MADRID. Este trabajo, publicado en las actas de la Academia Nacional de Ciencias, apunta que esa energía absorbida extra es tan grande que significa aproximadamente una cuarta parte de todo el efecto que supone la absorción de calor por el dióxido de carbono.

Los datos para este estudio se han calculado a través de satélites espaciales que recogen la luz reflejada y devuelta al espacio. Gracias a ellos, los investigadores han descubierto que el Artico creció un 8 por ciento más oscuro entre 1979 y 2011, lo que supone una cantidad tres veces mayor a lo que se esperaba.

La región del Polo Norte es un mar que, en su mayoría, está cubierto por una costra de hielo que se contrae en el verano y vuelve a crecer en el otoño. Durante el 'pico' de su fusión, en septiembre, el hielo se ha reducido una media de 90.650 kilómetros cuadrados desde 1979.

Esta cubierta de hielo refleja varias veces más calor que el mar abierto que reemplaza al hielo en la etapa de verano. A medida que la luz solar de verano se refleja en el océano, el agua se calienta y se necesita más tiempo para que se forme hielo de nuevo en el otoño. "Básicamente, esto significa un mayor calentamiento", ha señalado el autor principal, Ian Eisenman.