madrugada del sábado 28 al domingo 29 de septiembre, 1.30 horas. Los clientes del Avalon, un moderno bar ubicado en el distrito vitoriano de Mariturri, disfrutan tranquilamente de sus copas cuando, de pronto, frente a las cristaleras del local desfilan cuatro vecinos un tanto peculiares. Son peludos, caminan a cuatro patas y parecen asustados, a buen seguro ante lo extraño del entorno. Se trata de cuatro pequeños jabalíes que, hambrientos, han cruzado la calzada que separa el Bulevar de Mariturri del parque de Zabalgana y se han adentrado en la ciudad para buscar algo de comida, atraídos quizá por el olor de las basuras.
La pasarela de marranos no pasa desapercibida en el Avalon y, ya en pleno camino de vuelta, uno de sus clientes saca el móvil y los graba con una cámara. Se dirigen de nuevo a la carretera a toda velocidad y, de ahí, al parque. Cuando comienzan a cruzar se aproxima un taxi que, a pesar de pegar un fuerte frenazo, casi se los lleva por delante. Susto de enormes dimensiones, llamada a la Ertzaintza, pero para cuando las patrullas llegan al lugar los jabalíes ya se han marchado campo a través.
No es la primera vez que los vecinos de Mariturri o Zabalgana -también de Lakuabizkarra- se encuentran con la visita de uno o varios jabalíes en pleno casco urbano, una realidad que no es tan disparatada como parece. "Es una zona propensa para que aparezcan jabalíes, porque pueden bajar desde la sierra de Badaia a Jundiz y, de ahí, acercarse hasta Mariturri cruzando carreteras", advierte el portavoz de la asociación de vecinos Zabalgana Batuz, Javi López de Robles. Si bien es cierto que "hace tiempo" que en la sede del colectivo no se reciben avisos por la presencia de estos animales, a López de Robles no le extraña que "de forma puntual" se den sucesos como el de hace dos domingos.
En otras ocasiones, ha sido la Policía Local la que ha participado en operativos de captura de jabalíes, tras recibir el aviso de los vecinos. Una vez activado el protocolo, varias patrullas rodean al animal para capturarlo y, si es preciso, contactan con el servicio de Montes de la Diputación para proceder a sedar o incluso abatirlo en función de su peligrosidad. "Hace tiempo que no tenemos un caso así. Lo normal es que la gente se asuste y llame a la Policía", advierte López de Robles.
Alejandra del Campo, gerente del Avalon, fue testigo directo de la última visita documentada de jabalíes al barrio. "Nos lo dijo un cliente pero al principio no lo creímos porque es muy vacilón", recuerda. De hecho, según asegura, "no es habitual verles por aquí, a pesar de que pueden venir fácil desde el parque de Zabalgana".
De Campo reconoce sentirse "sorprendida" ante la presencia de este incómodo vecino, aunque no cree que cunda la preocupación en el barrio. "En todo caso se asustarán más ellos que nosotros", considera. En esta ocasión, al menos, "no eran de los grandes, de los que de una envestida te revientan".