México D.F.. Extorsiones como la sufrida por el grupo vasco Delorean, quienes durante 30 horas estuvieron secuestrados virtualmente en México por unos delincuentes que trataron de convencerles de que los iban a matar si sus familias en Euskadi no reunían una cantidad de dinero han descubierto que cada vez son más los malhechores que aprovechan la sensación de miedo e inseguridad existente en México y las facilidades de la tecnología para extorsionar a las personas, tras obtener información con engaños o a través de las redes sociales.
"La gente que sabe cómo utilizar la información, la centraliza y utiliza el teléfono para poder amenazar, extorsionar o hacer algún tipo de acción ilegal contra esa persona", explicaba el experto en Seguridad Pública Pablo Monsalvo. Y estos delitos, además, son muy difíciles de cuantificar porque la mayoría de las veces la gente no los denuncia. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) estimó recientemente a partir de una encuesta sobre percepción de seguridad pública que el año pasado se produjeron en México 105.682 secuestros, incluidos los llamados exprés, una cifra que supera por mucho las 1.317 denuncias por este delito realizadas ante las fiscalías.
Aunque no se conocen detalles concretos sobre lo sucedido a Delorean, sí se sabe que los músicos recibieron una llamada en la que les pidieron que se trasladaran a un hotel cercano al que estaban y fue ahí cuando comenzó su pesadilla. Tras ser liberados de este rapto que en realidad no existió, los integrantes de la banda explicaron que sufrieron "una situación de terror que de virtual tiene bien poco. Las amenazas de muerte eran absolutamente reales debido, fundamentalmente, a la manipulación psicológica de la que son capaces los captores, auténticos profesionales del secuestro", señalaron.
"El miedo se ha venido acumulando" no solo en lo que al crimen organizado se refiere, sino "también al crimen común", subrayaba por su parte René Jiménez, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). "Lo primero que tienes que hacer es no creerlo y tratar de localizar a la persona y certificar que está bien", sugiere el experto, quien contó que secuestros como el de Delorean probablemente se habrían acabado con colgar el teléfono. Los familiares de los músicos que recibieron la llamada de extorsión fueron los que no confiaron y se atrevieron a ir a la Ertzaintza para interponer una denuncia y gracias a esta el "secuestro virtual" pudo acabar sin pagarse el rescate.
En opinión de ambos expertos, la proliferación de estos secuestros se debe a que la autoridad no ha dimensionado el significado de estos nuevos delitos y no cuenta con la capacidad para investigar el campo de la cibernética.