rianxo (a coruña) - El autor confeso de la muerte de Diana Quer, José Enrique Abuín Gey, El Chicle, era desde noviembre de 2016 el principal sospechoso de la desaparición de la joven madrileña, que se había producido en agosto de ese año, pero la falta de pruebas, la coartada de su familia y el hecho de que Abuín fuese -en palabras de los responsables de la Guardia Civil- “un criminal avispado”, retrasaron su detención hasta el pasado viernes 29 de diciembre.

Ayer, al tiempo que se informaba de que las pruebas de ADN han confirmado que el cuerpo hallado en una nave industrial abandonada es el de Diana Quer, los mandos de los cuerpos policiales que han llevado la investigación del caso dieron una rueda de prensa para esclarecer los detalles de lo ocurrido en A Pobra do Caramiñal el 22 de agosto de 2016. En esa comparecencia el coronel Francisco Javier Jambrina Rodríguez, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, detalló que el cuerpo de Diana Quer, que fue hallado en una nave de Rianxo, estaba “lastrado” con ladrillos de hormigón y había sido “atado” por la cintura y hombros con dos cuerdas. Todo ello, y en base a las comprobaciones, con el objeto de que el cadáver no saliese a la superficie de ese profundo depósito de agua potable en funcionamiento cuando en el recinto estaba operativa una fábrica de gaseosas.

El lugar, al que José Enrique Abuín guió a los investigadores tras confesar que había causado la muerte de Diana, es un local privado y cerrado, que no había sido inspeccionado con anterioridad, puesto que solamente se podía acceder al mismo con una orden judicial justificada por una fundada sospecha.

Por eso se esperó y el pasado fin de semana, con toda la información, un perro de rastros biológicos marcó que allí había restos y a continuación ya una cámara submarina detectó el cuerpo, que, según contó Jambrina Rodríguez, está “bastante bien conservado”, al encontrarse en agua limpia, en la que no hay fauna, tampoco corrientes, y la temperatura es baja y estable.

En esta especie de pozo se recuperó también el bolso y una brida plástica, acerca de la cual la autopsia -dijo el coronel- determinará si se empleó para estrangular o atar las manos a la víctima.

No murió atropellada En este sentido, los investigadores ven “imposible” que Diana Quer hubiese fallecido por atropello, como les dijo en una primera versión El Chicle -en el juzgado se acogió a su derecho a no declarar-, dado que, de haber sido así, “en un cuerpo queda algún tipo de rastro”.

Sobre si además del homicidio en el caso de Diana Quer ha habido una posible agresión sexual, el coronel de la UCO indicó que “El Chicle no lo manifiesta” y, en la misma línea, se manifestaron ambos responsables de la Guardia Civil sobre el posible estrangulamiento. “Aunque en alguna conversación informal el detenido haya comentado algo, no lo vamos a decir ni lo vamos a confirmar”, dijeron al ser preguntados sobre informaciones difundidas a este respecto.

Por su parte, el coronel de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, indicó que El Chicle les llevó hasta el cuerpo de la joven porque se quiso “liberar” del secreto para “reparar el daño causado”, aunque “la parte de lo que hizo, no la quiere asumir”.

Sánchez Corbí detalló que la investigación arrancó pronto, pues la denuncia por la desaparición de Diana Quer llegó a las pocas horas de producirse, aunque al principio no sabían si había delito: “No hay sospechoso, no hay móvil, no hay cuerpo, no hay nada”. No obstante, “se empezó a actuar muy pronto, al principio se corre mucho porque no sabemos qué ha pasado, piensas en salvar una vida si todavía estuvieras a tiempo de salvarla”, explicó.

El trabajo se desarrolló en cuatro ejes: vehículos, telefonía, feriantes y “el malo que se ha encontrado allí a una chica y se la ha llevado”; con la única pista de los puntos que recorrió el teléfono de Diana aquella noche desde las 2.42 hasta las 2.58 horas.

Por la investigación sobre vehículos, los agentes barajaron tres posibilidades, un coche descartado, otro con remolque y otro que nunca se identificó hasta averiguar, posteriormente, que pertenecía al ahora detenido. “El Chicle tenía un cincuenta por ciento de probabilidades de haber sido él”, apuntó Corbí. La Guardia Civil confirmó entonces que la ubicación de los móviles de Abuín y Quer coincidía, lo que lo llevó a convertirse en el “principal sospechoso” en noviembre de 2016.

Con todo el jefe de la UCO admitió que “el punto débil” de su investigación era “la gente que le había dado cobertura”, en referencia a la mujer del detenido y sus cuñados, que ofrecieron una coartada sobre dónde se encontraba la noche que desapareció la joven madrileña.

Mientras no estaba claro si José Enrique Abuín habría actuado solo o acompañado, empezó “el trabajo operativo sobre él”. Llega un momento en que El Chicle se sabe observado por los agentes y el 24 de noviembre llamó a miembro de la Guardia Civil al que consultó: “Creo que me están siguiendo, ¿tú sabes por qué?”. “Pretendía saber qué sabíamos. Ahí cometió un fallo. Dijo que la noche en cuestión estuvo con su mujer en las fiestas de A Pobra. Él se situó en el escenario. El 30 de noviembre los citamos a declarar como testigo a él y a su mujer. Él se equivoca, dice que sale a robar gasolina, no se sitúa en A Pobra, comete un error”, explicaron los responsables de la investigación.

Inicio. La joven Diana Quer desapareció sin dejar rastro el 22 de agosto de 2016, mientras regresaba a la casa de veraneo de su madre desde las fiestas de A Pobra, en las que había estado aquella noche.

Final. Dieciséis meses de búsqueda e incertidumbres acabaron el pasado 29 de diciembre con la detención de José Enrique Abuín Gey, un vecino de Rianxo, que confesó ser responsable de su muerte. El 31 de diciembre la Guardia Civil sacaba el cadáver de la joven de un pozo de agua en una fábrica abandonada de la parroquia de Asados.

El trabajo se desarrolló en cuatro ejes: vehículos, telefonía, feriantes y “el malo que se ha encontrado allí a una chica y se la ha llevado”; con la única pista de los puntos que recorrió el teléfono de Diana. Se llegaron a analizar “más de dos millones de datos” relativos a seguimiento de teléfonos móviles y el visionado de 40 cámaras.