Vitoria. El grupo municipal de Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria acusó ayer al equipo de gobierno del PP de haber hecho la vista gorda con la empresa Vitauri, parte de cuyas facturas correspondientes a los años 2007, 2010 y 2011 no recibieron el visto bueno de la Intervención del Ayuntamiento. Según el concejal de la coalición abertzale Antxon Belakortu, el expediente de reintegro parcial de las sumas concedidas a Vitauri correspondiente a 2010 se dejó caducar, el de 2007 prescribió y en el de 2009 el PP ni siquiera inició los trámites para pedir la devolución del dinero. La empresa fue encargada por el Ayuntamiento de organizar la feria de La Blanca en aquellos años, tras varias experiencias negativas con firmas taurinas ajenas a la ciudad.
Belakortu considera que esta presunta dejación de su responsabilidad por parte del equipo de gobierno se debe a que en Vitoria existe "una ventanilla a y una b, para los VIP, como la Guardia Civil, el Ejército, el Gobierno de Rajoy y los que organizan lo espectáculos chupiguays del Iradier Arena", señaló en referencia a otros casos en los que supuestamente el Ayuntamiento ha dado un trato de favor a otros entes.
Bildu afea al alcalde, Javier Maroto, que ataque a los perceptores de ayudas sociales -"todavía me retumban las palabras sobre las zapatillas de Prada"-, a las asociaciones vecinales -el alcalde acusó a tres de ellas de comprar teléfonos de alta gama con el dinero del Ayuntamiento- o a los desahuciados, a quienes se cobra el impuesto de plusvalías pese a haber perdido su casa. "Nos empieza a hartar que haya diferentes tratos según quién seas", advirtió Belakortu, y por ello su grupo preguntará en la Comisión de Hacienda por esta situación. "Vamos a hacer saltar por los aires la ventanilla b", avisó.
El edil de Bildu detalló cada uno de los tres casos. El 8 de noviembre de 2007, el interventor municipal firma un informe en el que asegura que 3.000 de los 9.000 euros concedidos ese año a Vitauri no están debidamente justificados. El concejal de Hacienda, Manu Uriarte, inició un expediente, "pero la Junta de Gobierno nunca lo ha aprobado", afirmó Belakortu, y por lo tanto, la eventual irregularidad "ha prescrito".
El 23 de marzo de 2010 la Intervención del Ayuntamiento vuelve a poner reparos a los justificantes presentados por Vitauri -los de 2009-. Se trata de facturas de kilometraje o de comidas, señaló Belakortu, en las que no se especifica cuántos comensales hubo. El Ayuntamiento no abrió ningún expediente para aclarar las cuentas.
El 16 de junio de 2011, el interventor del Ayuntamiento aseguró en un nuevo informe que 32 de las 38 facturas presentadas el año anterior, cuando a Vitauri se le concedieron 9.367 euros, no eran correctas. El Ayuntamiento inició un expediente de reintegro parcial, Vitauri alegó en plazo y, aunque el Ayuntamiento tenía casi un año para seguir adelante con el procedimiento, el expediente acabó por caducar, pese a que "sólo quedaba cerrarlo".
Belakortu, quien afirmó que sus protestas no son tanto contra Vitauri como contra el doble rasero que entiende aplica el Ayuntamiento vitoriano a la hora de perseguir el fraude, señaló que las alegaciones de la empresa de 2009 se limitaban a señalar que hubo "pequeños gastos sin justificación documental", por valor de 3.000 euros, y que en 2010 se replicó con más argumentos, pero éstos fueron desechados por "el informe de un técnico". En 2009 no hubo investigación y por tanto no hubo oportunidad de escuchar los argumentos de Vitauri.
La versión de Vitauri Preguntado por este diario, Ramón Garín, uno de los responsables de Vitauri, aseguró ayer que "todos los gastos estaban absolutamente justificados", que él personalmente se ha dirigido al Ayuntamiento en varias ocasiones para que resuelva los expedientes y limpiar así su "honorabilidad", y que en su día la empresa devolvió el dinero que sobró de las subvenciones concedidas. "Vitauri ni ha robado ni estafado", señaló Garín, quien insistió en que "está todo justificado al céntimo. Otra cosa -afirmó- es que les parezca bien o mal". El empresario está convencido de que actuó con "honestidad" en su relación con el Ayuntamiento vitoriano.