BArrundia es uno de los municipios más extensos del territorio histórico de Álava, con casi un centenar de kilómetros cuadrados de superficie, pero también uno de los de menor densidad de población, al no llegar ésta al millar de habitantes, 928 según los datos del Instituto Vasco de Estadística Eusgat, distribuidos en trece juntas administrativas: Audikana, Dallo, Elgea, Etura, Etxabarri-Urtupina, Gebara, Heredia, Hermua, Larrea, Marieta, Maturana, Mendixur y Ozaeta; tres núcleos: Urizar, Zuhatzola y Larrintzar, y dos despoblados con mucha vida: Garaio y Otaza.
Haciendo buenas máximas como ésa que dice que lo pequeño es hermoso o aquella otra que aconseja pensar globalmente y actuar localmente, hace tres años hubo una propuesta en una reunión del concejo de Ozaeta, que planteaba la posibilidad de disponer de un espacio físico en el cual pudieran intercambiarse los productos generados en las huertas locales. La Junta Administrativa puso a disposición del grupo promotor de esta iniciativa unos locales de su propiedad, con un alquiler simbólico. Se empezó con media docena de vecinos de Ozaeta, enseguida la idea comenzó a extenderse al resto de Barrundia y, luego, como dicen ellos, al resto del mundo. Desde el principio se planteó la utilización de los locales no sólo para la venta de los productos de los socios, sino también para la realización de actividades de diverso tipo y como lugar de reunión, especialmente para las mujeres del municipio.
Se constituyeron como asociación de consumidores con un funcionamiento asambleario, es decir, que las decisiones se toman en las reuniones que se celebran cada dos martes, donde también se reparten los trabajos a realizar. Todo es voluntario, lo cual significa que tanto el trabajo como la gestión están en manos de los socios, 106 en la actualidad, de los cuales 57 son de Ozaeta, 28 del resto de Barrundia y 21 de fuera del municipio; 60 son hombres y 46 mujeres. Los productos aportados por los socios no conllevan beneficios para el economato como tal, sí por supuesto para sus socios, tanto en su faceta de compradores, al acceder a los productos con precios más asequibles; como en la de vendedores, por lo cual aportan una cuota asequible de cinco euros para los de Ozaeta, diez para los de Barrundia y veinte para el resto.
Productos ecológicos No todo lo que se vende en el economato es producido por sus socios. Existen productos que se traen de fuera, con preferencia de la misma Llanada, porque no se producen en Barrundia, pero también se acordó abrir la posibilidad de venta de productos de procedencia más lejana, pero con una condición, que sean ecológicos.
Así se venden, por ejemplo, naranjas, pero de cultivo ecológico, y también pasta o arroz con los mismas exigencias. También productos de comercio justo. Como los alimentos locales tienen el precio que marcan sus productores, a los de fuera se les carga un porcentaje de beneficio para el economato. En cuanto a los autóctonos también hay una tendencia a ir introduciendo los métodos ecológicos. Como ejemplo, se venden huevos de las gallinas de la zona, pero también se anima a esos productores a adquirir piensos ecológicos que se comercializan en el mismo economato. También se han realizado acciones similares con las semillas.
El centro ha recibido algunas subvenciones del Gobierno Vasco, siempre bajo la premisa de que se trata de una entidad sin ánimo de lucro y, con vistas al futuro, se ha planteado la posibilidad de generar algún puesto de trabajo, pero todos estos asuntos están siempre en manos de la decisión consensuada de los socios.
El economato de Ozaeta no se limita a ser un lugar donde se compran y venden productos con unas determinadas características, sino que organiza, además, diversas actividades, dirigidas tanto a sus socios como al vecindario en general. Así se han llevado a cabo talleres, especialmente en torno a la alimentación, dedicados a la repostería o a la elaboración de pan de pasteles o de yogur, pero también a otros temas como la fabricación de velas o sobre temas relacionados con la horticultura, como la realización de semilleros. Asimismo, se han organizado visitas a productores ecológicos. Y no sólo se ponen a disposición de los socios del economato de Ozaeta productos alimenticios, sino que los artesanos de la zona también pueden vender en él sus manufacturas.
Socialización El economato de Ozaeta presta una especial atención a esos sectores que en los pueblos, por su propia naturaleza, corren riesgo de sufrir cierta marginación. Una de las reivindicaciones más recurrentes de los habitantes de los pueblos es la de que las prestaciones que reciben a cambio de los impuestos que pagan sean similares a las de las de los ciudadanos urbanos, es decir, que la calidad de vida sea similar.
Sin embargo, la experiencia dice que no es fácil en la práctica y que los colectivos más afectados suelen ser la infancia y las mujeres, especialmente las más mayores, por la sencilla razón de que son los que tienen menos disponibilidad para trasladarse a la ciudad. Por eso, para paliar esos déficits en la medida de sus posibilidades, los socios organizan actividades especialmente dirigidas a mujeres y niños, habiéndose convertido en un centro de reunión para ellos. De hecho, los chavales disponen de un txoko, donde pueden jugar, pintar, leer, charlar o simplemente pasar el rato.
Además, dentro de la actividad propia del economato, pueden llevar sus propios productos, huevos o nueces, por ejemplo, y así conseguir algún dinero para sus gastos. Dentro de la dinámica de los nuevos vecinos llegados a los pueblos en los últimos años, el economato también constituye un buen lugar de reunión, donde pueden conocerse entre sí y conocer a la gente del pueblo "de toda la vida".
El ejemplo de esta experiencia de Ozaeta y Barrundia ha calado en otros lugares de Álava, así se han puesto en marcha iniciativas similares en Zigoitia y Aramaio, y se han interesado en Trebiño y Kuartango. Entre los proyectos de los socios del economato de Ozaeta se encuentra crear un servicio para compartir herramientas, organizar mercadillos de utensilios que ya no se usan en las casas o ferias, de lo que un satisfactorio experimento ya se realizó el pasado mes de octubre, con una alubiada para todos los asistentes. Otra idea que puede resultar interesante es la de centralizar los pedidos para los vendedores ambulantes que recorren periódicamente los pueblos, de manera que si los vecinos no se encuentran en sus casas, puedan recoger sus pedidos en el economato.
En definitiva, el economato de Ozaeta ofrece la prueba de cómo con imaginación y ganas, puede facilitarse de una manera creativa la vida de los habitantes de los pequeños pueblos de Álava. Un ejemplo de autogestión para demostrar que es posible otra manera de hacer las cosas, promoviendo los valores comunitarios.