Pese al galopante aumento de la longevidad en Euskadi, el número de plazas disponibles para entrar en una residencia de mayores es limitado y presenta carencias. Con el envejecimiento en máximos históricos -se contabilizan 169 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16- y una pirámide demográfica totalmente enloquecida, Euskadi mantiene un claro déficit de plazas residenciales, tal y como concluyen los últimos estudios. 

De hecho, en la CAV faltan, al menos, 6.828 plazas residenciales para alcanzar la ratio de 5 por cada 100 personas mayores de 65 años, según un estudio relativo a datos de 2022 de la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. En total, contaba ese año con 19.184 plazas, de las que un 77,2% (14.l810) son de financiación pública y el resto, un 22,8%, (4.374) son de carácter privado.

En el conjunto del Estado, el informe constata que el déficit de plazas residenciales para personas mayores sigue aumentando año a año, tras la pandemia. En los dos años posteriores a crisis sanitaria (2021 y 2022) han aumentado en 9.541 las plazas residenciales, mientras que la población mayor de 65 años se ha incrementado en 380.265 personas en ese mismo periodo.

Al comienzo de 2023 había 398.575 plazas residenciales para mayores en España y son necesarias 85.814 plazas residenciales para alcanzar cinco plazas por cada 100 personas mayores de 65 años y no menos de 30.000 plazas para atender la demanda actual de personas en situación dependencia severa o grandes dependientes.

Las comunidades con mayor déficit de plazas siguen siendo Andalucía y la Comunidad Valencia, con 32.670 y 24.843, respectivamente, mientras que en seis comunidades sigue habiendo un exceso de plazas, destacando Castilla y León, con 17.234. Navarra, Cantabria y La Rioja son las regiones con un mayor equilibrio. 

Envejecimiento sin precedentes

En un contexto de envejecimiento sin precedentes, se invita a que se abran más plazas residenciales debido al incremento de población de avanzada edad que necesita cuidados de larga duración. 

Y es que a juicio de los gerentes de servicios sociales, “la escasa o nula evolución que registran los datos en los últimos años hacen inviable avanzar en la estrategia de desinstitucionalización, sin que su coste recaiga sobre las propias personas o sus familiares. Eso se hace, -añaden- casi siempre en perjuicio de la vida personal y de la conciliación de las mujeres, que suelen ser de manera abrumadora quienes proporcionan estos cuidados”.

Asimismo, la entidad considera que “hace tiempo que venimos advirtiendo que la ratio que se utiliza para estimar la necesidad de plazas residenciales, tomando como referencia la población mayor de 65 años (5%) que resulta inadecuada en la sociedad actual”. En este sentido, recuerdan que “la media de edad de las personas mayores en residencia se sitúa en torno a los 85 años, en una tendencia a que cada vez sean personas más mayores, en parte por la prolongación de la vida y de la edad en la que aparecen las situaciones de dependencia y, en parte también, porque las personas desean, cada vez más, permanecer en su propia casa el mayor tiempo posible”.

Porque la reivindicación de más plazas en residencias suena alto y claro a pesar de que más de ocho de cada diez vascos muestran su deseo de quedarse en casa hasta el último momento. La inmensa mayoría de los entrevistados (88%) en la encuesta Todos queremos envejecer en casa, asegura que la inmensa mayoría querría envejecer en su propio domicilio. 

Y eso que los cuidados de una persona en situación de dependencia conllevan una serie de esfuerzos que provocan dificultades para conciliar la vida laboral y familiar, según manifiesta el 73% de la población. Sin embargo, esta elección está muy por encima de otras opciones como las residencias, los cuidadores privados o los centros de día. 

Los datos

  • En el Estado. La Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales alerta de que serían necesarias 30.000 nuevas plazas en el Estado para grandes dependientes para cumplir la ratio de cinco plazas por cada 100 personas mayores de 65.
  • Dependencia. La media de edad en residencia se sitúa en torno a los 85 años. De hecho, hay una tendencia a que cada vez sean personas más mayores, en parte por la prolongación de la vida y de la edad en la que aparecen las situaciones de dependencia.
  • Mayores vs. menores. En Euskadi se contabilizan 169 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Contrasta la cifra con la de principios de la década, cuando registraba una tasa del 137%, un porcentaje que ha subido 32 puntos en estos diez años. 
  • Punto de inflexión. Si retrocedemos en el tiempo, cabe señalar que Euskadi es una región envejecida desde 1996, cuando su índice de envejecimiento superó por primera vez el 100%.