Bilbao - La presidenta del Consejo Escolar de Euskadi abre una serie de entrevistas que DNA publicará en los próximos días para dar voz a los agentes del sector ante la apertura mañana de las negociaciones del pacto educativo en Lakua. En este espacio expondrán sus posturas representantes de la red pública y concertada, desde Ikastolen Elkartea y Kristau Eskola a las familias de la Escuela Pública Vasca y la Asociación de Directores de Institutos de Enseñanza Secundaria. Nélida Zaitegi se muestra prudente en los compases previos de este importante proceso de participación que dará lugar a la Ley Vasca de Educación y llama a todas las partes a ser “valientes, generosos y responsables”.

Este curso la consejera de Educación se ha marcado el reto de alcanzar un pacto educativo antes de verano. ¿Un pacto para qué?

-Tener un marco flexible pero suficientemente claro en el que movernos es bueno para cualquier sistema educativo y para el nuestro en particular. Otra cuestión son las expectativas desmesuradas que se están montando alrededor del pacto. Más que pacto a mi me gusta más hablar de acuerdo porque los acuerdos son parciales, sumar, ir poco a poco avanzando en un escenario donde se puede decir hasta aquí hemos llegado juntos, pero todo esto es lo que hemos construido. Al hablar de pacto parece que hay que crear el edificio entero. Lo que me preocupa son las expectativas, como si un pacto y una ley fueran a arreglar todo, no es verdad.

Entonces, ¿cuál es la verdad?

-El cambio de la escuela se hace en el aula todos los días, la unidad del cambio es el centro educativo. Está bien que tengamos un pacto y una nueva ley pero la Ley de la Escuela Pública Vasca (1993) es buena y creo que hay aspectos que habría que haber desarrollado que no se ha hecho. Pero está bien que hagamos una nueva ley acorde con los tiempos, con los que vienen, porque a veces hacemos leyes mirando al espejo retrovisor. ¿Dónde va el mundo?, ¿qué necesidades va a tener nuestro alumnado?

Cuáles son en su opinión las claves para que el pacto sea realmente eficaz y duradero.

-Una de ellas es garantizar el éxito del alumnado, qué tiene que hacer la escuela para que todo y digo todo el alumnado, sea de donde sea y venga de donde venga, con altas capacidades, con diversidad funcional, tenga éxito. Y esto está directamente entroncado con el aprendizaje.

¿Qué es éxito, sacar buenas notas, ser una persona creativa, autónoma...?

-Éxito son tres cosas. Aprender a ser buenas personas, vamos a ver qué valores estamos inculcando en la escuela, enseñar a que sean empáticos, a que se valoren, a que den lo mejor se sí mismos. Aprender a ser un buen ciudadano o ciudadana, esto es la res publica, esto lo hacemos entre todos y todas. Por tanto cómo estamos educando para construir una sociedad más justa, más solidaria y en la que todo el mundo esté un poco mejor. Y por último aprender a ser un buen profesional porque con ellos también se contribuye al desarrollo económico. Y un buen profesional no es un cerebrín sino aquella persona con capacidad para trabajar en equipo, investigar y resolver problemas reales.

¿Entonces?

-La escuela debe enseñar competencias. La educación ya no es un tema de conocimiento y las familias siguen empeñadas en el libro, cuando lo importante es cómo tu hijo o hija sabe resolver los problemas de la vida. Una buena educación es el desarrollo de valores, de competencias, de actitudes, educar en el sentido de la vida. Mire, uno de los elementos fundamentales para el éxito es aprender a vivir en la incertidumbre porque los avances en el conocimiento van a ser tan rápidos que lo que hoy es blanco mañana puede ser gris.

¿ Y cómo se forman mentes flexibles con currículums estancos, memorización pura y dura y exámenes con nota?

-Solo enseñando a pensar y a aprender a aprender.

Es probable que el éxito o fracaso del pacto sea el reconocimiento del servicio público de las ikastolas y los colegios religiosos. ¿Es legítima esta aspiración de la red concertada?

-Sí, pero de eso hay que hablar mucho y despacio. Además hay que hablar sin prejuicios, sin líneas rojas y con verdad. Llegar a acuerdos requiere ser valientes, ser generosos y responsables. Este es un tema de país, hay que pasar del mí y del yo al nosotros y al nuestro, porque como no demos ese paso no seremos capaces de construir nada. ¿Legítimo? Sí, pero vamos a hablarlo despacio.

Hablemos despacito y con buena letra.

-Lo público es aquello que crea valor público, lo que desde la Administración y los servicios públicos se hace para responder a las necesidades de las personas. Y en esa medida hay centros que crean valor público y otros no. La cohesión social, por ejemplo, es un valor público necesario en una sociedad en la que todos vamos a estar mezclados. ¿Todos los centros generan cohesión social? Pues si no generas valor público, a lo mejor no tienes que ser público.

Habla sin mencionarlo de la segregación y la política de la admisión de la concertada.

-Eso es una razón. Otra es el funcionamiento interno. Yo no puedo ser para unas cosas pública y para otras no. Kristau Eskola, los centros del obispado o las ikastolas tienen su propio sistema de funcionamiento, tienen un gerente, socios, son una entidad y como tal toman sus decisiones internas. La enseñanza pública no. La pública depende directamente del Departamento de Educación. Pero los otros cuando van a hablar con el Departamento van como una organización que sabe que detrás tiene un poderío. Si hay que dar formación al profesorado, la pública hace un esfuerzo de formación pero por qué lo duplicamos, porque lo que no podemos hacer es pagar una cosa dos veces. Hay muchas cuestiones incluidas en el servicio público en las que habría que entrar a afinar.

Entremos en el fondo de la cuestión.

-No nos podemos quedar en la frase hecha. Vamos a sentarnos y a calzón quitado hablemos en serio qué valor social estamos produciendo cada uno. Y no podemos duplicar esfuerzos, porque el eje de la educación tiene que ser la pública, la que depende directamente del Gobierno.

Los presidentes de las ikastolas y Kristau Eskola están dispuestos a asumir las responsabilidades que asume la pública en ese sentido, a dejarse fiscalizar por el Gobierno... Pero la contrapartida es un incremento de la financiación que perciben. ¿Esto compatible con que sigan cobrando cuotas?

-No, en absoluto, porque ya generamos un elemento discriminatorio. En el momento en el que pido una cuota a una familia ya hay un alumnado que no puede venir por tanto no genero cohesión social, luego ya no genero valor público. Esas son las pequeñas o grandes cosas de las que hay que hablar. Creo que su reivindicación es legítima y que del diálogo pueden salir grandes acuerdos pero hay que hablar.

Si no tengo mal entendido, en enero el Gobierno Vasco remitirá al Consejo Escolar de Euskadi las conclusiones del proceso de reflexión y participación que Uriarte abre mañana. ¿Se sienten árbitros en este debate?

-No diría que seamos árbitros, el papel del Consejo es reflexionar y posibilitar que la gente hable de educación con argumentos y seriedad. Pero lo que decida el Consejo debería tener mucha autoridad antes de que llegue al Parlamento Vasco ya que en el Consejo está representada toda la comunidad educativa. Y luego habrá que ver qué postura adopta cada partido y si anteponen el coste electoral o son valientes. Todo esto puede ser una rémora y entonces la pregunta sería ¿qué costo que tiene no tener un pacto?

¿ Y cuál es el precio de no tener un pacto?

-La Lomce sigue vigente... ¿A quién voy a echar la culpa de que tengamos la Lomce ahora?, ¿a quién le pido responsabilidades?, ¿qué pasa con las repeticiones?, ¿qué hacemos con los títulos de secundaria?,¿con el abandono?, ¿qué pasa con la formación del profesorado, la carrera docente y poner al profesorado en la punta de lanza de todo este proceso? Ni ley, ni pacto van a cambiar nada como el profesorado no cambie el paradigma en el que se está moviendo.

Otra de las tareas pendientes es el tema lingüístico. El sector aboga ampliamente por superar el actual marco de modelos lingüísticos y el Consejo hizo una propuesta de un modelo único y flexible en el que cada centro fije su proyecto lingüístico. ¿Se puede seguir posponiendo esta cuestión?

-Es admirable el proceso de euskaldunización que se ha llevado en este país, no hay nada similar en ningún lugar del mundo. La apuesta que se hizo, lo valientes que se ha sido por recuperar y mantener el euskera no tiene parangón. Ha habido cosas estupendas en el proceso, igual hemos querido correr mucho y es verdad que se ha invertido mucho dinero en euskaldunizar al profesorado. Me gustaría hacer un inciso para reconocer el esfuerzo de la gente de la pública porque quien está llevando la tarea más dura es la red pública ya que está euskaldunizando a gente que nunca hubiera ido a una ikastola y para la que el euskera no era una necesidad, ni una seña de identidad. Pero es verdad que lo que en un momento vale y ha sido interesante, pero nos encontramos en que hay que hacer otra cosa. Estoy absolutamente de acuerdo con que no nos podemos hacer trampas al solitario en esta cuestión y hay que sentarse.

¿Por dónde empezamos?

-En el pacto hay un grupo potente que sabe del tema que está trabajando en ello y luego en el Consejo lo debatiremos con los sindicatos, con las familias y con el resto de agentes. El reto es muy bonito porque vamos a vernos en la situación de tener que acordar y no quedarnos en la superficie. Hay que entrar en las líneas finas porque es ahí donde se da la posibilidad de consenso o disenso, pero vamos a entrar ahí.

Uriarte dice que Euskadi ha demostrado anteriormente que es capaz de alcanzar grandes pactos para seguir avanzando. Pongámonos el escenario más optimista, hay pacto y después ley. ¿De qué servirá esta ley si está subordinada a las leyes del Estado?

-A diferencia del Estado, creo que el Gobierno Vasco ha acertado al escuchar primero a los agentes y los que saben de educación y después a los políticos. Evidentemente, lo que ocurra en Madrid nos guste o no, nos atañe. Y mientras en Madrid no haya un pacto la Lomce está en vigor y diré a todos los que no faciliten el acuerdo que tenemos la Lomce porque ellos quieren. Yo espero que en la Ley Vasca de Educación haya elementos que permitan desarrollarnos, como se hizo en 1993. ¿Por qué no replicamos eso? Luego veremos como manejaremos las cosas que lleguen desde Madrid. Este es un momento de madurez democrática y de demostrar lo que nos importa el país y hasta qué punto dejamos pelos en la gatera para alcanzar un acuerdo de todos y para todos. Esto es lo del gana gana, o ganamos todos o perdemos todos. Hay que trabajar con honradez y transparencia porque aquí no valen los goles por detrás ni las cocinas.

Los sindicatos también han sido convocados al proceso. Me gustaría conocer su opinión de las cinco huelgas. ¿Están sobreactuando?

-Yo creo que sí. No sé para qué cinco huelgas, tampoco sé si con ello están ganado su espacio...

Wert se enfrentó a tres huelgas en tres años por recortar 7.000 millones y Uriarte a cinco en tres meses. ¿Son huelgas políticas?

-Desde luego no hay motivos profesionales y laborales. Hay cosas que son mejorables porque no voy a decir que todo es perfecto. Creo que hay que cuidar al profesorado y demostrarle que es valioso y que sin él no podremos cambiar la escuela. Y hay cosas por arreglar como el tema de las sustituciones, pero desde luego otras no. ¿Qué es defender la pública? Tú puedes montar seis huelgas por motivos profesionales, porque quieres menos horas y menos alumnado, porque quieres trabajar en mejores condiciones. Me parece perfecto, pero llámalo así y no me digas que estás defendiendo la pública porque defender la pública es darla prestigio siendo un buenísimo profesional.