vitoria. La viceconsejera Ana Agirre admite que hay un alejamiento de la sociedad con respecto a la Administración de Justicia y que una parte de esa imagen se debe a que es "lenta, solemne y con mucho ritual". También reconoce que el problema de la lentitud y el "atasco" de los juzgados es menor en el País Vasco que en otras zonas del Estado español.

La congestión de la Justicia en el País Vasco es menor que en otras comunidades, pero dicen que las diferencias a nuestro favor se están reduciendo.

Si se le pregunta a cualquier operador de los que intervienen en la Administración de Justicia, dirá que en una comparativa Euskadi sigue siendo envidiada, bien por la planta judicial, por los palacios de Justicia o porque durante muchos años se ha hecho una inversión muy fuerte en medios materiales y humanos. También es verdad que todo el mundo avanza y, por lo tanto, es posible que nos hayamos quedado rezagados en el tema de las aplicaciones informáticas, por poner un ejemplo. Tenemos que dar un salto importante en la interoperatividad de los sistemas, pero yo me quedo con la parte positiva: todavía somos la envidia de muchos compañeros. Aunque el resto de administraciones también avance, nosotros no podemos perder el ritmo.

¿Es consciente de que la sociedad percibe que la Justicia es lenta y alejada de los ciudadanos?

Aquí intervienen diferentes elementos, pero sí creo que la percepción del ciudadano sobre la Justicia es de alejamiento. Su funcionamiento se ve como una maquinaria lenta, llena de legajos, de expedientes. También es verdad que una Justicia lenta deja de ser Justicia, y eso se produce cuando hay una resolución que no llega en el momento en que se plantea el problema o que cuando llega ya es irrelevante.

¿Qué puede hacer para mejorar la imagen de la Justicia?

La administración de la Administración de Justicia, que es nuestra competencia, es una especie de almacén de suministros. Nosotros lo que hacemos es dotar a la Administración de Justicia, es decir, a los jueces y fiscales, de los medios materiales y humanos que necesitan para dar un buen servicio. Esto no es ninguna tontería porque si el suministro se hace just in time, y si la dotación de medios es buena, el funcionamiento de la Justicia mejorará. Esa es la parte que nos toca a nosotros. Somos el backstage, la parte de detrás del telón que tiene que funcionar adecuadamente para que los protagonistas de la Administración de Justicia, que no somos nosotros, hagan bien su trabajo.

¿Qué opina de la reforma del Registro Civil que prepara el Ministerio de Justicia?

Todo el mundo habla de la privatización de los Registros Civiles pero yo no conozco el anteproyecto, no he visto todavía un borrador. Para tener un criterio hay que saber exactamente cuáles son las propuestas y yo no las conozco.

Pero conoce las críticas que recibe el proyecto.

El Registro Civil necesita una modernización esencial para adaptarse a una sociedad del siglo XXI. Creo que era necesario afrontar el hecho de distribuir este servicio de una manera territorialmente más ordenada y más razonable en relación al viejo sistema, pero ¿qué ocurre con lo que se está comentando? Que es otro nuevo elemento en relación al funcionamiento de un servicio público que puede dejar de serlo. Yo creo que el Registro Civil tiene que seguir siendo un servicio público.

¿Qué le parece que pase a manos de los registradores de la propiedad?

No estoy en contra de que lo asuman los registradores, que son un cuerpo de funcionarios altisímamente cualificado. Otra cosa distinta es que un servicio público que ahora es gratuito deje de serlo.