Las alertas alimentarias retrocedieron en España cerca de un 8 % en 2023, con algo más de 180 notificaciones serias, de las que una mayoría (el 85 %) conllevó destrucción, prohibición de comercio y retirada del consumo del producto, entre otras acciones de relevancia.

Según los datos analizados por EFE del Sistema europeo de Alerta Rápida sobre Alimentos y Piensos (Rasff), las principales causas de las alertas están relacionadas con la detección de microorganismos patógenos (especialmente salmonella y listeria), la presencia de residuos de plaguicidas, y el hallazgo de sustancias no declaradas o cuerpos extraños.

En el caso de la salmonella, la Rasff recoge para España una docena de alertas en 2023, entre las que destaca una notificada a últimos de junio por su presencia en queso elaborado con leche pasteurizada de vaca y cabra de España, que también se distribuyó en Portugal y que tuvo que ser retirado del mercado sin constar que hubiera personas afectadas.

La temida listeria

En cuanto a la presencia de la bacteria listeria monocytogenes, hubo una decena de notificaciones serias, y destacó el alcance de la alerta lanzada a mediados de octubre por la Junta de Andalucía por detectarse en varios productos cárnicos comercializados, aunque no se informó de ningún caso de infección humana.

Esta bacteria causó cuatro fallecimientos en 2019 en España debido a un brote en carne mechada y fue el mayor en España hasta el momento.

En 2023, se produjo una alerta -trasladada por Galicia a finales de noviembre- sobre la presencia de ambos patógenos, listeria y salmonella, en brotes germinados de alfalfa y de alfalfa con rúcula.

Pesticidas o "cuerpos extraños"

En número de importancia, sobresalen las nueve alertas serias por presencia del insecticida clorpirifos (ampliamente utilizado en los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol).

En este caso, es importante la activada a finales de marzo por España, al hallarlo en maíz para hacer palomitas y que fue distribuido también en Andorra y en Portugal.

En un nivel de relevancia similar se hallan las notificaciones por presencia de componentes no declarados, especialmente alérgenos, de los que se activaron ocho alertas en 2023.

Según el análisis de los datos, existió una alerta sobre presencia de apio en tarritos de verduras de la huerta con pollo y arroz, procedente de España, a finales de octubre .

Existen, además, las referentes a la detección de "cuerpos extraños" en alimentos y que pueden ser desde fragmentos de plástico hasta de cristal o piezas metálicas.

Así ocurrió, por ejemplo, a mediados de marzo cuando España notificó fragmentos de vidrio en aceitunas, que fueron distribuidas también a Dinamarca; el producto fue destruido tras su detección.

Los casos de botulismo

Mucho más residuales son las alertas por botulismo, pero tienen relevancia sanitaria y España fue el origen de una de las tres activadas en la Unión Europea en 2023.

Se sospecha que el brote se produjo por el consumo de tortillas de patatas precocinadas que fueron comercializadas en España y en otros países, y resultaron infectados casi una decena de consumidores.

También excepcionales son las notificaciones por la conocida bacteria Escherichia Coli: sólo se procesaron cuatro alertas, incluida la que se activó hace menos de un mes por la distribución de queso madurado elaborado con leche cruda, procedente de Francia e infectado con E. coli, productor de la toxina Shiga.

De metales pesados o biocontaminantes

El listado de agentes contaminantes de alimentos es amplio y figuran entre los principales los metales pesados, especialmente mercurio por encima de los límites permitidos en pescados como pez espada congelado y de cadmio en arroz, caballa o semillas de sésamo.

Por otra parte, hubo alertas que afectaron también a España por presencia de micotoxinas como aflatoxinas y ocratoxinas; o de biocontaminantes como los alcaloides de la pirrolizidina, atropina y escopolamina.

Los niveles de seguridad

Una herramienta para testar el nivel de seguridad alimentaria en España la ofrece cada año la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) con su informe anual, que recoge datos como los controles realizados a la cadena alimentaria y los establecimientos.

Según el último publicado (datos 2022), ese año se hicieron más de medio millón de controles a establecimientos alimentarios, entre inspecciones, auditorías de autocontrol y a mataderos, con un cumplimiento del 66 %, es decir, casi siete de cada 10 superaron los controles.

Ese 34 % de incumplimiento se resolvió con más de 71.000 medidas administrativas y 102 medidas judiciales.