Bilbao - La prestigiosa revista científica Science ha publicado los resultados de una investigación liderada por Unai Pascual (Gasteiz, 1973) en la que se defiende la necesidad de enriquecer las evaluaciones científicas con aportes del conocimiento local, más pegado al mundo terrenal.

Lo primero, enhorabuena por la publicación de ese artículo en la revista Science, otro más para usted.

-Eskerrik asko. Es mi segundo ochomil. Uno, en 2013, y este como Txikon, en invierno. El otro también fue muy importante, con mucho trabajo por detrás, pero este ya es como líder del trabajo junto con Sandra Díaz, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina. Y eso tiene un plus, un valor añadido. Tiene mucho más trabajo porque contribuyes a un producto científico de estas características y además lo lideras.

¿Y es difícil llegar a ese reconocimiento internacional?

-Es muy complicado. Para un científico publicar algo en Science o Nature es como hollar un ochomil y ahora además, abriendo la expedición.

El culmen, por así decirlo?

-Lo que se publica es muy importante para toda la comunidad científica, pero es que además, en la sección de la revista donde hemos publicado es donde se presentan aquellos trabajos científicos que tienen una aplicación o un efecto inmediato a la hora de diseñar políticas públicas, con repercusión en el día a día de la gente.

Mayor repercusión entonces.

-Y como está conectado a Naciones Unidas, tiene una incidencia directa en cancillerías, ministerios y técnicos que trabajan en el diseño de políticas.

El trabajo incide en la necesidad de poner en valor las contribuciones de la naturaleza para las personas.

-El artículo anterior en Science estaba muy vinculado con la valoración económica de los servicios de los ecosistemas en todo un país, el Reino Unido. Comprobamos cómo políticas como la PAC pueden menoscabar muchos servicios de los ecosistemas básicos para el bienestar de la población. Lo que decimos ahora es que hay muchos aspectos inmateriales de la naturaleza asociadas con la cultura, que son aspectos mas intangibles, que no pasan por mercados ni por filtros económicos, pero que sí tienen un impacto muy directo en el bienestar de las personas.

Para algunos incluso más importantes que las tangibles?.

-Nosotros ponemos de relieve esas contribuciones que hace la naturaleza que son más inmateriales. Decimos que son muy importantes, ni más ni menos que las más materiales. Eso depende del contexto, de quién valore y para qué. Pero sí que son muy importantes en las evaluaciones científicas de los cambios que están ocurriendo en la naturaleza y la relación del ser humano con la naturaleza.

¿Algunos ejemplos de esas contribuciones inmateriales?

-Un bosque en un monte no solo ofrece materias primas. Si preguntas, la gente te hablará de la madera, de los animales que alberga, que limpia el aire,? pero si lo acercas por ejemplo a Euskal Herria y hablas del Gorbea, de lugares como Txindoki o Aralar pues te encuentras con que además de ser un lugar de esparcimiento tiene un componente intangible muy importante para la cultura de ese lugar. Por ejemplo, la gente del Goierri no podría entender que no pudieran ir al Txindoki. Para ellos es sagrado?. Nosotros ponemos de relieve que además de todo el conocimiento científico para entender lo que está pasando con el cambio climático, los usos del suelo, la pérdida de biodiversidad,? hay que tener en cuenta todo tipo de relaciones con la naturaleza y eso implica entender mejor y poner en valor esos intangibles.

Una visión acertada, al menos para un profano?

-Decimos que hay muchos lugares del planeta, donde más biodiversidad existe pero también donde más rápido se está perdiendo, a los que el conocimiento científico es vital pero en los que el conocimiento tradicional o indígena es también muy valioso para entender el uso de plantas, el suelo? Y por tanto no podemos permitirnos el lujo de no mimar y utilizar ese conocimiento que ha evolucionado desde hace siglos a la par que el científico. Que Science, una revista científica por antonomasia, también diga que ese conocimiento local de un baserritarra de Euskal Herria o de un indígena del Amazonas, es muy valioso y que es necesario tenerlo en cuenta para evaluar qué está pasando con el planeta, y qué soluciones existen para enfrentarnos a la pérdida de biodiversidad, es realmente importante.

¿Y esto nunca había sido recogido en las declaraciones mundiales?

-Hay muchos discursos sobre este asunto, sobre todo en países con poblaciones indígenas muy importantes como Bolivia, Chile, México, Brasil,.... Lo que hacemos desde el punto de vista científico es ir más allá de los discursos políticos y decir: “Señoras, señores esto es fundamental”. Y que lo respalde Science?.

Pues Euskal Herria siempre ha estado ligada a la mar, la montaña y la llanada. Explotando la naturaleza y sus recursos, pero también como comunidad humana respetuosa con la naturaleza. ¿Podríamos ser ejemplo para alguien?

-Te cuento una anécdota. Hace un par de años organicé una reunión internacional en Donostia con un grupo de científicos con un tema muy parecido. Les llevé a cenar a la Parte Vieja, a un bar normal, agradable; ni una taberna chusquera ni un restaurante con estrella. Unos chipirones. Y alucinaban de la calidad de la gastronomía y sobre todo de la cultura relacionada. Cuando les iba explicando cómo vivíamos la gastronomía en Euskal Herria se daban cuenta y le daban sentido a todo porque lo vivían y entendían que la comida aquí es un tipo de relación con la naturaleza muy particular. A partir de ahí, llegamos a la conclusión de que los alimentos no son solo comida que pasa por los mercados.

Y surgió la idea de este trabajo?

-Si solo vemos la comida como calorías, proteínas o euros, pues nos dejamos muchas cosas de lado. Los científicos que vinieron coincidieron en que había que darle una vuelta a la hora de hacer evaluaciones de lo que aporta la naturaleza. Por ejemplo, si hablamos de alimentos no podemos quedarnos con lo material. Hay que entender muy bien el aporte cultural de esa contribución inmaterial que hace que la gastronomía tenga para nosotros una dimensión diferente a la que pueda tener en Manhattan o en Londres. No podemos entender las contribuciones de la naturaleza para la gente si eso lo descontextualizamos de la cultura. Nos quedaríamos cojos si el concepto de la contribución de la naturaleza para el ser humano se universaliza sin tener en cuenta el componente cultural.

Lo entiendo. Y ahora le doy yo otro ejemplo: en Gernika hay un roble que tiene un valor intangible.

-Otro buen ejemplo. El contexto cultural es aquí fundamental. Es mucho más que un árbol porque representa la identidad de un pueblo. Hay elementos de la naturaleza que sobrepasan por mucho el valor material. Y sin esa contribución cultural perderíamos mucho de nuestra esencia como sociedad. Un árbol, un bosque, un río, el mar, pueden albergar la identidad de un pueblo, de una cultura.

Las palabras ciencia, investigación y sociedad se están mezclando mucho en esta conversación?

-De lo que se trata es de abrir un poco los ojos de la Ciencia cuando hagamos evaluaciones del estado actual pero también pasado y posibles futuros de la naturaleza. Para tratar de entender cómo funcionan los ecosistemas también se necesita de antropólogos, psicólogos, historiadores, sociólogos, gente que conozca la cultura de un lugar?. Sin esas aportaciones nunca llegaremos a entender lo que realmente supone la naturaleza para el ser humano. Todo ese gran equipo, si funciona bien, nos daría una visión científica y un conocimiento mucho más rico para tomar las mejores decisiones.

Pues también me parece acertado.

-Esto significa que las políticas públicas que se tomen sobre la gestión de los ecosistemas y de los recursos naturales se adopten con una base mucho más real. Y que no caigamos siempre en lo más fácil de identificar progreso con crecimiento económico y por tanto reducir el uso de la naturaleza a medir los beneficios económicos que esta nos reporta.

¿Y hay recorrido? ¿Las agendas políticas tienen en cuenta todo esto?

-No soy un iluso. Porque se publique en Science las cosas no van a cambiar por arte de magia porque los tomadores de decisiones no leen Science. Pero como esto lo hemos hecho en el contexto de una plataforma intergubernamental Ipbes de la ONU, ya le confiere al trabajo un cariz más político. Es la ONU, y está de acuerdo con esta perspectiva. Esto incrementa el valor del trabajo científico.

Entonces confía en dejar huella?

-Ojalá estas ideas no se queden en papel. Espero que sirva para mejorar las evaluaciones científicas sobre la naturaleza. A nivel político, si lo tendrá o no, el tiempo lo dirá, pero la pretensión con que hemos hecho este trabajo en los últimos años es para tener incidencia en la toma decisiones políticas. Y ojalá que la tenga: los científicos de abajo a arriba y la ONU de arriba a abajo. De la ONU, que es lo más arriba que puede haber desde una idea de gobierno transnacional, a Estados miembro que reconozcan la relevancia de esta aportación científicamente robusta y socialmente legítima.