La Haya - El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) ha dado comienzo a la campaña GQUAL con el objetivo de “romper el techo de cristal” y “acabar con la ausencia de mujeres en la justicia universal”, explicaba su directora, Viviana Krsticevic. “Si miras las fotos de muchos de los tribunales internacionales casi todos los magistrados son varones. Creemos que las mujeres tienen dificultades serias para acceder a algunos de estos puestos”, sentenciaba.
La directora de CEJIL puso como ejemplo la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en la que sólo 4 de los 106 jueces de su historia han sido mujeres; o la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que nombró a su primera magistrada en 2016. La jueza presidenta de la Corte Penal Internacional (CPI), Silvia Fernández de Gurmendi, manifestó que “la igualdad de género es fundamental para la calidad de la justicia internacional”.
La magistrada argentina recordó que una campaña de naturaleza similar a GQUAL consiguió que más mujeres participaran en 1998 en la redacción del Estatuto de Roma, carta fundacional de la CPI, “ayudando así a mejorarla”. También señaló que la CPI fue el primer tribunal internacional que ha llegado a tener “más juezas que jueces”, aunque esa situación cambiará próximamente debido a la rotación de magistrados.
Fernández de Gurmendi apuntó también como otro éxito el hecho de que el 49% de los empleados de este alto tribunal son mujeres, aunque a renglón seguido lamentó que “esa paridad casi exacta no existe en las posiciones más altas de la mayoría de los departamentos del tribunal”. Por su parte, la vicepresidenta de Costa Rica, Ana Helena Chacón, hizo un llamamiento a todos los países para que firmen la declaración GQUAL, impulsada por CJIL y que reclama acabar con la baja representación de mujeres en posiciones de liderazgo. Chacón añadió que “la subrepresentación de la mujer en la justicia internacional es especialmente relevante porque sus mecanismos son la puerta de entrada a la protección de todos los derechos humanos”.
Por otro lado, la directora ejecutiva de CEJIL argumentó que “la concienciación no es suficiente para romper el techo de cristal” ya que ha habido durante décadas “información acerca de este desequilibrio de género”. La selección de jueces para estos tribunales se compone normalmente de dos cribas: la primera depende de los Estados, que proponen a altas figuras del Derecho Internacional de sus propios países; y la segunda la hacen instituciones internacionales como Naciones Unidas.
Krsticevic propuso tres caminos para acabar con la desigualdad de género: el primero, que gobiernos y funcionarios de alta jerarquía “asuman compromisos personales y políticos con la paridad”; el segundo estaría centrado en “generar debate para que las mujeres sepan que los puestos están abiertos”; y el tercero, “tomar medidas prácticas para que esos compromisos permeen en los procesos de selección y de votación” a través de “cuotas o de pautas orientativas”, concluyó.