Madrid - La evolución de la gastronomía en las últimas décadas ha dejado cuestiones sin regulación jurídica, tales como la protección de los derechos de autor sobre los platos o las estadías de formación que cocineros, profesionales o no, hacen gratuitamente en restaurantes. Sobre la necesidad de establecer un espacio jurídico que atienda las especificidades del sector coincidieron ayer cocineros y juristas en el primer Congreso Internacional de Gastronomía y Derecho. Este congreso es el primer paso de lo que esperan se convierta en una ley Integral de Gastronomía, para lo que también se puso en marcha la Asociación Europea de Derecho y Gastronomía. También se pretende que la gastronomía sea protegida con la declaración de bien de interés cultural.
El presidente de la Federación de Cocineros y Reposteros de España, Mario Sandoval, dio la bienvenida a una iniciativa que busca resolver “el vacío legal de los cocineros y del sector”. Uno de los temas abordados fue la protección de los derechos de autor en la cocina para evitar el plagio y se planteó también si se podrían proteger recetas tradicionales como las de la paella o el gazpacho para evitar que se desvirtúen.
El letrado Julio González-Soria recordó que la finalidad del derecho de autor es “proteger a quien contribuye al crecimiento de la ciencia y de la cultura, y la creación culinaria cumple esos requisitos y tiene derecho a la protección”. De cualquier manera, previamente habría que determinar “qué creación culinaria es artística, porque no todas lo son”, tarea a la que conminó a las asociaciones del sector.
De este modo, esas platos quedarían amparados por la Ley de Propiedad Intelectual, que contempla como objeto de protección todas las creaciones originales literarias, científicas o artísticas expresadas por cualquier medio o soporte tangible o intangible. González-Soria advirtió de que el proceso puede ser largo, por lo que también sugirió la vía de la patente o la del “autocontrol del sector”, que, según apuntó el también letrado Santiago Robert, podía formalizarse a través de un código deontológico.
Alfonso Morodo, de Global Premium Brands, criticó que la legislación actual no permite registrar conceptos como el de su “ginebra mediterránea”, mientras que el sistema de producción London Dry sí esta protegido por la normativa británica. “Eso ha hecho que nuestra ginebra mediterránea Gin Mare ya tenga copias en España y en el extranjero, y es frustrante ver cómo no hay forma de proteger un trabajo de desarrollo”. Sobre el tema de la regulación laboral de la hostelería, el cocinero Pedro Larumbe recordó que, cuando comenzó a trabajar, “era casi un lujo que te dieran de alta en la Seguridad Social” y, aunque ahora “la cosa ha cambiado mucho”, aún quedan “lagunas” como la regulación de las estadías o las prácticas, además de cierto “desfase” entre la realidad de los restaurantes y la formación de las escuelas de hostelería.
Larumbe defendió que las estadías son “formación” en una profesión en la que “no vale el toreo de salón, hay que ponerse con un cuchillo y una cebolla”, postura que compartió su colega Roberto Capone, ya que “los chicos quieren aprender. No vienen a trabajar gratis, vienen a hacer practicas”.
Becas no remuneradas Aunque se habló de figuras como las becas no remuneradas y las prácticas extracurriculares, los juristas reconocieron la existencia de “ciertos vacíos legales por la singularidad de la actividad gastronómica”, por lo que la magistrada del Tribunal Supremo Rosa María Violés sugirió “establecer una categoría concreta en el convenio colectivo”. No obstante, defendió que, “aunque no cobre lo mismo que un chef, los stagiaires sí tienen que cobrar y no menos del salario mínimo interprofesional”.
La presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género y vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), María Ángeles Carmona, analizó la hostelería desde una perspectiva de género para denunciar que, si la invisibilidad de la mujer “es una realidad en todos los sectores profesionales, en este es el doble”. - Efe
Plagio. Los chefs reclaman la protección de los derechos de autor para evitar el plagio, con lo que se podrían proteger recetas tradicionales como la de la paella o el gazpacho para evitar que se desvirtúen.
Prácticas y becarios. Los juristas advierten que, “aunque no cobre lo mismo que un chef, los ‘stagiaires’ sí tienen que cobrar y no menos del salario mínimo interprofesional”. Para ello piden una categoría concretan en el convenio colectivo.
La mujer en la cocina. María Ángeles Carmona criticó que “la RAE no reconoce la palabra chefa” y recordó que “de los 195 restaurantes con estrellas Michelin solo 18 tienen una mujer al frente”.