La Conferencia por el Cambio Climático de Naciones Unidas ha adoptado este domingo una resolución por la que se prevé la creación de un nuevo fondo destinado a financiar los daños climáticos que ya sufren los países más vulnerables a los efectos del calentamiento global, la mayor victoria de una durísima cumbre que, no obstante, se ha quedado corta a la hora de redefinir un plan para la reducción del uso de combustibles fósiles, más allá de las líneas maestras seguidas en cumbres anteriores.

   De todas formas la creación del fondo, calificada como histórica, ha sido adoptada por consenso en la asamblea plenaria que ponía fin a la conferencia climática en Egipto y ha sido recibida por un sonoro aplauso por parte de todos los representantes en el patio de butacas.

   Los delegados acordaron establecer mecanismos de financiación para pérdidas y daños en las primeras actas de una reunión que se convocó después de las 04.00 horas en la ciudad egipcia de Sharm El Sheij, pero continuaban deliberando sobre otros temas como la transición para dejar atrás los combustibles y controlar la emisión de gases de efecto invernadero.

   Según se ha reflejado en el texto, los países han establecido un consenso respecto a la "necesidad inmediata" de aportar recursos financieros "nuevos, adicionales, predecibles y adecuados" para ayudar a los países en desarrollo que se encuentran en una posición vulnerable respecto a los impactos "económicos y no económicos" del cambio climático.

   En este sentido, se hace referencia a los desplazamientos forzados y los efectos en el patrimonio cultural, la movilidad y la vida, así como a los medios de subsistencia de las comunidades, por lo que subrayan la importancia de dar una respuesta "eficaz y adecuada" a las pérdidas y daños.

   Los países han acordado que aquellas naciones que más emisiones emiten también puedan contribuir al fondo, como es el caso de China e India. Ese fue, precisamente uno de los aspectos que estuvo a punto de hacer saltar por los aires la cumbre el sábado por la mañana, junto al hecho de que estuvo a punto de caer el objetivo de limitar el incremento de temperatura global a 1,5ºC. Estas cuestiones fueron marcadas como líneas rojas para la Unión Europea que el sábado por la mañana anunció que estaba dispuesta a marcharse de Egipto sin acuerdo porque no sería "cómplice" de un mal acuerdo.*

   Sin embargo, quedan muchos detalles por concretar como la cantidad destinada a este fondo y cómo se llevará a cambo el abono de las pérdidas y daños causados.

   Finalmente la resolución se aprueba tres décadas después de que Vanuatu demandase un fondo de seguro para las naciones insulares por la subida del nivel del mar, según informa Bloomberg.

   Otra de las novedades, esta vez en materia de océano, el Acuerdo de Sharm el Sheij ha acordado que a partir de 2023 los temas relativos al océano estarán guiados por dos cofacilitardores seleccionados por las partes cada dos años que serán los responsabiles de decidir los tópcios para dirigir el diálogo, en consulta con las partes y con los observadores y prepararán un sumario de cuesiontes que se llevarán a las cumbres.

   El acuerdo se ha alcanzado durante las negociaciones de última hora sobre cómo abordar el creciente número de víctimas como consecuencia del cambio climático en países en desarrollo que no han contribuído o lo han hecho en menor medida a las emisiones nocivas.

   Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha celebrado la aprobación de este fondo que constituye "un símbolo político para reconstruir la confianza perdida", aunque ha lamentado que "claramente esto no va a ser suficiente".

   "Las voces de aquellos que hacen frontera con la crisis climática deben ser escuchadas. Naciones Unidas va a apoyar estos esfuerzos en cada paso del camino", ha asegurado tras valorar que esta cumbre ha supuesto un "importante paso hacia la justicia".

UN PROGRESO

   El acuerdo sobre pérdidas y daños es un hito en la política climática global: un reconocimiento de que las naciones más ricas son responsables ante el mundo en desarrollo por el daño causado por el aumento de las temperaturas.

   Pero la conflictiva cumbre, en el contexto de una crisis energética mundial provocada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ha dejado al descubierto serias discrepancias sobre cómo el mundo debería navegar la transición para alejarse de los combustibles fósiles, y se ha quedado corta a la hora de promover las ambiciones de COP anteriores para controlar las emisiones dañinas de gases de efecto invernadero.

   El resultado, respaldado por casi 200 países en la madrugada del domingo, es una decepción para la Unión Europea, que había comenzado el sábado amenazando con retirarse si el texto no fortalecía la ambición de reducir las emisiones de carbono. A pesar de algunos cambios menores, reiteró en gran medida el lenguaje de la reunión de Glasgow del año pasado sin que se haya logrado un compromiso más amplio para reducir gradualmente los combustibles fósiles, en lugar de solo el carbón, ni un objetivo para reducir las emisiones globales para 2025.

Y es que las propuestas incluidas en el apartado de mitigación -reducción de emisiones de gases invernadero- no aportan cambios sustanciales desde el Pacto de Glasgow, el acuerdo con que concluyó la pasada cumbre del clima COP26 celebrada en la ciudad escocesa, como criticaron organizaciones ecologistas y también la ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en declaraciones a medios.

El Plan de Implementación de Sharm el Sheij insta a los países a reducir progresivamente la generación de energía a partir del carbón -en plantas que no cuenten con tecnologías de captura de carbono- y a abandonar gradualmente los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, petición que ya estaba plasamada en el texto de Glasgow.

También reconoce la puesta en marcha de la Red de Santiago, un programa de asistencia técnica para minimizar las pérdidas y los daños causados por los efectos adversos del cambio climático, un sistema paralelo al fondo que dirigiría las ayudas hacia las reparaciones climáticas en países más damnificados.