Bilbao - Según señala el informe de la Fundación Foessa sobre Exclusión estructural e Integración social, “de la evolución de la tasa de pobreza estándar (ingresos por debajo del 60% de la renta mediana) puede deducirse que el problema de la vulnerabilidad sigue afectando a más de uno de cada cinco hogares, si bien en 2017, después de tres años sin cambios, la tasa bajó medio punto. Si ese listón se eleva para recoger las rentas que están justo por encima del umbral (75% de la mediana), listón que suele considerarse como delimitador de las situaciones de vulnerabilidad, se mantiene la imagen de una reducción muy lenta del porcentaje de población expuesta a un problema de insuficiencia de ingresos (un tercio del total), con un indicador todavía igual al que había en 2013”. Añade el informe de la fundación de Cáritas, que “cuando hacemos la comparativa de los datos actuales con los obtenidos en 2007 se acentúa la visión de una sociedad que consolida la desigualdad”. Un incremento de un 12% más de personas en exclusión social y de un 40% de población sufriendo la exclusión social severa es la factura en términos de exclusión social que nuestra sociedad ha pagado tras una crisis económica de 6 años y 4 años de recuperación. Este es el resultado de la “resaca” de la crisis: 1,2 millones de personas más en el espacio de la exclusión”. - B. Sotillo
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