Historia en Euskadi. Un libro elaborado por ocho expertos de diversas disciplinas científicas recoge la historia de la tuberculosis en Euskadi. En la publicación aparecen desde los primeros casos en la Edad Media, hasta los últimos avances.
Autores. Los autores son Kepa Lizarraga, Anton Erkoreka, Francisco Etxeberria, Lourdes Herrasti, José Ramón Gurpegui, Juan Gondra Rezola, Ricardo Franco Vicario y Begoña Madarieta. En origen la enfermedad fue una una patología que afectaba al ganado vacuno y que, en el Neolítico, pasó a los humanos. La identificación de los primeros casos en necrópolis alavesas ha sido elaborada por Francisco Etxeberria y Lourdes Herrasti.
El 17 de mayo de 1915 se inauguró en Bilbao el Dispensario Ledo, que junto al Hospital de Santa Marina, fue uno de los puntales en la lucha contra la tuberculosis, una de las enfermedades más graves y que mayor mortalidad provocaba a principios del siglo XX.
Cien años después, el Museo de Historia de la Medicina organizó una exposición temporal dedicada a la tuberculosis. Este libro colectivo recoge el catálogo de los objetos expuestos como rayos X, broncoscopios, neumotórax... y siete artículos sobre la tuberculosis, desde su origen hasta la situación actual de este grave problema sanitario.
9
En el mundo siguen enfermando nueve millones de personas al año y mueren 1,5 millones. Según la OMS, las tuberculosis multirresistentes suponen medio millón de enfermos al año, de los que el 10% se catalogan como ultrarresistentes y presentan enormes dificultades para su abordaje terapéutico.
Bilbao - La tuberculosis parecía una enfermedad del pasado.
-Fíjate qué engañada está la población. En el mundo la tuberculosis es la enfermedad infecciosa más mortal. Y aquí claro que existe y la tenemos en las calles. La falta de inversión ralentiza su erradicación. Los expertos avisan de la falta de recursos para mejorar no tanto los diagnósticos, sino sobre todo la resistencia de los tratamientos.
¿Ese es el problema?
-Sí. La OMS está muy preocupada por los bacilos que se resisten a los tratamientos clásicos.
¿Por qué se producen esas resistencias?
-Porque la gente no se adhiere al tratamiento. Tienes que estar un mínimo de seis meses tomando pastillas. En los dos primeros tienes que tomar entre cinco y seis al día. A los dos meses, el médico reevalúa la situación y suele cambiar a dos pastillas diarias otros cuatro meses más. Pero son seis meses tomando una tortilla de pastillas. La gente se aburre y no se las toma.
¿Y por qué tantas pastillas?
-Porque el crecimiento del bacilo de koch es muy curioso, es un crecimiento que se llama heterocrónico. Los bacilos tienen una biología especial, unos están durmiendo, otros echando la siesta, otros despiertos, otros se están reproduciendo. Son muy variables. Por eso hay que dar tantos fármacos porque unos paralizan el crecimiento del bacilo y otros son bactericidas porque los matan. Hay que cogerles en el momento exacto.
¿Hay casos que no se notifican?
-Es una enfermedad de obligatoria declaración por el médico. Si hay casos que no se notifican es porque son casos de gente que es invisible. Personas sin papeles, que viven en pisos pateras, hacinados... Igual conviven con su tuberculosis o la han contraído en ese piso patera donde en una habitación de seis metros cuadrados hay durmiendo diez personas. Encima sin buena ventilación. Ese hacinamiento propicia el contagio porque se produce por vía aérea. Cuando los tuberculosos hablan, estornudan, tosen, lanzan al aire pequeñas gotículas, gotas diminutas, una especie de aerosol, que quedan suspendidas en el aire y si alguien en ese ambiente, respira esas gotículas y los bacilos se van a su pulmón, ahí está el contagio.
Los protocolos son rigurosos.
-En las comunidades hay alertas que funcionan rápidamente. Si yo diagnostico en Basurto una tuberculosis, tengo que notificarlo al Gobierno e inmediatamente viene personal que se pone en contacto con el paciente y con la familia para iniciar un estudio de contactos. Analizan a quién ha contagiado ese señor y quién ha podido contagiarle. Se hace en el círculo de convivientes, en el círculo laboral y de amistades. Los de más riesgo son los que viven bajo el mismo techo.
¿Que ocurrió con la tuberculosis durante el ‘boom’ del sida?
-Se consideró una enfermedad reemergente. En aquella época, solo en el hospital de Basurto en una década atendimos a casi 2.000 pacientes. En la siguiente década, empezaron a funcionar los tratamientos antisida y a medida que la gente fue ganando en defensas, la tuberculosis empezó a bajar. Y de esos 2.000 casos bajó en la siguiente década a 800 y ya en la última, la cantidad de pacientes ha sido de 572.
¿Ahora ya no es entonces una enfermedad reemergente?
-Ahora no. Lo fue cuando el sida. Y puede serlo si empiezan a proliferar las resistencias. Estamos en unas tasas de resistencias aceptables en comparación a las que tienen Rusia o países del área subsahariana. Pero hay que estar ojo avizor.
¿Hay que apostar por una vacuna?
-Sí porque lo ideal sería encontrar una vacuna como se ha encontrado, por ejemplo, contra la polio o la viruela, que se han erradicado. Cada uno de los tres proyectos de vacunas que están en la fase 3, necesita un empujón de cien millones de euros. Hay un investigador catalán que tiene una vacuna (ruti) que es muy prometedora y no ha podido llegar a la fase 3 porque no tiene financiación.