vitoria. La Agenda 21 que ayer presentó la concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento vitoriano, Idoia Garmendia, es una prueba de fuego para la ciudad, no en vano repasa los indicadores de sostenibilidad correspondientes a 2012, el año en que Gasteiz ejerció de capital verde europea. El examen se ha pasado satisfactoriamente, y de hecho el ejercicio pasado ya se habían aplicado el 46% de las medidas contempladas en el Plan de Acción Local 2010-2014, cuando la media vasca es del 32% y el propio plan recomienda, para su ecuador, una ejecución del 39%.
Indicador por indicador hay varios aspectos que merece la pena destacar. En lo relativo a la movilidad, la gran apuesta de la legislatura, la Agenda 21 destaca que el uso del vehículo privado cae del 36,6% al 28%, el uso de la bicicleta se duplica, pasando del 3,4% de los desplazamientos al 7%; los traslados peatonales aumentan del 49,6% al 53,6%, y el transporte público crece, en un año, un 0,18% -desde 2008 se incrementó en un 53,8%-. Todo ello es causa y también consecuencia de que el coche tiene menos espacio frente a las infraestructuras peatonales, ciclistas y de transporte público.
En cuanto a la gestión del agua, un punto fuerte de Vitoria ya desde los años noventa, los datos revelan que se sigue en la buena senda. Hay un 89,38% de eficiencia en la red de abastecimiento, la demanda se ha reducido en 15 litros por día y persona (un 23,5% desde 2006), y el consumo por hogar cae un 8,47%.
En materia de eficiencia energética se han implementado planes de educación, se ha puesto en marcha el Plan Estratégico de Alumbrado Sostenible, se han editado manuales de buenas prácticas y el número de viviendas con certificado de eficiencia energética ha pasado del 7,02% al 8,24%. En lo relativo a la gestión de los residuos, las basuras domésticas y comerciales caen un 1%, con 1,03 kilogramos por día y habitante; y el reciclaje se incrementa un 0,5%.
También aumenta la participación escolar en materia medioambiental, con 46.000 niños y jóvenes implicados en la Agenda 21 Escolar y la aplicación del proyecto Raíces del mañana, mediante el que los alumnos vitorianos van a plantar 250.000 árboles y arbustos para cerrar el Anillo Verde. También se ha creado la unidad de Planificación y Gestión Rural y se ha puesto en marcha el Pacto Verde, con motivo de la capitalidad europea, por el que 710 empresas vitorianas se comprometen a realizar 1.333 mejoras en su comportamiento medioambiental.
En cuanto a la calidad del aire, no hay datos disponibles sobre 2012, pero ayer el alcalde, Javier Maroto, presentó en Bruselas el recorrido de la ciudad para ir reduciendo la contaminación en la capital
También este año, por primera vez desde 2005, Vitoria cuenta con un mapa de ruido, disponible en la web del Consistorio, que arroja resultados francamente positivos. Las calles expuestas durante la noche a ruidos por encima de los recomendados han bajado un 30% en este tiempo, y durante todo el día caen un 15%, hay menos población que necesita de medidas urgentes para atajar los problemas de ruido y disminuye también de forma considerable el número de calles expuestas al tráfico a motor, gracias en buena medida al Plan de Movilidad. Por otro lado, aumenta el número de gasteiztarras expuestos al ruido del ferrocarril, dado que la ciudad ha crecido a lo largo de la vía del tren, aunque debido al escaso tráfico ferroviario no supone un problema urgente. Visto todo lo anterior, Vitoria se puede dar por satisfecha con su evolución en materia de medio ambiente, pero lógicamente ha de haber aspectos que mejorar, o incluso negativos. Los hay, de hecho. No hace mucho tiempo que desde los ámbitos conservacionistas se considera que la solidaridad y el bienestar ciudadano son elementos que también se deben medir en un examen sobre sostenibilidad, algo por otra parte evidente, y ahí el suspenso que se lleva Vitoria es rotundo.
lo negativo Partiendo de la base de que la ciudad, como el país y el continente, están inmersos en una crisis económica sin precedentes, la Agenda 21 pone de manifiesto que la calidad de vida de los vitorianos ha caído en picado en el último lustro. En lo relativo a la solidaridad, la cooperación al desarrollo se desplomó el año pasado, pasando de un ya reducido 0,71% del Presupuesto municipal al 0,12%. En materia de pobreza y exclusión social, el número de familias de la ciudad que dependen de la renta de garantía de ingresos creció del 5,9% al 6% entre 2011 y 2012, y en 2010 había sido del 5,7%. No descubren nada nuevo los datos del paro que recoge la Agenda 21 vitoriana. En 2007, un 2,3% de la población activa vitoriana estaba desempleada, en 2008 un 2,7%, en 2009 un 9,9%, en 2010 un 10%, en 2011 la tasa baja al 7,9%, y en 2012 vuelve a subir hasta el 9,6%. Los datos hablan por sí solos.
Por otro lado, la ocupación de nuevas viviendas en la ciudad ha hecho que disminuya, aunque muy ligeramente, el porcentaje de vitorianos que vive a menos de 300 metros de zonas públicas abiertas, servicios educativos, culturales, deportivos y sanitarios, comercios, transporte colectivo o farmacias. En todo caso, alrededor del 85% de los ciudadanos tiene todos estos servicios al lado de casa.