gasteiz - En vísperas del Día Internacional del Euskera, las reflexiones y recomendaciones formuladas por Koldo Mitxelena sobre el futuro de la linguae vasconum primitiae fueron retomadas ayer por el Consejo Asesor del Euskera para poner en valor la repercusión y el prestigio que el batua ha tenido en la revitalización de esta lengua, tal y como asumió el lehendakari, Iñigo Urkullu.

“Desde la enseñanza a la comunicación, desde la creación literaria al mundo laboral, todos los ámbitos han experimentado, y con gran intensidad, el beneficioso influjo de la unificación de la lengua. La sociedad vasca, a lo largo de estos últimos cincuenta años, ha tenido en el euskera unificado un báculo en el que apoyarse a la hora de facilitar e impulsar la revitalización de esa lengua”, resumió Urkullu en un discurso muy peculiar ya que estaba construido con extractos de la obra de Mitxelena.

Tal y como coincidieron en resaltar desde el Consejo Asesor del Euskera, “la aportación del sabio erudito del euskera fue esencial en aquellos difíciles y decisivos años iniciales de la unificación del euskera. Esencial fue, asimismo, su aportación en la tarea de establecer las bases de la revitalización del euskera, proceso en el que también fue referente. Y es de justicia reconocer el inmenso valor referencial de quien fuera pionero entre los pioneros”. Y es que Mitxelena fue un adelantado a su tiempo tal y como queda patente en uno de sus pensamientos, recuperados para la presente celebración del Día Internacional del Euskera.

Normalización Dejó escrito que “es tan claro como la luz del sol que sin unificación, mañana o pasado mañana no tendremos euskera: la unificación no es condición suficiente pero sí necesaria e ineludible para que el idioma perviva. No necesitamos la lengua unificada para utilizarla en todo ámbito y circunstancia, sino para ciertos tipos de escritos y niveles de uso. También, para que los vascohablantes, al hablar entre nosotros, no acudamos inmediatamente, como con excesiva frecuencia ocurre, al castellano unificado”.

La recopilación de ideas, consejos y disquisiciones formuladas durante años por este pensador, una de las máximas autoridades en el estudio del euskera, reservan también un lugar especial al entusiasmo y la ilusión que Mitxelena enarbolaba en sus opiniones como herramientas fundamentales para avanzar hacia la normalización del euskera. Suyas son las palabras: “Preferiría, sin embargo, por si acaso, que la ilusión y el entusiasmo, sin los cuales jamás se ha hecho nada práctico, fueran acompañados y hasta precedidos de un cálculo, lo más preciso posible, de lo que queremos conseguir, de las fases en que esperamos alcanzarlo, y de los medios con que podemos contar ahora y en el futuro”.

Y todo sin perder de vista la realidad social y política de Euskal Herria, ya que como este afilador del euskera defendía, “así como nuestro pueblo necesita encontrar un lugar entre los pueblos, así también nuestra lengua tiene que encontrar un lugar entre las lenguas: un lugar suficiente, que asegure su continuidad y desarrollo sin aventuras maximalistas. No debemos caer en el infierno del gueto por huir del purgatorio de la diglosia. La integración nos es tan necesaria en el aspecto lingüístico como en cualquier otro”.