El nivel de los principales contaminantes atmosféricos en muchos países europeos “se mantiene obstinadamente por encima de las directrices sanitarias”. Así lo advierte la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que ha publicado un estudio sobre las evaluaciones de la calidad del aire. Y es que a pesar de que admite que en los últimos años se han registrado mejoras notables en el nivel de polución, aún está lejos de situarse en cifras asumibles. Así las cosas, la Agencia ha recogido en un listado las ciudades más contaminadas y las más “limpias” de Europa, ordenándolas en un ránking dependiendo de los microgramos de dióxido de nitrógeno, ozono y partículas finas por metro cúbico (PM2,5) que aglutinan. 

De esa forma, ha contabilizado los datos de un total de 375 ciudades, en los que Donostia se sitúa en el puesto 114, y Bilbao, por su parte, baja hasta el puesto 174, ya que tiene, según el estudio, una peor calidad del aire.

Las urbes se clasifican desde la ciudad más limpia hasta la más contaminada, sobre la base de los niveles promedio de partículas finas, o PM2.5. Así, en 2008, la Unión Europea (UE) estableció un valor límite anual para partículas finas de 25 microgramos por metro cúbico (μg/m3) en el marco de las políticas para generar aire limpio en Europa. De esa forma, divide los resultados en cinco categorías. “Bueno” para niveles que no excedan 5 μg/m3; “aceptable” para niveles superiores a 5 y que no superen los 10 μg/m3; “moderado” para niveles superiores a 10 y que no superen los 15; “deficiente” para niveles superiores a 15 y que no superen los 25 μg/m3, y por último, “muy pobre” para niveles por encima de 25 μg/m3.

En el caso de la CAV, Donostia y Bilbao superan por poco el aprobado ya que la primera suma 9,3 microgramos, una calidad suficiente, y la segunda anota una cifra superior, con 10,5, lo que le sitúa en un nivel moderado de calidad de aire.

Sin embargo, según advierte la propia Agencia, la Directiva de calidad del aire ambiental 2008/50/EC se encuentra actualmente en revisión para, entre otras cosas, alinear los estándares de la UE más de cerca con las recomendaciones de la OMS.

Y es que la exposición prolongada a estas partículas son las causantes de múltiples enfermedades, una de las principales causas de accidentes cerebrovasculares, cáncer y patologías respiratorias. De hecho, por ese mismo motivo la OMS establece la cifra asumible en 5 μg/m3, un dato que muy pocos países europeos logran alcanzar actualmente. Según los datos de la agencia europea, en 2021 más del 90 % de la población urbana de la UE estaba expuesta a niveles nocivos de dióxido de nitrógeno, ozono y partículas finas (PM2,5).

Las PM2,5 . En 2021, el 97% de la población urbana estaba expuesta a concentraciones de PM2,5 superiores a la directriz anual de la OMS de 5 microgramos/m3.

Ránking de países

Según los datos preliminares de 2022, Europa central y oriental e Italia registraron las concentraciones más elevadas tanto de PM2,5 debido “principalmente a la quema de combustibles sólidos como el carbón para la calefacción doméstica y su uso en la industria”.

Faro (Portugal) y las ciudades suecas de Umea y Uppsala han sido clasificadas por la AEMA como las ciudades europeas más limpias y con los niveles medios más bajos de partículas finas, o PM2,5, en los dos últimos años.

En el caso del Estado, San Fernando y Santiago de Compostela son las dos primeras ciudades en el ránking, ocupando los puestos 28 y 29, respectivamente. Por contra, la ciudad con peor calidad del aire es Castellón de la Plana, que se sitúa en el puesto 300 del total de 375 ciudades estudiadas. 

Más de 1.200 muertes de menores al año por la contaminación


La contaminación atmosférica causa más de 1.200 muertes prematuras al año entre los menores de 18 años en Europa y aumenta considerablemente el riesgo de contraer enfermedades en etapas posteriores de la vida, según las evaluaciones de la calidad del aire de la Agencia Europea de Medio Ambiente.


Así, advierten de que los niveles de contaminación atmosférica en Europa “siguen sin ser seguros”, especialmente para los menores. “Son especialmente vulnerables a la contaminación atmosférica porque sus cuerpos, órganos y sistemas inmunitarios aún se están desarrollando. La contaminación atmosférica perjudica la salud durante la infancia y aumenta el riesgo de enfermedad en etapas posteriores de la vida”, insisten.


Aunque la AEMA puntualiza que el número de muertes prematuras en este grupo de edad es “bajo” en relación con el total de la población europea estimado cada año, las muertes en edades tempranas “representan una pérdida de potencial futuro y conllevan una importante carga de enfermedades crónicas, tanto en la infancia como en etapas posteriores de la vida”. En concreto, apuntan que la función pulmonar y el desarrollo pulmonar de los niños se ven afectados por la contaminación atmosférica; por el ozono y el dióxido de nitrógeno (NO2) a corto plazo, y por las partículas finas (PM2,5) a largo plazo.


“La exposición materna a la contaminación atmosférica durante el embarazo está relacionada con el bajo peso al nacer y el riesgo de parto prematuro. Después del nacimiento, la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de varios problemas de salud, como asma, reducción de la función pulmonar, infecciones respiratorias y alergias. También puede agravar afecciones crónicas como el asma, que afecta al 9 por ciento de los niños y adolescentes en Europa, así como aumentar el riesgo de algunas enfermedades crónicas más adelante en la edad adulta”, aseguran.


Por tanto, y hasta que la contaminación atmosférica se reduzca a niveles seguros, consideran que la mejora de la calidad del aire en entornos como escuelas y guarderías y durante actividades como los desplazamientos escolares y los deportes “puede ayudar a reducir la exposición de los niños”.