gasteiz - Euskadi se ha decidido a encarar el problema que se vive en los centros del modelo A (castellano) y B (bilingüe) de la red pública, donde se concentran los inmigrantes y estudiantes con un índice socioeconómico (ISEC) bajo. El departamento de Educación pondrá en marcha a partir del curso que viene un plan de intervención para reducir la "brecha" abierta entre estos centros y el resto del sistema educativo vasco, cuyos resultados superan por primera vez la media de la OCDE. Esta desigualdad viene de antiguo pero, lejos de corregirse, se ha hecho más profunda con el paso de los años. El informe PISA 2012 constata que, por lo general, los alumnos de los colegios vascos (de la red concertada y los centros públicos de D) han mejorado sus resultados en matemáticas, lectura y ciencias respecto a 2009, excepto en A y B de la pública, donde se han desplomado hasta 64 puntos.

Así lo avanzó ayer la consejera de Educación, Cristina Uriarte, en la Comisión del Parlamento Vasco en la que compareció a petición propia para exponer en detalle los resultados de la prestigiosa evaluación internacional. Uriarte explicó que "las diferencias entre el alumnado con mejores y peores resultados constituyen una brecha educativa y social que preocupa al departamento y lo lleva a realizar una apuesta a favor del alumnado más desfavorecido". Entre otras medidas, el plan Hamaika esku (Muchas manos) pretende dar mayor estabilidad a la plantilla y a los equipos directivos en 54 centros (14.000 alumnos) para apoyar al alumnado cuyos resultados están 5 puntos por debajo de la media del resto del alumnado.

Y es que, los centros públicos que presentan estos problemas tienen una gran movilidad de sus docentes ya que casi ningún profesional pide plaza en ellos y cuando pueden solicitan el traslado. Además, en el 54% de estos colegios e institutos no se han presentado voluntarios para ocupar el cargo de director ni este curso ni el anterior, lo cual describe del desafío que representa liderar centros con una diversidad tan elevada.

Según los datos ofrecidos ayer, el peso de la población inmigrante en la escuela vasca es del 8,7%, significativamente más bajo que otras comunidades -con un PIB e inversión en enseñanza menores que en Euskadi- con mejores resultados en PISA. No obstante, la mayoría de los extranjeros se concentran en los centros públicos de los modelos A y B. En concreto, representan el 62% en el modelo A y el 21% en el B, porcentaje que desciende hasta el 5% en el D (todo euskera) de la red pública. La presencia de este colectivo en los colegios concertados es sensiblemente más baja: 12,4%, en A; 5,7%, en B; y 2,6%, en D.

Este alumnado (14.340 el curso 2011-2012) saca peores resultados que los nativos en el informe PISA en todas las competencias analizadas (por debajo de la media del alumnado vasco). La consejera señaló que el número de estudiantes inmigrantes que está repitiendo curso es "mucho mayor" que el de los alumnos repetidores nativos. El 82% de los alumnos nacidos en Euskadi está estudiando en el nivel que le corresponde, mientras que en el caso de los alumnos inmigrantes representan el 41%. En este sentido, Uriarte explicó que este desajuste puede deberse a que los extranjeros se han incorporado tarde al sistema. "Esto no es algo nuevo -dijo- pero hemos detectado que la tendencia no es a mejorar sino a empeorar y estamos preocupados porque estas diferencias van aumentando".

Apoyo a las plantillas Lo paradógico del plan de choque contra el fracaso escolar presentado ayer es que no incluye ninguna medida para garantizar un reparto más equilibrado del alumnado inmigrante entre la pública y la concertada, máxime cuando ambas redes son financiadas con fondos públicos. Y tampoco se aclaró si el programa está asociado a una partida económica específica. En este sentido, la consejera afirmó que para cambiar la percepción global en los centros en los que están ubicados los alumnos con "altos índices de fracaso escolar y con pocas expectativas de éxito escolar", Hamaika esku pondrá en marcha "todos los recursos materiales, humanos y organizativos de los que dispone la Administración educativa, en colaboración con las familias, asociaciones, otros departamentos e instituciones".

Uriarte no concretó cómo piensa activar ese revulsivo o la estabilidad de las plantillas de los centros, al margen de impulsar "un debate sereno y profundo" sobre su necesidad y promover comisiones de servicio para que "pueda acceder el personal docente más capacitado para mantener una relación afectiva con este alumnado y un sentimiento de pertenencia al centro". Asimismo, aseguró que "excepcionalmente está

prevista la dotación de una persona

más en la plantilla en los centros cuyo absentismo laboral esté alterando el día a día del centro, tanto entre las direcciones como entre el alumnado", señaló. El resto de líneas quieren "asegurar su impulso, seguimiento y coordinación", promover la utilización eficaz de los recursos existentes y especialmente los programas de atención a la diversidad, la adopción de nuevas medidas innovadoras para prevenir el fracaso escolar, el fomento de la implicación de las familias y la colaboración interinstitucional.

Al margen de esta cuestión, la comparecencia de ayer de la consejera en el Parlamento no arrojó más novedades respecto de las avanzadas ya en diciembre sobre el rendimiento de la educación vasca en el último informe PISA. La evaluación que realiza cada tres años la OCDE confirma la evolución positiva en las tres áreas analizadas (se supera la media de la OCDE y del Estado en lectura, matemáticas y ciencias). Reitera la equidad del sistema ya que el 74% del alumnado se sitúa en los niveles intermedios. Y pone en evidencia, una edición más, el gran handicap de la escuela vasca: alcanzar la excelencia. Solo ocho de cada cien estudiantes son brillantes.