacer a la misma, no les compensa.
¿La entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones puede beneficiar o perjudicar al gremio?
Creemos que se va a implantar en la zona que menos contamina. Entiendo que lo hacen así, en una zona con poco tránsito de vehículos, porque es una experiencia piloto, pero el comercio se está quejando porque les va a repercutir de forma negativa. Si realmente les preocupa tanto la contaminación, que vayan a la zona de El Boulevard, que es donde pasan continuamente los coches. Creemos que Beatriz Artolazabal sí que tiene interés en conocer cuál es la mejor forma de implantarlo para tomar nota, también con los hosteleros. Con esa escucha activa podemos llegar a un entendimiento. Hay otras formas de no demonizar la entrada del vehículo, abaratando los parkings para que el propio comercio local pueda entregar un ticket, pero para eso, le tienen que dejar acercarse en coche.
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¿Qué se puede decir a la ciudadanía para que consuman en las tiendas a pie de calle?
El de que consumir a pie de calle tiene más beneficios sociales y ambientales. ¿Pero cómo podemos seguir concienciarles? Invitándoles a consumir en comercio local con el DNI, al igual que se quiere hacer con la basura orgánica, se hagan descuentos por cada vez que se consuma en cualquier comercio local.
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El futuro
¿Cómo ve a los pequeños comerciantes de Vitoria dentro de 25 años?
Creo que van a ser menos, pero de muy buena calidad, especializados y multicanales. Ese es el futuro. Por suerte o por desgracia, va a haber una criba y también creo que en vez de pequeños van a ser más medianos, en cuanto tamaño de espacio.
¿Por qué se tiene que aumentar el espacio de esos locales?
Porque creo que mi hijo en una tienda pequeña no va a entrar nunca. Aparte de que sea atractivo visualmente, el cliente se tiene que sentir cómodo. Los jóvenes, al entrar en las pequeñas tiendas, no quieren que les atiendan en cuanto entran. Quieren moverse tranquilos por el establecimiento, sin que piensen ‘Me está mirando la dependienta, no tengo escapatoria’. Es mejor que les aconsejen solo cuando los jóvenes les pregunten. Ya lo estamos viendo en tiendas de Madrid y Barcelona, que el espacio se distribuye de otra manera, adaptado a las nuevas formas de comprar. El que se adapte a eso, recogerá a esos clientes que van a ir por ahí porque no queremos comprarlo todo por el móvil.
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