Ha sido una crisis sobrevenida, lo que se conoce como cisne negro, con un carácter bastante impredecible. No es por acumulación de desequilibrios económicos como pudo ser la de 2008. Ha sido una crisis de oferta, demanda, paralización de la actividad en todos los ámbitos", explica Pablo Martín, responsable del departamento económico de Confebask. 15 de marzo de 2020, entra en vigor el primer estado de alarma decretado por el Gobierno del Estado para responder a la extensión de la pandemia de coronavirus. 29 de marzo, el Consejo de Ministros aprueba suspender las actividades no esenciales y establece un permiso retribuido recuperable para los trabajadores afectados. La tormenta perfecta. "Hibernación económica" fue el concepto que se acuñó para denominarla, alumbrada por ese cisne negro que tenía forma de coronavirus.
"Fue un shock que nos igualó a todos -explica Enric Fernández, director de Planificación Estratégica y Estudios y Economista Jefe de CaixaBank-. Los países que tuvimos un cierre estricto vivimos caídas del PIB que rondaron el 20%". Según el INE, la economía española se contrajo entre abril y junio un 17,8% con respecto al primer trimestre del año, un descenso inédito en el histórico de la estadística, desplome que se fue al 21,5% interanual. En el caso navarro, el PIB caía un 18,8% en tasa interanual, un 15,6% respecto al primer trimestre. En Euskadi, la economía retrocedió un 16,4% en ese segundo trimestre respecto al anterior, un 19,5% anual.
"Navarra es la comunidad en la que la industria tiene el mayor peso en el PIB, con un 30%, y su comportamiento junto con el del sector agroalimentario ha contribuido a que la caída haya sido algo menor de la esperada", apunta Carlos Fernández Valdivielso, secretario general de CEN (Confederación Empresarial Navarra). "El segundo trimestre fue prácticamente de economía cerrada, el desplome total -recuerda Martín-. El tercer trimestre comenzó la desescalada de una manera más clara; la industria y la construcción comenzaron a transitar a una normalización de actividad sin alcanzar el nivel normal, pero sí una recuperación. En los servicios, hay sectores que les ha costado más y otros que están aún sometidos a cierres y restricciones". "Ese peso industrial supone que tienes menos de otras cosas que han sufrido más, como el sector turístico y el sector servicios en general -abunda Enric Fernández-. El sector industrial se ha recuperado de manera relativamente rápida en todo el mundo. Al final, tienes en Navarra un peso del valor añadido del sector industrial por encima del 30% y en Euskadi casi el 25%, frente a España, del 16%"."Hay que apoyar a los sectores más castigados y promover programas de ayudas a las empresas viables". Carlos Fernández Valdivieso, Secretario General de la Confederación Empresarial de Navarra (CEN)
"Un aspecto que nos ha perjudicado, aunque no tanto como en anteriores crisis, es la dualidad que arrastramos en nuestro mercado laboral", continúa Fernández. "En la anterior crisis hubo pérdidas tanto de número de empresas como de empleo muy superiores a las del año pasado y, sin embargo, el año pasado la caída de la actividad económica no tuvo precedentes, más del doble que el peor año de la anterior crisis", describe Pablo Martín. "Los ERTE han tenido la gran virtud de apuntalar la capacidad de aguante de las empresas y, muy importante, mantener la relación laboral de los trabajadores con sus empresas -continúa-. Todo esto facilita que cuando la actividad se recupera, la empresa tenga capacidad de crecer. Sin estas herramientas -tanto los ERTE como las líneas de avales- habría habido cierres de empresas y una caída del empleo muy importante".
"2020 nos ha dejado un balance muy negativo en términos de empleo, con un aumento de nuestra tasa de paro de 2,64 puntos más que en 2019 -subraya Fernández Valdivielso en relación a Navarra-. El sector primario y la industria han mantenido el empleo, pero el sector servicios ha sido muy dañado". Pablo Martín explica respecto al contexto de la CAV: "Todo el sector de tubos venía de una situación ya complicada, con el oil&gas que estaba sufriendo unos precios muy bajos del petróleo y eso estaba frenando el ritmo inversor. Unos problemas que se han amplificado con la pandemia. Hay sectores como el refino de petróleo que también se están viendo muy afectados. Con la caída generalizada de actividad, el consumo de derivados del petróleo ha descendido. Si se suma la transición energética, afecta todavía más. Muchos de estos cambios van a tener un componente coyuntural, pero en algunos casos puede haber efectos estructurales. Por ejemplo, el transporte aéreo, los principales analistas auguran que le va a costar muchos años recuperar y que es probable que parte de los vuelos vayan a desaparecer, como los relacionados con el trabajo. O cómo va a ser el turismo del futuro, si va a cambiar la forma de viajar".
Euskadi cerró el año con 129.240 parados inscritos, un 13,21% más que en 2019, y 21.460 afiliados a la Seguridad Social menos que un año antes (-2,19%), con 41.073 trabajadores en ERTE. En Navarra, se destruyeron 2.752 empleos y otros 8.586 estaban pendientes de ERTE. En el conjunto del Estado, la pandemia se llevó por delante 360.105 puestos de trabajo a cierre de 2020, con 724.532 personas más en paro. Como referencia, en el sector servicios el paro se incrementó en 2020 entre el 11 y el 20% interanual."Tenemos una industria potente, muy abierta, y eso contribuye a diluir el impacto inicial de la crisis"."Tenemos una industria potente, muy abierta, y eso contribuye a diluir el impacto inicial de la crisis" Pablo Martín, Responsable del Departamento Económico de Confebask
"Estamos dando a las empresas y a sus trabajadores oxígeno, pero el depósito de oxígeno no es infinito", advierte Martín. El análisis responde a la eficacia de los ERTE, pero se extiende a otras medidas, caso de las líneas de avales como las activadas a través del ICO, Elkargi o Sonagar. A 31 de diciembre, el ICO había avalado con este programa 944.588 operaciones de 591.500 empresas en el Estado -18.431 empresas en Euskadi y 6.812 en Navarra-, con un importe total avalado de 87.085,8 millones de euros, la mayor parte destinado a pymes y autónomos.
"Si al inicio el problema al que se enfrentaban las empresas era la falta de liquidez, en este nuevo escenario pueden encontrarse con problemas de solvencia", advierte el secretario general de CEN. Pese a las ayudas activadas por las administraciones en distintos ámbitos, añade, "según un informe del BCE, las ayudas a las empresas en España se han quedado muy lejos de las aportadas en la zona euro y esto puede afectar a que la recuperación sea más lenta".
"A nivel europeo, creo que ha sido importantísimo tanto la respuesta de la política monetaria, buscando liquidez, como también comprando deuda pública", añade Fernández, para concluir que "la creación de mecanismos fiscales paneuropeos también ha contribuido a insuflar confianza en que Europa enfrenta esta crisis, con una determinación muy distinta a la anterior". Los fondos Next Generation "son una buena noticia, pero está por ver cómo se va a ir plasmando. Tenemos el libro, pero hemos escrito la primera página", valora Pablo Martín. "Suponen una oportunidad que debemos saber aprovechar", concluye Fernández Valdivielso.
El empleo, un año después de la pandemia: Balance y expectativas
Por Sara de la Rica/Lucía Gorjón/Imanol Lizarraga/Ainhoa Osés | Fundación Iseak
EN 2020, la economía todavía convaleciente tras una recuperación lenta y parcial de la anterior recesión ha afrontado una crisis sanitaria provocada por la covid-19 que ha arrasado gran parte de las mejoras alcanzadas en los últimos años.
Al contrario que en anteriores crisis de carácter industrial o financiero, la necesidad de "congelar" totalmente la economía durante largos periodos de tiempo ha afectado de forma transversal a todo el tejido productivo. En todas las regiones, un año después del inicio de la pandemia, la contracción del PIB y la pérdida de empleos es desoladora. Por dar algunas cifras, la economía vasca se contrajo en 2020 en un 9,5%, duplicando la contracción del 2009 y rompiendo la tendencia creciente observada desde 2014. El desempleo escaló hasta alcanzar su máximo de 145.000 personas en verano, cifras no observadas desde 2016. En Navarra, mientras, la caída del PIB fue del 8,3%, y alcanzó un máximo de 37.000 personas desempleadas.
El impacto económico de esta pandemia ha sido muy asimétrico por sectores. Se ha mostrado especialmente dañino para actividades del sector servicios que requieren de una alta interacción social, como la hostelería, el comercio y el turismo. En menor medida, la industria también ha sufrido una progresiva erosión de su rentabilidad, debido a la parálisis inicial, y a la posterior caída en el consumo y en las exportaciones. Por otra parte, han sido las pequeñas empresas y autónomos, que componen más del 80% del tejido productivo de las economías vasca y navarra, quienes más han sufrido los efectos económicos de esta pandemia por su menor músculo financiero. Sólo en marzo cerraron 1.768 empresas en Euskadi y 462 en la Comunidad Foral de Navarra, tantas como se habían creado en los 6 años anteriores. En lo que respecta a personas asalariadas, aquéllas con contrato temporal han sido sin duda quienes han sufrido la pandemia con mayor crudeza.
Si bien los números arrojan una situación económica muy delicada, la expectativa de una vacunación masiva en toda Europa en los próximos meses hará cambiar el panorama económico de manera sustancial. Sin la amenaza de la pandemia, la actividad comenzará a crecer con fuerza posiblemente a partir del verano. Esto podría traducirse en fuertes crecimientos del PIB a finales de año, cercanos al 6,5% en Navarra y al 9% en Euskadi. Este crecimiento provocará a corto plazo una recuperación del empleo, que si bien no será completa en 2021, sí será muy sustancial.
Para favorecer la recuperación económica, es imprescindible continuar a corto plazo apoyando a empresas viables, PYMEs fundamentalmente y autónomos, así como a las personas afectadas por el desempleo, para evitar que se cronifiquen en esta situación. Esta postura, indudablemente costosa, es vital para restablecer el dinamismo en la actividad tan pronto como sea posible.
La buena noticia es que tanto Euskadi como Navarra están bien posicionadas para obtener financiación europea para una transformación económica dirigida a una sociedad verde y digitalmente moderna. Es imprescindible apostar por una reindustrialización, basada en las fortalezas propias, dirigida hacia actividades de futuro que sean generadoras de empleo de un mercado laboral inclusivo que se centre en la continua adaptación de las personas a entornos laborales cada vez más cambiantes.