Vitoria. El Gobierno Vasco insiste en que pondrá todos los medios a su alcance para escapar de los recortes que plantea el Ejecutivo central en Educación. Está dispuesto incluso a recurrir ante el Tribunal Constitucional algunas de las medidas del ministro José Ignacio Wert, como la ampliación del horario lectivo de los docentes, decisiones que en Madrid ya han dejado varias jornadas de paro en los centros.
La campaña iniciada por el equipo de Patxi López en contra de la aplicación de las medidas anunciadas por el gabinete de Rajoy parecen haber calado en parte de la sociedad vasca. Prueba de ello es la desconvocatoria por parte de ELA y STEE-EILAS de la huelga planteada en el sector público para el próximo 31 de marzo, desconvocatoria a la que posteriormente se ha sumado LAB. Las centrales sindicales puede que hayan decidido darle un pequeño voto de confianza a Lakua, aunque sí celebrarán en este día "una jornada de lucha y movilización" y un paro de dos horas en el caso de LAB, ya que no quieren pasar por alto el mal momento que vive el sector.
El área que dirige Isabel Celaá ha lanzado un mensaje de tranquilidad a las familias. Insiste en que Euskadi mantendrá el número de alumnos por aula, y que no aumentará las tasas de la matrícula para ir a la universidad, o no al menos en la proporción que propone el Ministerio de Educación, que habla de subidas de un 50%. Tampoco se tendrá en cuenta la obligación de contar con un mínimo de 50 alumnos en primer curso para mantener una carrera. Otra de las medidas que se resiste a adoptar el Gobierno autonómico es el de la ampliación de las sustituciones a diez días.
Lo cierto es que pese a las promesas de que en el País Vasco no se aplicarán estos recortes, la comunidad educativa lleva ya tiempo notando un retroceso tanto en las condiciones de trabajo como en la atención que se presta al alumnado. En el último curso, no sólo se ha bajado el salario a los profesores sino que se han notado cambios en el funcionamiento de los centros que podrían estar repercutiendo ya en la calidad de la enseñanza.
casos concretos
Los recortes en Álava
Sin ir más lejos, en Álava a los recortes se les puede poner nombre y apellido. El Instituto Francisco de Vitoria es un claro ejemplo de ello. En las últimas semanas es noticia por el descontento que se respira en sus pasillos después de que el Departamento vasco de Educación haya decidido eliminar el Bachillerato, tanto el diurno como el nocturno, de su oferta académica. En otras palabras, se podría decir que han dejado al centro cojo de una pata.
La decisión ha podido ser la gota que colmado el vaso, pero lo cierto es que los recortes llevan todo este curso académico cebándose con éste y otros muchos centros educativos de Álava. Ya desde septiembre las bajas del profesorado se cubren de una forma bastante más precaria. El Gobierno Vasco ha dado la orden de que hasta el quinto día no se mande un sustituto, pero en la práctica la situación es mucho peor. "En la FP hemos tenido a nuestros alumnos hasta dos semanas enteras sin clase", explican profesores del instituto, que han preferido mantenerse en el anonimato.
La Formación Profesional es, de hecho, una de las ramas que han quedado más tocadas a pesar de todas las esperanzas que la consejera de Educación, Isabel Celaá, dice tener puestas en estos estudios como salida a la crisis económica. De hecho, desde este curso es necesario un mínimo de 12 alumnos para formar clase, en lugar de 10 como sucedía hasta ahora. Esta medida perjudica a las aulas de modelo D, es decir, a las de euskera, que son las que concentran menos demanda. Además, se ha reducido el número de profesores de apoyo, y ciertos programas, como el de Interculturalidad o PROA, claves en un centro educativo como éste en el que el alumnado inmigrante es mayoritario, se han quedado sin fondos.
Ahora, el Ministerio de Educación propone como medida de ahorro un aumento de la jornada lectiva de los docentes. En la actualidad los profesores de Secundaria deben destinar 17 horas semanales a la atención directa al alumnado, y Madrid quiere elevar este tiempo hasta las 25 horas. "Si se aplica, tendremos que hacer exámenes con más materia y no nos quedará tiempo para corregir trabajos por lo que sin duda iría en perjuicio de la calidad de la enseñanza", apuntan los docentes de este centro que, recuerdan, por cada hora de clase necesitan dos o tres más de preparación.
El tijeretazo, sin embargo, no sólo afecta a la plantilla de profesores. La familia es el otro pilar sobre el que se sostiene el peso de los recortes introducidos desde las administraciones en materia de Educación. El Ayuntamiento de Vitoria, por ejemplo, acaba de anunciar que a partir del próximo curso cobrará una cuota a las familias que quieran llevar a su hijos de dos años a una escuela infantil municipal. Además, reducirá su horario de forma que por la tarde no habrá servicio.
La noticia ha caído como un jarro de agua fría entre los padres con bebés, que insisten en que "no es el momento para tomar este tipo de medidas". Así lo cree Leila Martín, que además de ser portavoz vecinal en Zabalgana, está a punto de dar a luz a su primer hijo. "Es el peor momento, la gente está ahogada económicamente y llevar a tu hijo a una escuela infantil constituye hoy en día una necesidad", afirma. La preocupación que existe entre los progenitores ha calado en el seno de Ehige, el colectivo que agrupa a las asociaciones de padres y madres de la escuela pública vasca, que no está dispuesto a aceptar un sólo recorte más en la enseñanza. Así se lo ha hecho saber al Gobierno Vasco, al que le pide que dé "los pasos necesarios" para impedir que se apliquen las medidas planteadas por el Ejecutivo de Rajoy. Cabe recordar que entre ellas está la posibilidad de aumentar el número de alumnos por aula, algo que preocupa especialmente a los padres.
También pendiente de cómo podrían afectar los recortes anunciados por el ministro Wert están los propios estudiantes, especialmente los universitarios. Madrid ha propuesto a las comunidades autónomas una modificación en el pago de las tasas universitarias que supone aumentar hasta un 50% -540 euros más al año- el coste de la matrícula para el estudiante recién llegado y elevar las penalizaciones a los repetidores, que podrían llegar a asumir el 100% del coste de una plaza, entre 5.000 y 7.000 euros, según estimaciones del Ministerio de Educación.
Los estudiantes de la UPV/EHU consideran la subida de "irracional" en vista de la difícil situación que se vive en muchos hogares vascos. En este sentido, recuerdan que los problemas para afrontar el pago de las cuotas han aumentado en los últimos años. "Cada vez son más los alumnos que piden pagar a plazos la matrícula, aunque es cierto que la Universidad se ha mostrado muy flexible hasta ahora", asegura Aratz Castro, presidente del Consejo de Estudiantes de la UPV/EHU. Eso sí, el colectivo denuncia el retraso en el abono de las becas.
En definitiva, denuncian que lo que verdaderamente se pretende desde el Ejecutivo central con esta medida sea establecer el "copago" de la enseñanza universitaria, algo que por otra parte ya existe, puesto que los alumnos ya asumen parte del coste de una carrera. "El problema de todo esto es que se está viendo al alumno como un coste para la sociedad en lugar de como una inversión", añade Castro. Recuerdan, además, que desde la entrada de Bolonia el precio medio del crédito en algunas carreras en Euskadi ha subido hasta un 40%. "Y no nos ha traído nada, ni grupos con menos alumnos ni sustituciones más rápidas", añade. En vista de sus palabras, para que en la universidad los recortes también ya se han empezado a notar.