Los centros de trabajo, el gran caballo de batalla para las mascarillas
El 'Pontéla, pónsela' será decisión de los servicios de prevención de riesgos, lo que servirá en bandeja conflictos y casuísticas laborales de todo tipo
Rafa es taxista y sabe que tendrá que seguir con la sempiterna mascarilla sí o sí. Igual que Marisol, trabajadora en una residencia de mayores. Iñaki, sin embargo, pretende quitársela nada más entrar en el despacho. A partir del miércoles, cada empresa, fábrica u oficina será un mundo y la casuística se disparará hasta el infinito y más allá, lo que sin, ninguna duda, dará lugar a más de un conflicto.
La obligación de llevarlas en el transporte público, hospitales y residencias implica que los trabajadores de estos centros deben llevarla siempre. En el caso de los autónomos, serán ellos los encargados de decidir si sus empleados deben usarla. Pero no es algo que dependa individualmente de los empleados y sí de las instrucciones que dicte la empresa sobre la conveniencia o no de usarlas en el lugar en el que pasamos nuestra jornada laboral.
¿Y las dependientas? Los casos son tan diversos como los que plantea, por ejemplo, un supermercado. Así, cuando existan mamparas protectoras para separar empleados de clientes, la dependienta podría en principio retirarse la mascarilla, o cuando en determinadas áreas (carnicería o pescadería) haya distancia, con un mostrador de por en medio. Pero, por ejemplo, en las cajas la decisión es más delicada.
Al margen de la postura de los servicios de prevención de riesgos laborales, la decisión sobre los cubrebocas también puede generar algún tipo de conflicto interno entre los que están deseando quitárselo y los que se niegan a desprenderse de él en sitios cerrados, ya sea por miedo o porque se consideran personas vulnerables.
Y habrá empleados que, aún prefiriendo mantenerlo por cuestiones obvias de salud, no podrán hacerlo ya que muchos jefes y establecimientos les obligarán a retirárselas en pro de la atención al cliente y la imagen de la firma.
Las empresas derivarán la decisión a los servicios de prevención de riesgos laborales. Sin embargo, existirán unas normas básicas, como la distancia de más de metro y medio entre empleados o la garantía de una correcta ventilación.
La ventilación, clave
José Mª Lagarón, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), opina que, a partir de ahora, se debe poner el foco en los sistemas de purificación del aire que respiramos en lugares cerrados y concurridos.
"Llevar mascarilla o no en el trabajo, las clases o en eventos públicos pasará a ser una opción personal, pero la población estará más protegida y gozará de un aire de mayor calidad si esos lugares cuentan con equipos de purificación potentes con filtros HEPA capaces de eliminar los virus", añade.
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