vitoria. Fue Confucio quien dijo que "con pensar las cosas dos veces ya era suficiente". Pues bien, a la alavesa Mónica Tamayo le sobró la mitad del proverbio chino para liarse la manta a la cabeza y poner patas arriba su vida. Abandonó su empleo en una compañía del sector del metal, renunció al coche que tenía previsto, vendió su piso y transformó una casona de estilo rústico con miras al pantano de Ullíbarri-Gamboa en una suerte de barnetegi para hablar en inglés de forma intensiva, las 24 horas del día. La idea la puso en marcha el pasado verano, aunque la aventura ya la venía rumiando desde años atrás. En concreto, desde que abandonó en 2009 Cambridge, el emblemático enclave británico donde permaneció un par de años perfeccionando la lengua de Shakespeare. Primero en una academia durante un trimestre y después como camarera y contable en un hotel de lujo. Recuerda ahora que fue la morriña y la atadura de un piso lo que aceleró su regreso a Vitoria dos años después. Ocurrió todo en plena crisis y en un escenario de inciertas perspectivas laborales. Pero asumió el riesgo, quizá ciega por esa capacidad emprendedora, e innata, que al parecer ha heredado de su madre. Y lo dicho, se lió la manta a la cabeza, focalizando su sueño en el aprendizaje del inglés. Pero no por los cauces habituales, esto es, clases particulares, academias o cursos on line. No. Su propuesta era quizá más vitalista, más en la línea del talk to talk que vivió en persona en Inglaterra algunos años atrás.
superar el miedo Llegado el momento se despidió de su antiguo trabajo en una compañía vinculada al sector del metal, donde había tardado poco en entender que estaba en el lugar y el sitio "equivocados". Renunció después a la compra del vehículo que tenía previsto con los ahorros de Inglaterra, vendió su casa y se armó de valor para acudir al banco en busca de un crédito que a día de hoy "continúa dando miedo". Agitó a fondo todos esos ingredientes y transformó un caserón de estilo rústico en la localidad de Ullíbarri-Gamboa en una suerte de barnetegi intensivo para impartir inglés. La idea es hacerlo en grupos muy reducidos y a la carta si fuera preciso, pero con un componente mayoritariamente práctico, desde que uno cruza el dintel de semejante caserón hasta que se acuesta. Se trata de una singular propuesta, reconoce su impulsora, que pretende persuadir, por qué no, a estudiantes y profesionales que cada año tratan de enderezar o perfeccionar este idioma con estancias puntuales en Inglaterra, Irlanda o Malta. En este empeño el enclave escogido para llevar a cabo esta propuesta no es baladí. Hubo una primera tentativa en Elorriaga con una estancia similar, pero en los planes de esta joven la zona del pantano no tenía parangón. Al margen de las inmejorables vistas y las conexiones con otros lugares de interés, resulta "fundamental" la tranquilidad que se respira en este lugar, un aspecto que facilita las cosas para "perder el miedo y soltarse a hablar en público", apunta Tamayo.
Inglés bajo demanda Hasta la fecha, este centro para la enseñanza de inglés, y ocasionalmente de español si surge la demanda, ha impartido ya varios cursos. El boca a boca, reconoce le emprendedora, está siendo "la mejor carta de presentación" del proyecto, al que Tamayo vaticina "un largo recorrido". El perfil de sus visitantes es variado, desde estudiantes hasta empresas, autónomos o secretarias, y la singularidad física y formativa de este centro también da para acoger casos exclusivos como el de un alto ejecutivo de una de las principales compañías de Álava, que permaneció encerrado durante un mes practicando inglés sin descanso en lugar de desplazarse al extranjero. Ni que decir tiene que el ahorro económico en este caso fue sustancial.
A cargo de la formación se encuentra una plantilla de profesores nativos que se adaptan a las necesidades del cliente, sea cual sea su nivel. Así, por ejemplo, son habituales talleres del tipo international cooking, que pretenden romper tabúes y miedos en torno a la cocina, travelling, que está destinado a jóvenes que necesitan formarse o perfeccionar destrezas para viajar a países de habla inglesa, o phone calls and emails, cuyo objetivo final son los profesionales que necesitan el inglés tanto telefónicamente como a través de email.
Parrilla, txoko y bodega Para integrar lo antes posible a cada alumno en la dinámica de grupo la casona ha sido decorada a puro capricho, "buscando sensaciones lo más parecidas a las que uno tiene en su propia casa", sostiene la joven ahora desde el jardín de la finca, que ofrece unas vistas imponentes del pantano. El edificio consta de tres plantas y cuenta con cuatro habitaciones con capacidad para doce personas. También ofrece txoko y el mencionado jardín, parrilla incluida, así como una bodega subterránea que, de momento, aún está en proyecto. Son espacios singulares para una forma de aprender singular. "Si a mí me sirvió cuando estudiaba en el extranjero, ¿por qué no va a funcionar aquí?", concluye su promotora.