Llodio. "Las fiestas hay que vivirlas con ilusión y en las calles". Con estas palabras, la txupinera oficial de las fiestas patronales de Llodio, Placi, de Bihurriak, conminó ayer a toda la población a disfrutar de los San Rokes. Justo a continuación, encendió la mecha del cohete, un gesto con el que arrancaron ocho días de juerga en los que se desarrollarán la friolera de 160 actos para todos los gustos y edades, de los que más de un 48% han sido organizados por cuadrillas y asociaciones locales.

Multitudinario, popular, limpio y muy sonoro son los adjetivos que mejor definieron el instante del lanzamiento del txupinazo. Y es que, pese al "jarro de agua fría" que supuso para la Comisión Paritaria la prohibición judicial de que el pregonero fuera el exalcalde Pablo Gorostiaga, la Herriko Plaza permaneció repleta de público de todas las edades. Una joven integrante de Ttarttalo aplaudía, además, la carpa instalada frente a la iglesia con más de cien sillas para que los mayores pudieran disfrutar del festejo.

Ella, al igual que el resto de mozos y mozas de la veintena larga de cuadrillas locales, cumplió a la perfección el papel de animar los instantes previos al cohete con su masiva presencia en las calles y su participación en una colorista kalejira, con los tambores de Katu Buru como acompañamiento. Los huevos y la harina de pasadas ediciones volvieron a brillar por su ausencia y sólo empañaron el ambiente la espuma de gaseosa, los confetis y serpentinas.

Tras la llamada a la fiesta, dio inicio el tradicional pasacalles por el centro reclamando "¡agua, agua!" a los vecinos asomados a las ventanas y balcones. Por la tarde llegó el campeonato de ski-tabla y más música.

Hoy, festividad del patrón, el día está dedicado a los txikis, que tendrán hasta su propio txupinazo.