Vitoria. "ACCA continúa". El mensaje que transmiten los responsables de la todavía vigente Asociación de Cotos de Caza de Álava es claro y tranquilizador. Han retomado las buenas relaciones con la Diputación, manifestado su intención de poner orden dentro de la agrupación y el próximo 3 de septiembre -primer día hábil después de las vacaciones- van a presentar una demanda ante los juzgados vitorianos para solicitar la suspensión cautelar de la disolución de la asociación. A pesar de que el pasado mayo se anunció la desintegración de ACCA, aseguran que el camino iniciado por la comisión liquidadora puede desandarse y que la unión de los cotos del territorio será más beneficiosa que la atomización del sector.

El principal lastre que entorpecía el avance de la asociación, referente al pago de la póliza de seguros por accidentes de tráfico provocados por animales, puede encontrar solución después de que se haya restablecido el clima de confianza con la Diputación e incluso dentro de dos años podría desaparecer por completo en virtud de una directriz europea que deriva el problema hacia los seguros propios de los vehículos.

Así las cosas, ACCA, que a día de hoy todavía cuenta con el apoyo de la mayoría de los cotos ubicados dentro del territorio, anuncia calma tras la tormenta y confía en que los juzgados permitan la continuidad de la asociación más veterana del territorio. Después de consultar con sus abogados, están convencidos de que existe base jurídica y creen que los magistrados atenderán su petición. Manu García, guarda de la asociación, Santiago Asurmendi, representante del coto de Albéniz, y Txema López de Sabando, portavoz del Coto Goiurko, son los encargados de trasladar el anuncio de sosiego a los cazadores alaveses. Recuerdan que el pasado mes de mayo, cuando la anterior junta directiva de ACCA negociaba con la Diputación el convenio de 2012 y el seguro de accidentes que se ofertaba a los asociados, fue cuando se originó el conflicto que desembocó finalmente en el anuncio de disolución. En aquel momento, los anteriores responsables de la agrupación lanzaron un órdago al ente foral en el cual renunciaban al aprovechamiento cinegético del territorio a menos de que se les facilitara financiación para asumir el elevado importe que las aseguradoras reclamaban por la póliza.

tensiones internas La creciente tensión desembocó en un enfrentamiento abierto entre la Diputación y ACCA. Y, de forma paralela, provocó que la práctica totalidad de los cotos asociados se buscaran sus propios seguros al no renunciar a sus aprovechamientos cinegéticos. Rotas las negociaciones con los responsables forales e inmersos en un proceso de división interna, los integrantes de la junta directiva dimitieron. El siguiente paso lógico consistía en nombrar una nueva dirección, pero nadie parecía querer asumir las riendas de ACCA. Una comisión gestora se tuvo entonces que encargar de mantener la estructura y de convocar nuevas elecciones. Paralelamente, mantuvo tres reuniones con la Diputación y las aguas del consenso comenzaron a regresar a su cauce.

No obstante, la ausencia de candidaturas obligó a convocar una nueva asamblea para tratar el asunto de la disolución de ACCA, aunque no se dio el quórum exigido. Durante aquella reunión, la comisión gestora trató de comunicar la aparición de una plancha compuesta por cinco personas dispuesta a continuar con el proyecto, pero tal y como señala López de Sabando, "un grupo de asociados trató de boicotear la asamblea, impidió que se hablase de esta nueva candidatura y reclamó la disolución de ACCA".

Cuatro días más tarde tuvo lugar una nueva reunión en la que se presentó finalmente la plancha y se animó a todos los que estuvieran a favor de la disolución a abandonar ACCA de forma pacífica. "No tenía sentido ese afán por desmantelar una asociación cuando muchos de los socios querían seguir", acota Asurmendi. Sin embargo, por un margen de dos votos de diferencia, se aprobó finalmente la disolución y se creó una comisión liquidadora.

intereses ocultos Dos días después de aquel encuentro, el pasado 1 de agosto, los actuales responsables de ACCA fueron informados de que dos técnicos de la asociación y un guarda habían convocado a una docena de asociados a una reunión en Murgia, "más concretamente en los locales de Zuia Sport". Allí, aseguran, se les presentó un nuevo proyecto asociativo y se les ofreció la correspondiente prestación de servicios vinculada a esta estructura. "Ahí nos empezó a cuadrar un poco a los miembros de la comisión gestora el interés tan desmedido de algunos por liquidar la asociación", resumen. "Y lo más significativo -agregan- es que esas tres personas convocantes siguen siendo trabajadores de plantilla de ACCA".

"Queremos transmitir que existe un grupo de asociados de ACCA que cree posible continuar con la agrupación más antigua de Álava y que está dispuesto a defender el prestigio que aún mantiene en el resto del Estado. Por ello vamos a presentar una demanda en el Juzgado por defectos de forma en dos actuaciones llevadas a cabo dentro del proceso de disolución. También vamos a solicitar la suspensión cautelar del acuerdo de disolución para que ACCA siga prestando todos sus servicios", resume López de Sabando.

Dentro de este colectivo que apuesta por la supervivencia de la asociación, se encuentra el resto de la plantilla de ACCA, es decir, cinco guardas. "De hecho, a lo largo del mes de agosto se ha trabajado con total normalidad. Se ha suspendido el conflicto que se mantenía porque consideramos que carece de sentido cuando estamos hablando del futuro de la asociación", interviene García.