bilbao - Juan Carlos Aguilar, conocido como el falso monje shaolín y profesor de artes marciales, manifestó ayer ante el tribunal que le juzga en Bilbao que torturó y mató a la mujer nigeriana Maureen Ada Otuya, de 29 años, y a la colombiana Jenny Sofía Rebollo, de 40, en junio de 2013. “Si, lo reconozco todo”, dijo a preguntas del fiscal durante la primera sesión de este juicio, que en principio estaba previsto que se desarrollara hasta el próximo 5 de mayo, pero que se acortará en el tiempo debido a que el acusado ratificó en la sala lo que ya expuso en una carta remitida recientemente al tribunal.

Únicamente queda por dilucidar si en el caso de Ada Otuya se puede apreciar el agravante de ensañamiento, tal y como mantienen las acusaciones particulares.

En su declaración, Juan Carlos Aguilar, bilbaíno de 49 años que regentaba un gimnasio en el centro de Bilbao, únicamente respondió a las cuestiones planteadas por el fiscal y su abogada defensora.

En el caso del representante del Ministerio Público se limitó a responder “sí” a diversas preguntas; entre ellas, si agredió a ambas mujeres hasta la muerte, si despedazó el cuerpo de Jenny o si ató y estranguló a Ada.

Su abogada le interrogado sobre su oferta, conocida ayer, de indemnizar a la familias de las víctimas con la liquidación de sus bienes, y Aguilar respondió que le “consta” que con anterioridad “ha habido negociaciones” con las otras partes personadas en el juicio, pero que no han aceptado un acuerdo.

También argumentó que desde la cárcel no tiene acceso a sus cuentas corrientes, ahora embargadas.

Según el relato de los hechos reconocido por Aguilar, el 1 de junio junio de 2013 asesinó en su gimnasio a Jenny Rebollo, a quien dijo que no conocía y a la que agredió con puñetazos y patadas hasta causarle la muerte, tras lo cual diseccionó el cadáver y se deshizo de él.

Al día siguiente llevó al mismo gimnasio a Maureen Ada Otuya, de 29 años, a la que maniató en un habitáculo del local y la estranguló con una cuerda. Fue por esta mujer por la que se conocieron los hechos, ya que Ada Otuya logró llegar hasta la puerta del gimnasio que daba a la calle para pedir socorro, aunque la puerta estaba cerrada, aunque Aguilar consiguió llevarla de nuevo al interior del local. Sin embargo, la escena fue presenciada por una testigo, que llamó a la Ertzaintza. Los agentes lograron entrar en el gimnasio y encontraron en el citado habitáculo a Aguilar, con el torso desnudo y las manos ensangrentadas, junto a Ada Otuya, herida y con ataduras en manos, pies y cuello.

La mujer ingresó en estado de coma en el hospital bilbaíno de Basurto, donde falleció el 5 de junio.

La Fiscalía califica estos hechos de asesinato con alevosía, por los que pide un total de 40 años para el acusado, mientras las acusaciones particulares solicitan 45 años, al apreciar el ensañamiento. El juicio continúa el próximo lunes con la práctica de la prueba pericial y testifical. - Efe