VITORIA - Muchos, la mayoría, regresan a casa con el susto metido en el cuerpo. Ni el casco ni la vestimenta visible, ni siquiera en algunos casos circular por el arcén, es suficiente para disfrutar en solitario o en grupo del cicloturismo. El desdichado suceso ocurrido este pasado domingo en Murillo el Cuende, en las proximidades de la localidad navarra de Caparroso, con el fallecimiento de dos ciclistas después de que un camión volcara sobre la grupetta en la que circulaban, ha devuelto a la actualidad las numerosas situaciones de riesgo que deben afrontar a diario los intrépidos que cada día se suben a su bicicleta.
Aunque la mala fortuna y la casualidad toman cuerpo en ese último episodio, las asociaciones y colectivos de ciclistas continúan llamando la atención sobre aspectos tan básicos para ellos como respetar la distancia de seguridad cuando son adelantados por los automovilistas. En palabras de Joseba Atxutegi, secretario de la activa Erandioko Txirrindulari Elkartea, “el problema es que siempre somos la parte débil de la carretera. Somos los menos protegidos”, ilustraba. Por eso, a renglón seguido de asegurar que “tenemos que aprender a compartir la misma vía” insistía en un mensaje que desde su colectivo llevan reivindicando desde el año 1999: Un metro y medio de vida. Una idea que apoya otra de las voces expertas consultadas por este periódico. Agustín Ruiz, presidente de la Federación Vizcaina de Ciclismo, iba un poco más allá y abogaba porque los adelantamientos a los ciclistas -circulen en solitario o en grupo- tengan que ser ejecutados de forma obligatoria invadiendo el otro carril, de la misma forma que se hace al sobrepasar a otro vehículo a motor. Y, aunque en su opinión es más seguro circular en grupo, este hecho tan habitual en las carreteras vascas no debe ser aprovechado por los cicloturistas “para hacerse el fuerte, despreciar o despotricar contra los automovilistas. Todos debemos circular con unos cauces de respeto y educación”.
“No somos un estorbo” “Tenemos que empezar a ser visibles. Que tengan en cuenta que día a día aumenta el número de ciclistas; que no somos un estorbo en la carretera. Que somos un vehículo más. La bici está considerada así en el Reglamento. Tenemos nuestro derecho a circular y el deber de hacerlo como exige el Reglamento y tomando las medidas de precaución necesarias porque somos los más interesados en que así sea”, resumía el presidente de la Vizcaina. Y es que, tal y como apostillaba Ruiz, “somos los más débiles y los que mayor interés tenemos en que no nos suceda nada”.
Ambos reconocen que, en los últimos años, han podido constatar un mayor respeto a su figura sobre el asfalto a pesar del notable incremento del número de cicloturistas. Dos circunstancias que explicarían por qué si bien ha aumentado el número de accidentes de dos ruedas, la cifra de ciclistas fallecidos ha descendido en este último año: durante estos seis primeros meses, una persona ha perdido la vida mientras pedaleaba frente a las cuatro registradas durante el mismo periodo del ejercicio pasado, tal y como detallaron recientemente desde la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco.
“Tenemos que exigir respeto al más fuerte, pero por otra parte extremar las precauciones porque también hay mucho inconsciente dentro del pelotón. Hay mucha cabecita loca que muchas veces no se da cuenta de que quien más tiene que perder en esto es él. Mantener siempre el sexto sentido porque somos el que más tiene que perder en todo esto”, describía sincero el máximo responsable de la Vizcaina. Por eso, como apuntaba Atxutegi, si para el cicloturista es primordial llevar casco, circular por la derecha, respetar las normas de circulación y si se va en pelotón nunca más de dos de fondo, en el caso del conductor la prudencia y el sentido común deberían ser las únicas acompañantes en el momento de sobrepasar al deportista y compartir carretera.