Santiago de Compostela - Cientos de animales han fallecido por la oleada de incendios que comenzó el pasado fin de semana en Galicia, Asturias y Castilla y León, y ha puesto en riesgo hábitats de especies amenazadas como el urogallo cantábrico o el oso pardo, justo cuando este animal hace acopio de reservas para su hibernación. Desde la Fundación Oso Pardo, advierten de que la ola de incendios ha causado graves deterioros a zonas de hibernación de este animal en una época crítica del año, en la que debe hacer acopio de reservas para sobrevivir a los meses invernales.

Los mayores problemas para el oso pardo se han dado, no obstante, en las comarcas asturianas y leonesas del Narcea y del Alto Sil, aunque en Galicia, con los fuegos en la sierra de Os Ancares, también se ha dañado una importante zona de paso de este animal en la que se están llevando a cabo planes para reforzar su asentamiento dotados con más de millón y medio de euros.

Tras esta ola de incendios, toca coordinar con cautela una estrategia para la correcta regeneración del suelo abrasado por el paso de las llamas y evitar que las cenizas puedan contaminar el agua de ríos y arroyos. El profesor de Ciencias del Suelo de la Universidad de Santiago de Compostela, Agustín Merino, expone en este sentido que “estamos en un momento crítico” dado que ha desaparecido la vegetación que protege el suelo justo en un escenario muy complicado “porque los incendios han ocurrido en una época del año muy crítica, que es cerca del invierno”.

Regeneración “En este momento, la regeneración natural no va a ser tan rápida como en otras ocasiones” ya que no hay casi tiempo para que las “temperaturas suaves” del otoño permitan el surgimiento de nueva vegetación que con el frío invernal es incapaz de crecer. El colectivo ecologista Greenpeace también ha hecho públicas una serie de recomendaciones para evitar la contaminación del agua de arroyos y ríos con el conocido como chapapote de monte, restos de ceniza que llegan al cauce empujados por la lluvia. - J. Ramos