Las ideas, las soluciones y alternativas a las corrientes tradicionales, jamás caducan. De hecho, siempre están en constante evolución. Prueba de ello es que los responsables del Instituto Hegoa llevan ya un tiempo abriendo su foco para atender a las nuevas preocupaciones de la sociedad sin descuidar, eso sí, el espíritu original de la Cooperación Internacional y el Desarrollo. Ahí entrarían, por ejemplo, todo lo relacionado con los Derechos Humanos, la ecología y el medio ambiente. Y es que, tal y como indicaban, “cada vez se hacen más necesarias una economía social y solidaria, nuevas estrategias para la construcción de la paz y el tratamiento de los conflictos armados, la memoria, la violencia y la reparación. Y, sin olvidarnos, del género y el desarrollo como espacio importante de trabajo”.
Asimismo, indicaba Karlos Pérez de Armiño -actual director del centro- también se apostará por combinar el embrión de hace tres décadas con las nuevas tecnologías para difundir las investigaciones y publicaciones. También confirmaba el propósito de Hegoa de “atraer jóvenes que investiguen en cooperación y desarrollo, con capacidad técnica y profesional, que desarrollen un conocimiento crítico sobre los grandes cambios y desigualdades actuales, en un mundo incierto donde en el Norte hay mucho Sur; y en el Sur, Norte”, testimoniaba Pérez de Armiño.
De este modo, el Instituto actualizaría sus líneas de actuación para abarcar otras estrategias que ya se antojan fundamentales en el horizonte futuro compartido. Así, aquel Hegoa que apareció con la misión de constituir en Euskadi un centro de estudios en torno al desarrollo y la cooperación que contribuyera a reforzar la sensibilidad y las capacidades en ambas materias, estaría dando una vuelta de tuerca a su actividad a fin de reforzar su capacidad “de investigación y de reflexión sobre los cambios y desafíos que el mundo viene experimentando en el campo del desarrollo, la paz y los Derechos Humanos”.
Entre ellos figuran, por ejemplo, las dinámicas que incrementan las desigualdades sociales y de género, los conflictos armados y diferentes formas de violencia, la crisis ecológica, el auge de ideologías y políticas xenófobas y lesivas para los Derechos Humanos, y un largo etcétera. El objetivo no es solo ayudar a entender mejor tales procesos, sino aportar un pensamiento crítico que ayude a formular alternativas. En segundo lugar, mantener el difícil pero necesario equilibrio entre un trabajo sólido en lo académico pero socialmente útil.