El 29,2 % de los estudiantes de enseñanzas secundarias de Euskadi han reconocido haber hecho apuestas deportivas en el año anterior a ser preguntado y un 5 % podría tener un problema grave con esta práctica y estar en riesgo de desarrollar una adicción al juego, según un estudio de la Universidad de Deusto.
BILBAO. El director del Instituto Deusto de Drogodependencias, Manuel González de Audikana, ha presentado hoy estos datos, contenidos en la IX edición de la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en el País Vasco, que también refleja que los consumos de drogas legales e ilegales entre los chavales desciende a mínimos en la última década.
La encuesta se ha realizado en el curso 2016/17 sobre una muestra de 6.007 estudiantes de entre 12 y 22 años de 43 centros de Educación Secundaria, Bachiller y Formación Profesional.
Como novedad en esta edición, se ha incorporado en el análisis el juego dinerario, cuya práctica comienza a ser destacable a partir de los 15, 16 y 17 años, y el uso y abuso de internet y las redes sociales.
El estudio evidencia que las prácticas de juego y apuestas más generalizadas entre los estudiantes en el último año analizado son las apuestas deportivas (29,2 % las han realizado) y los juegos de cartas con dinero (23,7 %) y, en menor medida, las máquinas tragaperras (16,6 %) y los juegos "online" (7,4 %).
González ha señalado que de las respuestas se concluye que en torno a un 5 % de los chavales podrían tener un problema grave con las apuestas y ha evidenciado que la presencia del juego dinerario en internet, donde "trastean" estos jóvenes, hace "bastante difícil" controlar esta práctica.
Según ha indicado, las asociaciones que combaten la ludopatía vienen alertando de que cada vez hay casos de personas más jóvenes con problemas de adicción al juego, en un contexto de "invasión" de la publicidad que incita a jugar y hacer apuestas usando como reclamo rostros conocidos, como los de deportistas.
Se trata éste de un problema nuevo, cuya tendencia "puede ir a más", según ha avisado, "preocupado" por ello, el director de Salud Pública y Adicciones del Gobierno vasco, Juan Jose Aurrekoetxea, presente también en el acto informativo.
El estudio también pone de manifiesto que los estudiantes usan como principal tecnología para divertirse el teléfono móvil y lo hacen con dicho fin más de 3 horas al día, tanto en fin de semana como entre semana.
González ha advertido de la posibilidad de que el abuso del uso de la tecnología como medio de diversión pueda tener cierta relación con las dificultades escolares. El fracaso escolar también puede estar ligado al consumo de drogas, ha avisado.
En este último apartado, se confirma la tendencia observada en la medición efectuada en 2011 con descensos en los consumos de tabaco y alcohol y también las intoxicaciones etílicas.
La droga más consumida por los estudiantes es el alcohol, con un 59 % que afirma haberlo consumido en el último año (7 puntos menos en relación a 2011).
Los 13-14 años suele ser la edad de inicio en su consumo, mientras que los 15-16 años suele ser la de la borrachera (el 38,8 % reconocen haber sufrido un intoxicación etílica en el último año frente al 42,7 % de 2011) y el inicio del consumo del cannabis.
En contra de la tendencia general, esta sustancia ha registrado un pequeño repunte de 3 puntos desde 2011 y se sitúa tras el tabaco (consumido por el 35 % de los estudiantes) en el tercer lugar del consumo -primera droga ilegal-, con una proporción de población que la consume del 25,5 %, seguido de los hipnosedantes (con o sin receta), que alcanzan el 7,2 %.
González ha alertado de la aparición del consumo de psicofármacos entre los jóvenes y también ha avisado de la "excesiva buena prensa" de la que goza el cannabis cuando "tiene sus riesgos para los chavales".
Respecto al resto de drogas tienen unas prevalencias más reducidas. La cocaína se queda en un 2,9 %, las anfetaminas en un 2,5 % y el éxtasis en un 2,4 %.
El consumo de todas las drogas legales e ilegales está más extendido entre los hombres que entre las mujeres, excepto los hipnosedantes, en los que sucede lo contrario.