Bruselas - Hace casi cuatro meses del accidente del avión de la compañía Germanwings en el que murieron 150 personas y la Unión Europea empieza a sacar ahora lecciones de aquella tragedia. En un informe técnico publicado ayer por la Agencia Europea de Seguridad Aérea, una docena de expertos recomiendan la adopción de media docena de medidas para extremar la seguridad a bordo y evitar que el drama pueda volver a repetirse. El análisis, además de hacer permanente la obligatoriedad de dos miembros de la tripulación en cabina, sugiere controles aleatorios de drogas y alcohol a los pilotos y un estricto control sobre los examinadores aeromédicos.

“Este informe es fruto de un análisis profundo que ha dado lugar a recomendaciones prácticas para evitar que una tragedia como esta vuelva a producirse”, explicaba ayer el director técnico de la agencia, Patrick Ky, sobre el accidente provocado por el piloto alemán Andreas Lübitz al estrellar el avión contra los Alpes franceses. El grupo de expertos que ha elaborado el documento, en el que han participado representantes de distintas aerolíneas, médicos y juristas, sugiere en primer lugar hacer permanente la obligación de que haya dos tripulantes durante todo el vuelo en la cabina. La recomendación ya fue lanzada de forma temporal a raíz del siniestro y ahora concluyen que “la regla de los cuatro ojos” debería estandarizarse, evaluar de nuevo la situación en el plazo de un año y promover una formación específica entre los miembros de la tripulación para minimizar riesgos de este tipo.

El estudio, realizado sobre la base de las conclusiones preliminares del accidente sacadas por los investigadores franceses, recomienda en segundo lugar que todos los pilotos deban someterse a una evaluación psicológica durante el período de formación y antes de ser contratados por la aerolíneas, incluidos test de personalidad para identificar señales de inestabilidad que permitan excluir posibles candidatos con riesgo elevado de sufrir problemas de comportamiento. Las empresas deberían además verificar que este requisito se cumple de forma satisfactoria estrechando las medidas de control durante todo el proceso. La tercera medida también se refiere directamente a los pilotos al proponer controles de alcohol y drogas “aleatorios” dentro de un programa más amplio de detección del que deberían dotarse las compañías. “El abuso de drogas y alcohol es uno de los desórdenes que potencialmente afectan a la salud mental de los pilotos”, justifican los expertos.

Redes de examinadores El otro eslabón débil del sistema son los médicos y por eso abogan ahora por establecer un programa de supervisión de los examinadores responsables de velar por la salud física y mental de los pilotos. Las recomendaciones incluyen una evaluación de sus conocimientos y es que, en ocasiones, es difícil para aquellos que no tienen una formación clínica profunda y que trabajan en solitario sin el apoyo de una red de colegas detectar casos problemáticos. De ahí la propuesta de crear redes de examinadores coordinados por las autoridades nacionales. El plan también apuesta por que las autoridades nacionales garanticen “un equilibrio adecuado entre la confidencialidad del paciente y la protección de la seguridad pública” y sugieren la creación de una base europea con datos médicos de los pilotos y un sistema de apoyo dentro de las aerolíneas para los pilotos.

El estudio servirá ahora a la Comisión Europea para sacar lecciones y decidir en un futuro si modifican la legislación comunitaria. “Es una valiosa contribución a la seguridad de los pasajeros. Tomaremos las medidas que haga falta a nivel comunitario”, asegura la comisaria de transportes, Violeta Bulc.