- "La ciudadanía exige claridad y puede incluso llegar a castigar las rectificaciones o adaptaciones que adoptan los responsables políticos, bien porque las confundan con errores o porque puedan considerarlas interesadas. Quieren certidumbre total y esta nadie la puede dar", explica a DNA, el catedrático de Fisiología y exrector de la UPV, Juan Ignacio Pérez Iglesias, codirector del curso Covid-19, el tortuoso camino de ida y vuelta entre ciencia y política, que tendrá lugar en el Palacio de Miramar en Donostia.
La propia naturaleza de la ciencia y cómo se genera el conocimiento científico condiciona mucho la forma en la que se toman las decisiones políticas. Precisamente de esto hablará el científico de la UPV, quien afirma con rotundidad que durante esta pandemia no se ha informado correctamente a la ciudadanía. "El problema es que no habíamos vivido nunca una situación de esta magnitud . Lo más cercano a esto, que luego se quedó en aguas de borraja, fue la llegada de la gripe A", apunta.
Antes aparecieron el SARS, el MERS..., sin embargo, la gripe A, por la repercusión que tuvo en Occidente y el modo en que se trató, con críticas desmesuradas a la gestión de la OMS y el ambiente que se generó, tuvo consecuencias muy negativas en la forma en que se percibió la actual pandemia y la crisis sanitaria.
"A la gente le resulta muy difícil de asimilar y aceptar que el conocimiento no se genera de un día para otro, sino que es un bien que cuesta muchísimo crear y siempre es provisional. Para quienes nos dedicamos a la ciencia, esta noción de provisionalidad la tenemos muy clara y no pasa nada, porque lo tenemos asumido, pero al ciudadano común le perturba mucho", señala.
Sostiene que, desde el punto de vista de la política, existe el problema de que debemos aceptar que una decisión que se toma en un contexto como éste no solo debe de tener en cuenta la información científica disponible, sino que también tiene que tomar en consideración los bienes a preservar que quien toma la decisión piensa que merecen ser mantenidos. "Esto es una cosa que a mucha gente le cuesta asimilar", reconoce.
Juan Ignacio Pérez tiene la impresión de que en toda esta crisis vivida, sobre todo, en los últimos dos meses, el acuciante interés por preservar la actividad económica ha redundado en perjuicio de las condiciones para abrir los centros docentes. ¿Ha hecho bien o mal el responsable político con esta decisión? "No lo sé, porque no sé cuáles serán las consecuencias. Quizás ha hecho bien, pero tal vez mal", sostiene.
Cree que hay tanta incertidumbre en el conocimiento que tenemos como en las consecuencias de cada decisión tomada, "que realmente es difícil evaluarlas en el momento en el que se toman. Para mí es algo consustancial al conocimiento científico el cómo se genera y algo esencial a las relaciones nada fáciles entre el conocimiento científico y las decisiones políticas que van más allá. Ambos ámbitos tienen componentes de cuales son los bienes a preservar en cada caso", indica Pérez Iglesias.
Muchos políticos, cuando se les pregunta sobre las medidas a adoptar, contestan que se basarán en las indicaciones de los científicos. ¿Es así? "No es verdad. Los científicos no dicen lo que hay que hacer. Lo que decimos es si hace esto, lo más probable es que ocurra esto. No solo no es cierto, sino que el hecho de no explicar a la ciudadanía todos los elementos que tienen en cuenta es un boomerang que se vuelve contra ellos", sentencia. De hecho, cuando un político señala que hace lo que dicen los científicos "se escuda en ellos para defender una decisión siempre discutible".
El catedrático considera que esto es así "porque en algún momento habrá que cambiar las cosas y justificar por qué se varían. Eso es un serio problema. Por ejemplo, cuando se decidió el confinamiento estaba claro que el bien a preservar era la salud del sistema sanitario. Ni siquiera era la vida de las personas, aunque se dijo que eran por las vidas humanas. Sin embargo, era la integridad del sistema sanitario el indicador grave y en aquel momento los políticos temieron que se colapsara el sistema sanitario y que la catástrofe podría ser mayúscula. Estaba claro que esto era el bien a preservar",
Sin embargo, una vez disminuida esa presión, los políticos tienen otras consideraciones. "Las entiendo muy bien, además, no sé muy bien qué consecuencias puede tener a largo plazo que se supriman la actividad comercial en una zona o el ocio nocturno. No tengo ni idea. Eso es lo que tiene que valorar el político y lo hace con un grado de incertidumbre extraordinario porque él tampoco lo sabe; porque tiene que tener en cuenta otros elementos, no solo los científicos, que como tales al científico no le interesan, pero sí como ciudadano que es".
Este será el contexto intelectual del curso de Donostia. "A partir de ahí, los científicos hablaremos de ciencia y los que están en el mundo de la política o de la gestión de la relación entre el conocimiento científico y la política". En Suecia hicieron lo que les dijeron los científicos, "lo antepusieron a otros criterios; ahora muchos epidemiólogos y expertos de áreas afines sostienen que en Europa actuamos como los suecos pero sin decirlo".
Curso. Codirigido por Mikel Mancisidor y el catedrático José Ignacio Pérez Iglesias, los días 23 y 24 de septiembre, en el Palacio de Miramar de Donostia, enmarcado en los Cursos de Verano de la UPV-EHU, se celebrará el seminario presencial o, si se prefiere en formato webinar, donde se abordará un tema de rabiosa actualidad como Covid-19, el tortuoso camino de ida y vuelta entre ciencia y política. Dirigido al publico en general, contará con expertos en ciencia y política como el especialista en Salud Pública, Adrián Hugo Llorente; Imma Aguilar, consultora de comunicación política; la microbióloga, Miren Basaras y el alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran.
"Con el confinamiento los políticos preservaron la salud del sistema sanitario"
Científico y exrector de la UPV-EHU