amedia tarde eran ya más de 200 personas. Se ha hablado tanto sobre el proyecto que todos quieren conocer al renovado Aita Mari desde dentro. Zarpó hace cuatro meses de Getaria siendo un atunero y, como un adolescente que madura con el tiempo, regresó ayer a la localidad costera convertido en un barco humanitario que dejó boquiabiertos a los arrantzales que conocieron el buque en otro tiempo.
Comienza la cuenta atrás. Los deberes ya están hechos, pero queda lo más importante, acudir al rescate de almas en pena que se juegan la vida en el mar. Son ya 1.730 personas muertas por ahogamiento este año intentando cruzar el Mediterráneo central, aunque es probable que el número real de fallecidos sea mucho mayor, ya que estos dramas no siempre son presenciados o registrados por las autoridades de Naciones Unidas. De hecho, cada vez hay menos testigos ello. Desde la indignación que suscita semejante atropello a los derechos humanos, ha sido concebido un proyecto solidario al que ha dado forma la ONG guipuzcoana Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), que hizo ayer la presentación oficial del barco en Getaria. El acto contó con la presencia de los alcaldes de Getaria, Nikanor Lertxundi, el de Zarautz, Xabier Txurruka, y de Jonan Fernández, secretario general de Derechos Humanos del Gobierno Vasco, que ha aportado 400.000 euros.
Ayudar al ‘Aquarius’
Todo está listo, solo hace falta el visto bueno administrativo de Madrid. Los tripulantes del buque, que cuentan las horas para recibir el permiso, saben que toda ayuda es poca en el Mediterráneo central. No puede ser más elocuente la alerta que lanzaron ayer las dos ONG gestoras del barco de salvamento Aquarius. Dicen que hay que actuar sin dilación, y han hecho una petición en Internet para movilizar a la sociedad y lograr que el barco, que no tiene pabellón para navegar, pueda seguir su misión de salvamento de vidas. En este contexto, los voluntarios que han convertido el pesquero de Getaria en barco de salvamento, no quieren esperar más. El Aquarius, conocido por intervenir en varios rescates el último verano, lleva dos días esperando en aguas internacionales para desembarcar en Malta a los 58 inmigrantes salvados en su más reciente misión, que serán repartidos entre Alemania, Francia, España y Portugal.
Su labor es titánica, como la que en su día desempeñó el héroe popular nacido en Zumaia que da nombre al Aita Mari. El barco humanitario vasco regresa hoy al puerto de Pasaia, pero quiere zarpar cuanto antes. Al igual que el Aquarius, ansioso por hacerse a la mar lo más rápidamente posible para salvar vidas. SOS Mediterranée y Médicos Sin Fronteras llamaron ayer a “una movilización ciudadana urgente en el ámbito europeo”, según señalaron las organizaciones en un comunicado.
Desde Getaria lo confirmaban ayer. “En estos momentos no operan barcos de asistencia humanitaria y los únicos que navegan son militares y los guardacostas libios”, algo a todas luces “insuficiente”, según advirtió Iñigo Mijangos, presidente de la ONG guipuzcoana.
El buque, que cuenta con una capacidad para atender a 150 personas y una tripulación de 18 personas, navegará bajo bandera española y zarpará del puerto de Pasaia “dentro de 10 o 15 días”, una vez completados los trámites necesarios “para garantizar la seguridad del buque y de las personas que viajan en él”.