vitoria - Hoy a las 8.45 horas se cerrarán las puertas de los 36 tribunales compuestos por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) para vigilar y corregir la selectividad 2016. Ya no hay margen para las quinielas: ¿caerá Kant o Descartes?, ¿la Ilustración o el Estatuto de Gernika?, ¿el Quattrocento o las Vanguardias? Un total de 9.887 estudiantes vascos tienen tres días para hacer un buen papel en la prueba de acceso a la universidad y cruzar los dedos para que la media con Bachillerato les de para entrar en la carrera que desean. Como todos los años, unos irán a por nota. Y otros simplemente necesitan aprobar. El 98% lo suele lograr. Esta semana se volverán a repetir las mismas escenas de nervios que se han vivido a lo largo de los 41 años de historia de vida de la selectividad. ¿Pero realmente será la última selectividad?, ¿en 2017 se hará en Euskadi la reválida de Bachillerato como dicta la Lomce?
La consejera vasca de Educación, Cristina Uriarte, ya ha avanzado que el Gobierno Vasco no tiene intención de realizar la reválida el curso que viene y que en su lugar mantendrá la selectividad “de acuerdo con las universidades vascas”. Otras comunidades, como Catalunya también han anunciado que no van implantar la nueva Prueba Final de Bachillerato que el alumnado debe superar para obtener el título.
Esto son declaraciones de intenciones. Pero sobre el papel -y el único papel que hay sobre la mesa a día de hoy es la Lomce- este es el último año de selectividad y 2017 el primer año de reválida. El Ministerio de Educación no ha aprobado aún el real decreto que debe regular las reválidas de Educación Secundaria y Bachillerato. Entre otras cosas, porque tiene a 12 comunidades autónomas en contra pese a los cambios introducidos a última hora en un intento por ofrecer una imagen de diálogo, gesto que se produce en plena precampaña del 26-J. Las principales modificaciones respecto de las evaluaciones originales del ex ministro José Ignacio Wert son que se descarta el examen tipo test y que sea una prueba única para todo el Estado.
En apariencia la nueva redacción del real decreto concede más protagonismo a las comunidades, que se encargarán de la parte logística de la prueba: podrán fijar las fechas, redactar las preguntas, designar los tribunales y a los correctores, etc. Pero el Ministerio se reserva lo importante: fijará los contenidos y los criterios de evaluación. Y esta es desde el inicio de la tramitación de la Lomce “una línea roja” para el Ejecutivo Urkullu que no ha dudado en calificar de “tomadura de pelo” los cambios hechos en el borrador ministerial.
Para Uriarte, la postura aperturista a favor de las comunidades es “totalmente teórica” ya que Madrid “diseña absolutamente todo, establece cómo se tiene que ser la prueba, las caraterísticas, los propios contenidos y los tiempos”. El único aspecto sobre el que Lakua tendría plena autonomía sería el del euskera. Uriarte resumía de este modo el estado de la cuestión: “Ellos deciden y nosotros ejecutamos; ellos deciden y nosotros pagamos”.
Pero el Gobierno Vasco tampoco acaba de hacer su parte de los deberes ya que no ha aprobado aún el decreto de Bachillerato del Currículum Vasco (Heziberri 2020) que debe regular este ciclo. Esta inusitada dilación ha obligado a los institutos a funcionar este curso con los decretos de la ley anterior (LOE) e instrucciones orales por parte del Departamento.
Con la incertidumbre pegada Así las cosas, hace más de quince días que los estudiantes de primero de Bachillerato terminaron las clases sin saber qué pasará a la vuelta de vacaciones. Ni estos 10.000 estudiantes ni sus familias ni las direcciones y docentes de los institutos vascos saben si en junio de 2017 se hará la selectividad o la reválida. Este desconcierto se debe a que la Lomce sigue en vigor y a que el Gobierno Vasco no ha aprobado aún una normativa que traduzca a cuerpo legal su rechazo a la reválida. Y de paso, tampoco a la Lomce en Bachillerato. Por tanto, la incertidumbre es completa.
Solo hay dos cosas claras, en realidad relativamente claras entre tanto desbarajuste normativo. La primera, si -como afirma Uriarte- Euskadi no hace la reválida en junio del año que viene, el plante no afectará a los expedientes de los estudiantes ya que, según la Lomce, la de 2017 es una reválida piloto sin efectos académicos. Es decir, no tendrán que superarla para obtener el título. Eso será a partir de 2018. Y segundo, tampoco tendrán problemas para acceder a la universidad. Por un lado, porque la Conferencia de Rectores ha logrado que el Ministerio respete el distrito único y que la nota sirva para cualquier universidad del Estado. Y en segundo lugar, porque la Lomce da a cada universidad la posibilidad de realizar pruebas de acceso específicas y la mayoría de ellas apuestan por no hacerlas, aunque aún no hay una postura común. Tampoco hay acuerdo unánime entre los rectores. No obstante, la UPV/EHU ya ha anunciado que no hará exámenes especiales.
El rector de la UPV/EHU confirmó a este diario a finales de abril que la institución académica no realizará pruebas de admisión específicas para acceder a sus distintas facultades, excepto en Traducción e Interpretación, así como en Actividad Física y del Deporte. Ahora también hay pruebas de idiomas y físicas para acceder a estas dos carreras. Y, como hasta ahora, en el caso de aquellos grados con numerus clausus, la UPV/EHU ordenará la matrícula ponderando las notas relacionadas con el grado en la reválida. O en la selectividad, si es que se mantiene el año que viene.