“No se lo digas a papá ni a mamá, pero esto es un infierno, una tormenta muy grande”, le dijo tres días antes Francisco Manuel Navarro, el biólogo del Villa de Pintaxo, a su hermana Mónica en la que fue su última comunicación antes del naufragio del pesquero el día 15.

Desesperados por la falta de noticias, José Navarro, el padre del científico de a bordo, y Mónica, la hermana, pidió al Gobierno que movilice medios a esa zona del Atlántico, frente a Terranova, para buscar los restos del pesquero y a los tripulantes desaparecidos.

“Medios hay, que bajen a esas profundidades y recuperen los cuerpos, porque nos merecemos despedirnos de nuestros familiares”, demandó Mónica Navarro.

Esta joven y su padre creen que encontrar el barco no solo permitiría, probablemente, recuperar los cuerpos de los desaparecidos, ya que piensan que se quedaron en el casco, sino obtener “mucha información” sobre las causas del hundimiento. “Esto es solo el principio. Ahora estamos luchando para que continúen la búsqueda, pero luego lucharemos para que se investigue el caso”, señaló.