- España vivió la noche del sábado un nuevo episodio de protestas contra las restricciones para combatir el coronavirus y por segunda noche tornaron en disturbios en Madrid, Logroño, Málaga, Granada, las tres capitales vascas, Murcia, Granada, Igualada, Ceuta, Ibiza, Santander, Alicante y Guadalajara.
Los altercados, que se extendieron a otros puntos del país respecto a los ocurridos el viernes, se saldaron con 60 detenidos en todo el país, 33 en Madrid, 8 en Logroño, 5 en Santander, 4 en Igualada, 4 en Bilbao, dos en Cartagena y otros dos en Alicante. A ellos hay que sumar un detenido en Málaga, Ibiza, Murcia, Granada y Guadalajara. Además, se registró una veintena de heridos.
Carreras, lanzamiento de objetos y quema de contenedores fueron el denominador común de unas protestas que, como ya ocurriese la noche del viernes, fueron convocadas desde las redes sociales para censurar el toque de queda y los confinamientos selectivos.
En Madrid, los incidentes violentos se desencadenaron por una protesta no comunicada a la Delegación del Gobierno en Madrid convocada en la Puerta del Sol, a la que acudieron entre 80 y 100 personas. Tras ser desalojada la plaza, los manifestantes, en grupos de 8 a 10 personas, acabaron en la céntrica Gran Vía, donde quemaron contenedores y levantaron barricadas en la calzada.
En la CAV, un grupo de unos 70 encapuchados lanzaron piedras y rompieron escaparates y portales de viviendas en Vitoria, después de que se celebrase por la tarde una concentración de unos 300 negacionistas, que fue disuelta por la Ertzaintza y tras la que se produjeron incidentes. No hubo detenidos. Además, cuatro personas fueron detenidas en Bilbao durante los disturbios que se registraron en las inmediaciones de la Plaza Indautxu.
En La Rioja hubo concentraciones en Logroño y en Haro. En la capital riojana se concentraron unas 500 personas, grupo que después se fue reduciendo a unas 150. Según informó la delegada del Gobierno en La Rioja, María Marrodán, los daños aún no están cuantificados “pero son numerosos y cuantiosos”. La concentración de Logroño se saldó con siete detenidos, de entre 15 y 24 años, y siete agentes heridos.
En un momento en el que los contagios siguen avanzando, la violencia en las calles, donde hubo incluso saqueos, fue censurada como “intolerable” por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien apeló a la “responsabilidad, la unidad y el sacrificio” para vender la pandemia.
Un mensaje similar lanzó el ministro de Sanidad, Salvador Illa, que alertó de que “vivimos meses de esfuerzo y no es momento de relajar medidas”. También la presidenta madrileña y el alcalde de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, llamaron a cumplir la ley para evitar la transmisión del virus.
Las protestas generaron además choques entre partidos. Vox criticó que los Mossos atribuyesen las concentraciones de Barcelona el viernes a la extrema derecha, culpando en su lugar a la extrema izquierda y a menores no acompañados. El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, le devolvió ayer la acusación. El vicepresidente segundo del Gobierno acusó a la “ultraderecha” de acometer una “estrategia de la tensión” y de promover disturbios “tirando la piedra y escondiendo la mano”.
El respaldo de Vox a las protestas provocó además críticas de algunos diputados del PP, aunque no de su líder, Pablo Casado. El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, acusó al PP de ser igual al PSOE. “Vox apoya las protestas pacíficas y pide a la Policía que detenga a los delincuentes”, defendió.
Todos los dirigentes coincidieron en agradecer su labor a las fuerzas y cuerpos de seguridad, que reclamaron más seguridad sanitaria y jurídica ante el aumento de concentraciones.
Alborotadores profesionales. La Policía cree que detrás de las protestas están grupos profesionales de alborotadores y que no hay una organización que las coordine a nivel nacional. Indican que son minoritarias, y que al amparo de esas movilizaciones convocadas por las redes en contra del toque de queda por la pandemia se cuelan grupos radicales de extrema derecha y de extrema izquierda, además de ultras del fútbol. La Policía no tiene constancia de que haya una mano negra que las convoque a nivel nacional para aglutinar a los más violentos, sino que son convocatorias geográficas muy puntuales.