Las olas de calor son cada vez más intensas, de más duración, y afectan a más territorio. Desde 1975 las temperaturas no han dejado de subir, y ello se ha traducido en récords palpables en los termómetros. Así lo refleja el último informe sobre el Estado del Clima de la Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, que pone de manifiesto que el pasado año fue el segundo más caluroso desde 1961 en el Estado.
De hecho, según ha apuntado el portavoz de Aemet Rubén del Campo, solo se han registrado cifras superiores en 2022, y ambos han superado por más de un grado la temperatura media “normal” de 15 grados.
Año extremadamente cálido
Asimismo, ha sido el primer año de la serie histórica en el que no ha habido ningún mes frío. De hecho, enero, febrero y mayo fueron los únicos meses “normales” de 2023, mientras que el resto se consideraron cálidos, “muy” cálidos o “extremadamente” cálidos. Siguiendo con los récords, y de acuerdo con el informe, el pasado año se registró la primavera más calurosa de la serie, y el segundo otoño con mayor temperatura media.
El portavoz de Aemet ha especificado que durante el año se produjeron siete olas de calor: cuatro en la Península y Baleares y tres en Canarias. Asimismo, se batieron 44 récords de calor y ninguno de días fríos teniendo en cuenta los registros desde 1950 hasta 2023. En los últimos diez años, ha habido 196 récords de días cálidos y sólo siete de días fríos, es decir, que por cada récord frío hay 28 récords de días cálidos.
Así lo refleja el informe de Aemet, que pone de manifiesto que desde 1975, las olas de calor han aumentado en duración, ya que duran tres días más cada década, extensión, abarcan tres provincias más cada década, e intensidad, marcan 2,7ºC más por década. En comparación, el portavoz de Aemet ha puntualizado que en un clima no alterado lo normal serían cinco récords cálidos y cinco récords fríos por año. En este sentido, ha destacado la ola de calor que tuvo lugar entre el 2 y el 17 de octubre de 2023 en Canarias, la más tardía y larga de la serie, entre otros fenómenos meteorológicos extremos del año.
En líneas generales, Del Campo ha detallado que desde 1961 la temperatura ha subido en el Estado 1,5ºC y los diez años más cálidos de la serie se han producido en el siglo XXI. En lo que respecta a las lluvias, 2023 fue el sexto más seco de toda la serie y el cuarto del siglo XXI.
El informe también recoge que, en conjunto, se acumularon 531 litros por metro cuadrado (l/m2) en precipitaciones, lo que supone un 84% con respecto al promedio normal del período de referencia 1991-2020. Llovió “de manera desigual” y buena parte del este y del sur peninsular recibieron menos precipitaciones de lo normal y en zonas de Catalunya y Andalucía no se llegó ni a la mitad de lo habitual. Continuó la sequía meteorológica que se había iniciado a comienzos de 2022 y, a partir de primavera, que fue la segunda más seca de la serie histórica, la situación evolucionó a una sequía de larga duración.
Así las cosas, no se prevé que este año se frenen las altas temperaturas del pasado año en el Estado ni a nivel global. Y es que a estas alturas del año, ya se han registrado en el Estado 19 récords de calor, “cuatro veces más de lo que sería esperable en un año completo”, según destacó Del Campo. Es por eso que de cara al verano, hay una probabilidad “bastante alta” de que esté entre el 20% de los veranos más cálidos de la serie histórica.
Récord global
Asimismo, a nivel global, el 2024 va a volver a ser “seguramente” si no el año más cálido, uno de los más cálidos, según el portavoz. Además, ha recordado que el fenómeno de La Niña, que va a estar activo en verano, suele coincidir porque lo favorece que la temporada de huracanes en el Atlántico sea más intensa de lo normal. “Están todos los meteorólogos especializados en ciclones tropicales muy pendientes de la temporada porque es posible que sea más intensa que otros años”, señaló. Y el motivo de estas cifras de récord es claro, según apunta Aemet a través de ‘X’: las temperaturas han ascendido en todo el planeta por las emisiones de gases de efecto invernadero.
Como ejemplo, las cifras recogidas en el Centro de Investigación Atmosférica que el organismo tiene en Tenerife: el aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2) es de 1.9 partes por millón (ppm) al año desde 1984, aunque en la última década se ha acelerado y es de 2.5 ppm anuales.