bilbao. "Sin los valores cristianos, no está funcionando Europa". Firme en sus convicciones, que le han granjeado muchos problemas a nivel europeo, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, inauguró ayer las VIII Jornadas Católicos y Vida Pública, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas del País Vasco, que comenzaron ayer y continuarán los días 26 y 27 de abril.
En una conferencia con el título Una política basada en valores cristianos, fundamento para la regeneración de Europa, Orbán ahondó en la importancia de las raíces cristianas de Europa y su olvido en los últimos años desde Bruselas. "Lo que asola a nuestro continente no es solo una crisis financiera. Es el resultado de la crisis de la vida europea", expresó el primer ministro magiar. Para él, este momento puede ser un punto de inflexión para "repensar nuestra situación" y la salida no está en la adopción de "medidas económicas".
Este delicado momento está agravado por "una crisis de la identidad europea". "Se trata de un continente excepcional", aseveró Orbán, quien reconoció "dos errores" que se cometen en la política europea y que están muy relacionados con las bases que el cristianismo asentó en los diferentes estados europeos. "En el pasado, el cristianismo tenía un papel primordial. En la Constitución europea se dejaron de lado las raíces cristianas", detalló el primer ministro. Además, Orbán añadió que "las instituciones no se pueden hacer y mantener sin las bases necesarias del cristianismo en el que se construyen".
Para subsanar esas dos equivocaciones que se suceden en Europa, Orbán propuso una receta: "Europa necesita una renovación cristiana", ya que de lo contrario el continente "no será competitivo en el mundo, ni siquiera en el aspecto económico" y como apoyos estarán "la familia y el trabajo" que obtendrán el respaldo de los ciudadanos.
Situación en Hungría Su polémica reforma de la Constitución húngara sembró de dudas a Europa, que se pueden aclarar mañana durante la sesión de la Eurocámara en la que se debatirá las implicaciones de la cuarta enmienda de la Carta Magna húngara y su compatibilidad con las normas europeas. La Comisión Europea tiene serias dudas sobre los poderes concedidos a determinados órganos judiciales y sobre la prohibición de la propaganda política en los medios de comunicación privados durante las campañas electorales.
Ante estas modificaciones, la CE apeló al artículo 7 del Tratado de Lisboa que podría privar del voto a Hungría en Bruselas. "Es un chiste malo que aludan al artículo 7", comentó el primer ministro húngaro, que precisó que sobre su país "nadie había hecho ninguna afirmación" sobre la falta de respaldo a "los valores políticos".
Esa reforma constitucional se hizo "con bases cristianas" y, aunque Orbán no quiso hablar de "éxito", sí aseguró que la economía húngara está en una tendencia creciente. "No podemos hablar de éxito cuando Hungría es un país pobre. El salario medio son 500 euros y las pensiones están en 350 euros", explicó el primer ministro, quien subrayó que su Estado está consiguiendo "reducir el déficit en un 2%" y "el desempleo también muestra un camino decreciente". Orbán confió en que estos datos sirvan para que en los debates europeos "las críticas se vayan atenuando". "Los éxitos económicos son los argumentos finales en las discusiones", sentenció.