MADRID. El tabaquismo y sus enfermedades asociadas matan cada día en España a 150 personas, el equivalente al pasaje de un avión comercial; los cigarrillos incluyen un total de 72 sustancias carcinógenas; y si el tabaco desapareciera "la mortalidad total por cáncer en el mundo disminuiría de golpe en un 20%".
El médico, que ha realizado un repaso a las principales evidencias científicas, ha considerado "sorprendente" que, con estos datos encima de la mesa, el consumo de tabaco siga siendo mayoritario en muchas partes del mundo, hasta el punto de que en 2014 se consumieron 5.800 billones de cigarrillos. "Han pasado más de 50 años del descubrimiento de que el tabaco causa cáncer y seguimos sin eliminarlo de nuestras vidas", ha a lamentado.
Con el apoyo adecuado, es posible abandonar la adicción al tabaco, que en España sufre todavía el 24 por ciento de la población según los últimos datos oficiales. En este sentido el doctor Germán Peces-Barba, neumólogo responsable de la Unidad de Tabaquismo del HUFJD, señala que sólo a través de un abordaje multidisciplinar y ajustado a las características de cada caso que combine medidas de distinto tipo es posible afrontar el proceso con garantías de éxito.
"Nuestro Programa de Cesación Tabáquica, que lleva funcionando más de diez años, se desarrolla a través de un calendario que incluye distintas sesiones presenciales, revisiones de apoyo y también tratamiento farmacológico", ha explicado el doctor Peces-Barba. Concretamente, el programa ha conseguido unas tasas de deshabituación superiores al 50 por ciento a los seis meses de seguimiento.
En lo que se refiere a los fármacos, los especialistas del HUFJD emplean la terapia sustitutiva con nicotina (parches, chicles) y la terapia farmacológica en comprimidos dirigida a inhibir el "impulso de fumar" a través de la modulación de los receptores de nicotina en el cerebro y de los mediadores que lo producen.
BENEFICIOS INMEDIATOS
Según han recordado durante la sesión, dejar de fumar produce efectos beneficiosos de forma prácticamente inmediata; a los 20 minutos del último cigarrillo la tensión arterial y el ritmo cardíaco se normalizan; a las ocho horas el oxígeno en sangre aumenta y el monóxido de carbono se reduce a la mitad, un día después se reduce el riesgo de muerte súbita, a los dos días se recupera el gusto y el olfato, a las dos semanas ya no tenemos síntomas de abstinencia y al año se reduce a la mitad el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
No obstante, sí es cierto que deben pasar algunos años antes de que el riesgo de enfermedades graves se equipare con el de aquellos que no han fumado nunca. Así, a los cinco años de dejar el tabaco el riesgo de infarto cerebral baja al nivel de los exfumadores y a los diez años las posibilidades de padecer un cáncer de pulmón son de un 30% a un 50% menores respecto a los que siguen fumando. Finalmente a los 15 años de dejarlo el riesgo de enfermedad cardiovascular es similar al de los que nunca han fumado.
Para convencer al fumador de la importancia de dejar de fumar es fundamental el papel del profesional médico, de la enfermería y de los voluntarios como agentes de promoción de la salud dentro de las propias organizaciones sanitarias. Al respecto, la doctora Teresa del Campo, responsable del Servicio de Salud Laboral y Prevención del HUFJD, ha afirmado que "la práctica de la promoción de la salud en los hospitales debe incluir también a los trabajadores del centro".
"Además cada vez hay que darle más importancia al hecho de que el profesional de la salud conozca y se implique ya desde su etapa formativa en la promoción y prevención de la salud y no sólo en el diagnóstico y tratamiento de las distintas enfermedades", ha concluido.