Bilbao/Roma - Italia continúa peinando los pueblos devastados por el gran terremoto que sacudió el miércoles el centro del país en busca de supervivientes. Con el paso de las horas la esperanza de encontrar personas con vida se desvanece. Pero entre tanta tragedia hay historias que devuelven la fe en los milagros, como la de Giorgia Rinaldo, una niña de diez años que fue rescatada bajo los escombros de su casa de Pescara del Tronto después de 17 horas. Junto a ella se encontró el cuerpo de su hermana de 9 años. El último balance oficial eleva a 250 los muertos y 635 las personas heridas en el temblor que sacudió el corazón del país. De los fallecidos, 193 estaban en Amatrice, la localidad más afectada por el seísmo.
Precisamente en esta localidad la tierra volvió a temblar ayer, esta vez con menor potencia, 4,3, según el Instituto Italiano de Geofísica y Vulcanología. Los temblores duraron apenas unos segundos, pero la gente comenzó a correr hacia los espacios abiertos reviviendo las escenas de pánico que hace más de 48 horas se vivieron en el centro de Italia. Afortunadamente, esta nueva sacudida no produjo víctimas, pero los edificios dañados se derrumbaron definitivamente.
La Fiscalía de la provincia de Rieti, en la región del Lacio, una de las zonas más afectadas por el terremoto, ha abierto una investigación sobre las labores de prevención en los edificios que se derrumbaron tras el seísmo. Según informó la televisión pública italiana RAI, el fiscal jefe, Giuseppe Saieva, coordina las investigaciones en torno a la hipótesis de un delito de “desastre doloso” que implicaría la omisión de las pertinentes medidas de seguridad antisísmicas.
Saieva dispuso la orden de indagar sobre todos aquellos edificios que se derrumbaron y que habían sido reestructurados recientemente, como la escuela de Amatrice o el campanario de la ciudad de Accumoli. Paralelamente, se están sucediendo las críticas de los expertos que indican que en Italia podría hacerse mucho más para proteger la infraestructura de sus edificios del impacto de los seísmos.
El presidente del Consejo Nacional de Geólogos, Francesco Peduto, señaló que “hace años” que denuncian que Italia está “lejos de una cultura de la prevención”. “Sería necesaria una normativa más coherente con la situación del territorio italiano”, declaró. “Proponemos que clasifique desde el punto de vista sísmico los edificios. Además, es fundamental un plan del Gobierno para asegurar todos los edificios públicos”, agregó.
Por otro lado, Peduto señaló la necesidad de crear una “conciencia cívica” en el ámbito de la prevención sísmica a través de la educación en las escuelas para “hacer más consciente a la población de los riesgos”. Fabio Tortorici, que encabeza varios estudios del Instituto Geológico Italiano, explicó que “en Italia se puede prever un terremoto de 6,3 de magnitud cada 15 años de media”. “Este dato debería fomentar una mayor cultura de prevención sísmica y protección civil”, afirmó. El terremoto del miércoles tenía una magnitud de 6 y alcanzó los cuatro kilómetros de profundidad en la superficie terrestre multiplicando su fuerza destructiva, según apunta el Instituto Geológico Estadounidense. En 2009 otro terremoto acabó con la vida de más de 300 personas y dejó a otras 55.000 sin hogar al devastar la histórica ciudad de L’Aquila. Un año antes, expertos de Protección Civil realizaron un estudio que reveló que tan solo el 14% de los edificios en la franja más vulnerable del país estaban acondicionados según la normativa de seguridad sísmica. Tras la tragedia del 2009, se establecieron nuevas normas antisísmicas para las nuevas construcciones, que desde entonces tienen que implantarlas. Los edificios antiguos -que son la mayoría en Italia- quedaron, sin embargo, excluidos de estas nuevas medidas.
Después de tratar in situ a los heridos leves del terremoto en Amatrice e ingresar a los más graves, los servicios médicos italianos se preparan ahora para la “segunda fase”: el apoyo psicológico a las familias de las víctimas. El hospital de Amatrice fue desalojado y clausurado tras el seísmo y su responsable, Pasquale Carducci, se encuentra ahora en el hospital San Camilo de Lellis, en la cercana Rieti.
En la mañana del miércoles recibieron “muchísimas personas” y, de ellas, un total de 260 tuvieron que ser trasladadas a centros como el de Rieti, en Ascoli. La vida de ninguno de estos pacientes se encuentra en situación de “inminente peligro”, si bien alrededor de 50 permanecen en “código rojo” por daños producidos por los golpes. Estos presentan patologías traumáticas “típicas de la sintomatología derivada de los terremotos”, como golpes en el cráneo, fracturas de cadera o de fémur o síndrome postraumático. Tras ser estabilizados y operados, Carducci señaló que “ahora ha pasado la fase de emergencia porque los que sean recuperados de los cascotes” en las próximas horas, probablemente ya lo hagan sin vida. El director médico expresó su deseo de que se recuperen nuevos supervivientes, pero al mismo tiempo manifestó su duda de que ello se produzca conforme pasan las horas.