Desde los que proponen limpiar playas a los que incitan a autolesionarse, Lorena Fernández, directora de Comunicación Digital de la Universidad de Deusto, analiza el fenómeno de los retos virales.
¿Cómo surge la moda de los retos y por qué tienen tanto éxito siendo unos absurdos y otros peligrosos?
—Los retos virales no son algo nuevo o exclusivo del mundo digital. Siempre han existido y son una práctica común, pero gracias a internet y la gran capacidad de contagio social del ser humano, especialmente durante la adolescencia, se han multiplicado y amplificado. Durante esta etapa vital, la idea de superar situaciones, desafiar lo establecido o ponerse a prueba es una constante. Las ganas de lograr 15 minutos de fama, tal y como enunció Andy Warhol, también ayudan a su propagación, ya que captan la atención de muchas personas en poco tiempo y permiten obtener fácilmente likes, seguidores y comentarios positivos, las nuevas fórmulas de validación social. Pero la principal motivación, en pleno proceso de construcción de su personalidad, es la necesidad de aceptación y pertenencia a su grupo de iguales. En resumen, los retos virales en internet son muy populares entre adolescentes porque ofrecen la posibilidad de reafirmar y aumentar el sentimiento de pertenencia y conexión con los demás.
¿Son un sustitutivo de las gamberradas o apuestas que antes hacían los chavales en la cuadrilla?
—No se limitan a gamberradas y apuestas. Existen tres tipos de retos: los sociales, que tienen un componente de diversión, como bailes o humor; los solidarios, cuyo propósito es concienciar sobre una causa, ayudar o fomentar buenas conductas; y los peligrosos. Según un estudio de la UNIR, los más frecuentes son los sociales (80,3%), seguidos de los solidarios (20,6%) y, en último lugar, los peligrosos (7,7%). Adolescentes con mayor necesidad de aceptación, aprecio o reconocimiento por parte de sus pares son más tendentes a participar en desafíos virales, al ser un camino para lograr el reconocimiento social deseado. El FOMO –Fear Of Missing Out–, temor de perdernos alguna vivencia imprescindible o de no gozar de una vida tan magnífica como la del resto, podría estar también detrás de la participación en estos retos.
¿Qué repercusiones puede llegar a tener hacer un reto viral?
—Dependen de la tipología del reto y no todas son nocivas. Por ejemplo, el Trashtag Challenge consiste en limpiar playas u otras zonas llenas de basura para mostrar el antes y el después; y el reto del cubo de agua helada pretendía concienciar sobre la esclerosis lateral amiotrófica. El hecho de que muchas celebridades se sumaran hizo que, en poco tiempo, fuera visto y realizado por un gran número de personas. Esta es una clave importante porque para conseguir el deseado reconocimiento la juventud trata de trasladarse al ámbito digital de la manera más parecida posible a la de sus modelos de referencia y a los patrones sociales que consideran generalmente aceptados. Ahora bien, también nos encontramos con retos que conllevan algún grado de peligrosidad. La popularidad de estos por parte de adolescentes se debe a la atracción por el riesgo y la búsqueda de emociones que caracteriza esa etapa vital. Obtener fácilmente likes y seguidores también hace que algunos se excedan realizando actos extremos y peligrosos para aumentar su audiencia y esto anula esa consciencia de las consecuencias que pueden acarrear.
¿Cuáles son los retos virales más peligrosos de los que tiene constancia? ¿Conoce algún caso con adolescentes afectados en Euskadi?
—Uno de los más conocidos fue el desafío de la Ballena azul, que consistía en una cadena de 50 pruebas a realizar en 50 días con actos de auto-lesión incluidos y que terminaban con el suicidio de la persona. En 2017 en Euskadi se investigaron varios casos. Otro caso sucedió el año pasado, cuando una adolescente de 14 años tuvo que ser trasladada al hospital de Cruces tras ser atropellada mientras participaba en el reto viral de grabar a una persona y empujarla para que se choque contra una desconocida.
¿Es TikTok la red social estrella de los retos virales o hay otras?
—TikTok e Instagram son las plataformas reinas para los retos virales porque son las plazas digitales donde está la juventud, porque su formato de vídeos cortos es perfecto para esos retos que no suelen superar el minuto de duración y porque los algoritmos de ambas redes muestran contenido similar a las preferencias, opiniones y búsquedas de la persona que las usa. Es decir, les meten en cajas de resonancia donde consumen contenido similar al que generan. Por otra parte, WhatsApp sigue siendo un importante cauce para viralizar y compartir información a esas edades.
TikTok no se puede usar hasta los 13 años, pero los niños la utilizan.
—El último estudio sobre redes sociales 2022 de IAB Spain nos indica que el 73% de los usuarios tienen entre 12 y 17 años y han usado esta red social en el último mes. Muchas veces con plena consciencia por parte de la familia porque hemos convertido estas plataformas y los smartphones en los nuevos chupetes que suministramos para entretener a nuestros niños y niñas. La pandemia y el confinamiento no han ayudado precisamente.