PARÍS. En aquella ocasión, se trataba de un vuelo chárter que llevaba principalmente a turistas alemanes rumo al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York, Estados Unidos.

Poco después del despegue, uno de los motores se incendió y la aeronave se estrelló en la localidad de Gonesse. Murieron cien pasajeros, nueve tripulantes y cuatro personas que se encontraban en tierra.

El accidente aceleró el final del emblemático Concorde, el avión comercial más rápido de la historia y símbolo de la cooperación francobritánica, ya que las preocupaciones de seguridad, acompañadas de la desaceleración económica tras los ataques del 11 de septiembre, alejaron a sus adinerados clientes.