an sido señalados como los culpables de la alta incidencia de esta quinta ola del coronavirus, tras año y medio de una pandemia que ha terminado por truncar sus planes de futuro y hace cada vez más difícil que pongan en marcha su proyecto de vida. Los números, tozudos, están ahí: mientras la tasa de incidencia acumulada se sitúa actualmente en 469,74 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días de media, entre las personas de entre 20 y 29 años esa cifra se triplica hasta los 1.322,89. También el avance de la vacunación: si el 90,6% de los que suman cinco décadas a las espaldas tienen ya la pauta completa, entre los veinteañeros ese porcentaje apenas roza el 33%. Sin olvidar una mayor movilidad e interacción social por el verano y final de muchas de las restricciones. Las imágenes de muchos de ellos reunidos en botellones y aglomeraciones no han hecho más que terminar de ponerles en la picota del elevado número de contagios de estos últimos meses. Pero, ¿qué opinan ellos? ¿Son realmente los únicos responsables de la situación sanitaria actual?

La presidenta del Consejo Vasco de la Juventud, Maialen Olabe, se muestra contundente: esas imágenes de concentraciones no representan a este sector de la población. “Hay gente que lo ha hecho mal y eso no lo vamos a negar, pero no creo que representen a la mayoría de las personas jóvenes de Euskadi”, considera. “Somos muchísimos los que lo estamos haciendo bien, siendo responsables y respetando todas las medidas”, comparte.

Del mismo modo, opina que “pagan justos por pecadores” y se reafirma en que “no es momento de generalizar”, ya que durante el verano muchos jóvenes han ejercido de monitores y voluntarios en distintos espacios y asociaciones, por ejemplo. Además, añade que también se han compartido imágenes de personas de todas las edades actuando de manera irresponsable, por lo que no ha sido una actitud exclusiva de los jóvenes.

De esta forma, Olabe defiende que toda la sociedad está aportando su granito de arena para frenar la pandemia: “La mayoría de los adolescentes han dejado de salir de fiesta y realizar aglomeraciones sociales, pero los mayores también están contribuyendo al dejar de lado los poteos y cambiar la manera en la que se relacionan con sus familiares”.

En este sentido, destaca que la pandemia ha puesto en tela de juicio el modelo de ocio que hereda cada generación. “Es una reflexión que tenemos que hacer todos. Esta costumbre no es algo que nace en las personas jóvenes; el alcohol está muy normalizado en nuestra sociedad y las personas mayores también tienen mucha relación con él”, recuerda. Para ello, sugiere que las asociaciones culturales pueden ayudar a cambiar las actividades de ocio que realizan los vascos. “Hay costumbres que son difíciles de cambiar de la noche a la mañana y creo que la cultura puede ser un cambio saludable y beneficioso para todos”, comparte la presidenta del consejo.

Y si esta generación ya se enfrentaba a serias dificultades para enfrentarse al mercado laboral antes de la pandemia, la situación actual se ha vuelto aún más complicada para ellos. “Tenemos que seguir siendo responsables porque cuanto antes pase antes tendremos la oportunidad de enfrentarnos a la que se nos viene encima”, advierte. Además de los problemas de trabajo, Olabe también cree que el covid-19 ha traído muchos problemas de salud mental, por lo que no descarta que todas las connotaciones negativas que está recibiendo este colectivo puedan tener un efecto mayor.

En cuanto al por qué del gran número de contagios entre la población joven, Juan Carlos Valderrama, de 23 años, cree que se debe al poco porcentaje de vacunados en comparación a otros segmentos de la población. “Si estuviésemos vacunados, los botellones y las fiestas que organizan algunos tendrían mucho menos impacto”, afirma. Y no es el único; Begoña Valleandrés, de 27 años de edad, comparte esa opinión. “No es cuestión de que salgamos más o menos, es que no estamos inmunizados y nuestros contagios hacen más ruido”, considera. Otros, como Erik García, van incluso más allá. “Los bares están llenos de gente mayor; echar la culpa a los jóvenes es la solución fácil para tener la conciencia tranquila”.

El sociólogo Xabier Aierdi también destaca que la vacunación es uno de los factores a tener en cuenta al hablar del elevado número de contagios entre la población más joven. “Lo importante es ir eliminando flancos. Se van resolviendo cosas como ha ido sucediendo durante toda la pandemia; no sabíamos nada de este tema ni de cómo afrontarlo y poco a poco vamos solucionando cada problema. Lo que no podemos es de cada grano hacer una montaña de arena e ir encadenando problemas”, defiende.

El sociólogo coincide también con la presidenta del Consejo Vasco de Juventud y opina que la mayoría de los jóvenes tienen buen comportamiento, aunque reconoce que hay una minoría que tiene una actitud inadecuada teniendo en cuenta la situación de pandemia. “Si no hubiera habido coronavirus también habrían salido de botellón, pero es verdad que deberían tener en mente la enfermedad y mantener las medidas. Lo único que les pido yo es que arrimen un poco el hombro al esfuerzo social”, comparte.

Aierdi se pronuncia asimismo sobre los conflictos que han tenido los jóvenes con la policía al tratar de deshacer las aglomeraciones: “Creo que se está exagerando el tema de si detrás de estos actos puede haber comportamientos vandálicos como los recibimientos de la Ertzaintza a botellazos; no hay que darle más importancia de la que tiene. Tenemos que preguntarnos: ¿hay suficientes casos como para estar en continua alarma social? Pues seguramente no”. Además, con la llegada de Aste Nagusia, considera que este tipo de imágenes se van a repetir, pero afirma que entra dentro del cálculo de lo probable. “No tiene que sorprender; es mejor que no suceda, pero es algo que entra dentro de lo normal. Hay gente que está ansiosa y quiere celebrar unas fiestas e intentará saltarse algunas reglas y montará jaleo cuando llegue la policía”, explica. “Tenemos que ver las cosas con menos alarmismo”, concluye.