Phang Nga - En las playas de Khao Lak quedan pocas señales de que hace 10 años más de un centenar de los 143 hoteles que había quedaran destrozados o afectados por el maremoto. Los resorts pronto se pusieron en funcionamiento con la ayuda internacional y jóvenes palmeras sustituyen a la deforestación que se produjo. En algunos árboles, los familiares de las víctimas occidentales cuelgan fotos, flores y espumillón de Navidad. Pero a diferencia de 2004, en las playas cuelgan carteles que avisan de las vías de escape en caso de un nuevo tsunami y las torres de megafonía alertarían a la población. Los expertos monitorean ahora el océano desde que el año pasado se implementara el Sistema de Alerta de Tsunamis del Océano Índico. Australia, Indonesia e India son los responsables de ello. “Quienes viven en este área esperan que algo así no se repita pero, si sucediera, la pérdida de vidas no sería tan grande”, opina Naim trabajador del memorial de Khao Lak. “La gente sabe ahora lo que tiene que hacer y confía en que el sistema de alerta les proteja”. -B.A.