Cada año la ONG Intermón Oxfam aporta datos sobre la concentración de riqueza en manos de una élite privilegiada que apenas es el 1% de la población mundial mientras el 99% restante vive o malvive con menos de lo que acumulan los ricos. Pero, lamentablemente, para hablar de desigualdad ya no hace falta referirse al fuerte contraste entre un grupo de multimillonarios y los habitantes de algún país pobre, porque aquí también estamos viviendo las consecuencias de una distribución desigual de los efectos de la crisis. Todos los informes y análisis de la realidad social destacan que la recesión económica, los recortes y las medidas de austeridad están aumentando la desigualdad y creando una sociedad polarizada con cada vez más pobres y excluidos a un lado, y ciudadanos acomodados, a otro. Euskadi no escapa de esta tendencia a sufrir una fractura y en los últimos años ha desandado parte del camino que había recorrido en cohesión social.
El último informe de Cáritas sobre la situación en la Unión Europea lleva por título Pobreza y desigualdad en aumento y hace hincapié en el crecimiento de la población excluida, tanto en el conjunto europeo como en el Estado español. El documento, presentado el pasado día 19 en Roma, se suma a otros muchos estudios y encuestas que evidencian los efectos del desempleo y las políticas de austeridad en una sociedad que no solo se empobrece, sino que ve aumentar unos desequilibrios que los años de bonanza atenuaron pero que no pudieron eliminar del todo.
En el caso del País Vasco, tanto los datos como los expertos en políticas sociales alertan del incremento de la desigualdad e, incluso, de un proceso de polarización que prácticamente divide en dos mitades la sociedad. Esta división entre pobres, o personas en riesgo de exclusión, y no precisamente ricos, pero sí ciudadanos con suficiencia económica, integración social plena y garantías laborales, es el resultado de varios años en los que se ha acentuado el desequilibrio en la distribución de los ingresos. Según la Encuesta de Necesidades Sociales 2014 Módulo EPDS-Pobreza, elaborada por el Gobierno Vasco, entre 2008 y 2014 los ingresos medios del 10% más rico de la población vasca aumentaron un 1,1%, mientras que los del 30% menos acomodado bajaron un 4% y los del 10% más pobre se redujeron todavía más: un 13,4%. La pérdida de ingresos por parte de los más desfavorecidos y el mantenimiento y ligera mejoría de los más ricos ha generado un proceso de movilidad descendente de una parte de la población y el avance de otra hacia el polo definido por el completo bienestar.
Mayores rentas Respecto a la situación en el conjunto del Estado español y según el informe El estado de la pobreza, elaborado por EAPN, se puede afirmar que “el aumento de la desigualdad se ha intensificado entre los años 2009 y 2012”, ya que la proporción de los ingresos totales percibidos por el 20% de la población con mayores rentas multiplica por 6,3 la percibida por el 20% con menos ingresos.
La Encuesta de necesidades sociales de la CAV indica que la divergente evolución de los ingresos de los dos extremos del espectro social “se acentúa entre 2012 y 2014”, de forma que por primera vez desde que se elabora este estudio se observa “un incremento de las situaciones de desigualdad en Euskadi”, que en los años previos a la crisis había avanzado en cohesión social y reducido los desequilibrios en la distribución de las rentas.
Así, el coeficiente de Gini -que mide la desigualdad de ingresos mediante un coeficiente comprendido entre 0 y 1, donde cero es la máxima igualdad y 1 la perfecta desigualdad; estos valores son 0 y 100 cuando se expresan en porcentaje- cambia claramente de sentido en su evolución: después de caer de manera continuada hasta 2012, pasando de 28,0 en 1996 a 25,2 en 2008, se estabiliza en 25,3 en 2012, pero en 2014 aumenta a 27,1, “reflejando un nivel de desigualdad similar al observado en el año 2000”. A pesar de este empeoramiento del coeficiente Gini, la tasa de desigualdad de la CAV (27,1 en 2014) queda casi 3,5 puntos por debajo del índice correspondiente a la UE-28, que es del 30,5, y de la UE-15, del 30,4. En el Estado español la evolución del coeficiente Gini demuestra que el aumento de la desigualdad se ha intensificado. Desde el año 2009 este índice se ha incrementado en 2 puntos para situarse en 35,0 puntos.
Otra forma de medir la desigualdad consiste en comparar los ingresos disponibles por las partes más rica y más pobre de la sociedad. Según este sistema, el 20% de la población vasca que cuenta con mayores ingresos dispone de rentas 4,2 veces superiores que las del 20% más pobre. Esta relación se redujo de 4,2 a 3,6 entre 1996 y 2008, aumentó a 3,7 en 2012 y volvió a alcanzar el 4,2 el año pasado. Aunque la evolución de los últimos años no ha sido buena, las diferencias de rentas en el País Vasco aún son menores que las del conjunto del Estado español, cuyo 20% más rico tiene 6,3 veces más ingresos que el 20% más pobre.
Joseba Zalakain, director del SIIS, Centro de Documentación y estudios de la Fundación Eguía Careaga, señala el crecimiento de la desigualdad como uno de los mayores problemas sociales del País Vasco y puntualiza que “todavía hoy los problemas de desigualdad en Euskadi son menos graves” que en el resto del Estado español y que sus niveles son similares a los de los países del norte de Europa. En opinión de este experto, cuando hablamos de desigualdad nos referimos, evidentemente, a las diferencias de renta entre pobres y ricos dentro de una misma sociedad, pero en el caso vasco, apunta Zalakain, “el problema real no es que los ricos se están haciendo cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, sino que hay una parte importante de la sociedad, que puede llegar a ser la mitad de la población, que vive razonablemente bien, que ha podido esquivar los efectos de la crisis, mientras que el otro 50% de la sociedad está cada vez peor”. “Encuestas muy recientes evidencian que la crisis no nos ha afectado a todos por igual. Ha castigado sobre todo a los jóvenes, los inmigrantes, las mujeres, las familias monoparentales, pero, sobre todo, a los que tenían contratos temporales, que eran fundamentalmente jóvenes e inmigrantes”.
Más castigados Joseba Zalakain dice que cuando se habla de la creciente desigualdad “mucha gente piensa que unos pocos se están haciendo riquísimos a costa de todos los demás, y es verdad que eso está pasando, pero también ocurre que a una parte razonablemente grande de la sociedad le sigue yendo bien y a otra parte, también muy grande, no. Por eso creo que en Euskadi se puede empezar a hablar de polarización”. En su opinión, abordar el tema de la desigualdad en términos de un 1% de la población muy rico y un 99% sometido a un proceso de empobrecimiento y recorte de derechos “no refleja el impacto real de la crisis, oculta la verdadera estructura de la desigualdad en España”.
Los análisis sociales indican que la crisis ha castigado a las clases medias, pero no con tanta fuerza como a los colectivos más vulnerables, que estaban en situación de precariedad ya antes del deterioro de la economía. A este impacto desigual se suma la creación de un mercado laboral dual, con enormes diferencias salariales, de garantías y de protección. El retrato de la desigualdad es claro: la parte más pobre de la sociedad vive peor y con menos renta que antes de la crisis, sufre pobreza energética, no cubre necesidades básicas, corre el riesgo de perder su vivienda..., mientras que la otra parte mantiene -más o menos- su nivel de vida o, en el peor de los casos, ha hecho ajustes que no afectan a lo sustancial.
La fractura social que establece la suficiencia o insuficiencia de renta no solo es apreciada por los sociólogos, también por los profesionales de la economía. Según el Ekonometro elaborado por el Colegio Vasco de Economistas, “la crisis económica ha agravado la desigualdad de la riqueza de las familias. Cada vez es mayor la fisura existente entre una pequeña parte de la población que acumula la mayor parte de la riqueza y la ciudadanía que están en situación de pobreza”. El 78,1% de los economistas encuestados para el indicador considera que en la CAV se ha aumentado la desigualdad de la riqueza y tan solo un escaso 10,3% piensa lo contrario. Todos los colectivos, independientemente de su situación profesional, y por mayoría, consideran que ha aumentado la desigualdad de la riqueza entre las familias vascas.
Coeficiente Gini. El coeficiente Gini de la CAV se sitúa en el 27,1% tras un crecimiento sostenido desde 2008, pero queda casi 3,5 puntos por debajo del de la UE-28, que es del 30,5%.
Ratio 80/20. El 20% de la población vasca con mayores ingresos dispone de rentas que supera 4,2 veces las del 20% más pobre. En 2008 este ratio era de 3,6 veces.
Según la Encuesta de Pobreza y Necesidades Sociales de la CAV, los ingresos mensuales netos del 10% más pobre son 498 euros y los del 10% más rico, 3.032 euros.