laguardia. Wall-Ye es un robot construido por Cristophe Millot, un inventor francés de la región vinícola de Borgoña que es capaz de identificar y cortar las vides que están en su óptimo estado de maduración a un ritmo de 600 plantas al día. El robot mide 50 centímetros de alto, pesa sólo 20 kilos y es completamente autónomo gracias a unas células solares que le proporcionan energía. En su cuerpo integra seis cámaras y un GPS que utiliza para navegar entre los viñedos. Las cámaras sirven también para, en conjunción con un software de modelado 3D, identificar las vides que ya están listas para vendimiar por el tamaño y color de cada tipo de uva.

El prototipo es capaz de recolectar los racimos gracias a unos brazos pequeños terminados en unas tijeras de podar. El inconveniente es que los deja en el lugar, por lo que le falta complementar un sistema de recogida y transporte hasta el tractor. Esta iniciativa no es única y también se conocen otros proyectos robóticos, como los de Vision Robotics en California y el de la Universidad de Canterbury en Australia, que trabajan en proyectos similares. Una novedosa máquina que todavía no deja ver por las tierras de Rioja Alavesa donde, por el contrario, sí que cada campaña de la vendimia se pueden ver vendimiadoras automáticas, aunque aún no demasiado perfeccionadas.