Bilbao. Quien vivió aquella noche del 26 al 27 de agosto de 1983 nunca la podrá olvidar. De un forma directa o indirecta prácticamente a todos los vizcainos -también a muchos alaveses y guipuzcoanos- les afectó aquella tragedia que provocaron las lluvias torrenciales en forma de gota fría. Nadie las esperaba por eso nadie avisó y se perdieron decenas de vidas humanas y miles de millones de pesetas. Con la mirada puesta en el retrovisor cabe preguntarse ¿Qué ocurriría si cayeran hoy aquellas precipitaciones de hace 30 años? Los casi 600 litros por metro cuadrado que registró la estación meteorológica del aeropuerto de Bilbao es tal cantidad de agua que solo se puede comprender si se sufre en primera persona.
"Ante el agua no hay nada que hacer, los ríos crecen con las lluvias y eso nadie lo puede evitar". Así de rotundo se muestra el viceconsejero de Seguridad del Gobierno Vasco, Josu Zubiaga, cuando se hace la pregunta clave. Pone como ejemplo las inundaciones que cada poco tiempo se sufren en el centro de Europa, con el desbordamiento de los cauces que generan imágenes iguales a las que estos días estamos rememorando en prensa y televisión, tomadas en 1983.
Pero esta impotencia sería prácticamente el único denominador común en caso de que la naturaleza volviera a azotar con tanta virulencia Euskadi. "Lo primero es que sabríamos días antes que iban a llegar esas lluvias torrenciales", apunta Zubiaga.
Información y prevención Los sistemas de predicción meteorológica de los que dispone ahora Euskalmet permiten prever hasta con cuatro días de antelación y con una precisión bastante atinada cuánta agua puede caer y cuáles pueden ser sus consecuencias. "La tecnología existente ahora está a años luz de lo que tenían entonces", refiere Jose Antonio Aranda, responsable de Meteorología de Euskalmet.
El valor de la información es de gran importancia en estas circunstancias ya que permitiría avisar a la población para que pusiera en marcha medidas de prevención y así evitar daños personales y materiales como los que ocurrieron hace treinta años.
Con los datos en la mano se implementarían los protocolos de actuación redactados por el Gobierno Vasco para este tipo de catástrofes naturales. Entre ellos se encuentra la reunión inmediata de una mesa de crisis donde están representadas todas las instituciones, cuerpos de seguridad y entidades relacionadas con este tipo de incidentes naturales. Un grupo de personas que tiene a su disposición una vasta red de recursos operativos y sistemas de medición para utilizarlos en cada momento puntual allá donde sean necesarios. Un ejemplo, son las estaciones hidrológicas presentes en todos los ríos vascos que envían información en directo sobre el nivel del agua existente.
La información de forma inmediata y los diferentes sistemas de comunicación existentes en la actualidad son otras herramientas de las que se carecía entonces y que son indispensables para una buena actuación de auxilio. Además de líneas fijas de teléfono, hoy se sumarían los teléfonos móviles de última generación. Los apagones de luz que se sufrieron aquella noche serían más difíciles gracias a las redes eléctricas actuales.
Y la radio, única vía de información hace tres décadas, se complementaría en la actualidad con las redes sociales, SMS y el Whatsapp. Asimismo el déficit de transportes de urgencia ha sido solucionado con una malla de operativos que van desde helicópteros a embarcaciones de rescate en la costa pasando por vehículos especializados de bomberos, Ertzaintza y Policías Municipales.
Encauzamiento de los ríos En definitiva, Bizkaia y Euskadi están mucho más preparadas para enfrentarse a la furia de la naturaleza en forma de inundaciones. Pero hay más. Su impacto sería menor gracias a las intervenciones que se han practicado en los ríos. El ejemplo más claro es el de la corta de La Peña. Un gran parapeto artificial producto del relleno del brazo de agua pegado a Ollargan y que supuso eliminar la última isla que quedaba en la ría, la de San Cristóbal. Para evitar que el barrio quedara de nuevo bajo las aguas se acometió una obra de ingeniería espectacular que además ha generado un parque público, el de Ibaider, para solaz de los vecinos.
En Ugao también se ejecutaron obras para que el Nervión no invadiera el casco urbano y a lo largo de los años, el Gobierno Vasco ha acometido diversos proyectos para encauzar los ríos y darles más capacidad para llevar agua.
La eliminación de pequeñas presas, el ensanchamiento de los cauces, la retirada de pilotes de los puentes que sobrevuelan los ríos... son algunas de las actuaciones que se han llevado a cabo. Proyectos que hoy mismo prosiguen como se puede observar en el Nervión en Basauri y el próximo año en el Ibaizabal en Galdakao. Intervenciones del ser humano que ya han evitado daños en episodios de lluvias de calado de los últimos años, eso sí mucho menores que en 1983.
Pero todavía queda mucho por hacer en este sentido. Este invierno comenzará la apertura del inconcluso Canal de Deusto para convertir Zorrotzaurre en un isla y conseguir, entre otros objetivos, dotar de más hidraulicidad a la ría. Es decir, abrir otro brazo al Nervión para que en caso de trombas desagüe más rápido hacia el mar y no suba tanto su nivel en Bilbao. En la petición constante de las autoridades vascas queda que el Gobierno central asuma su promesa de acometer la solución definitiva que evite las inundaciones en el centro de la villa. Una gran obra de ingeniería que implicaría construir dos grandes tubos subterráneos, entre los barrios de La Peña y Olabeaga, para desviar el agua sobrante que se generará con lluvias extremas y evitar así la anegación de todo el centro de la villa. Pero eso ahora es ciencia ficción.
Al detalle
l Predicciones meteorológicas. Los sistemas actuales permiten predecir con seguridad la llegada de fenómenos climáticos hasta con cuatro días de antelación con unos sistemas mucho más sofisticados que los que se tenía en 1983.
l Protocolos y comunicación. Los planes del Gobierno Vasco permiten actuar en función de la gravedad de la situación con unas comunicaciones por diferentes medios más modernos que hace 30 años.
l Efectivos y coordinación. La cantidad de efectivos de todo tipo para el auxilio de la población es muy superior, más especializados y coordinados desde la dirección de atención de emergencias.
l Encauzamiento de los ríos. Además de grandes obras como la corta de la ría a la altura del barrio de La Peña de Bilbao, durante todos estos años se han efectuados obras para ampliar el cauce de los ríos y quitar obstáculos que impidan la bajada del agua, como apoyos de puentes o presas pequeñas.